‘Atentado’, las vidas sin finalizar de las víctimas

La estructura narrativa de la novela de Juana Salabert ahonda más en la vida de los damnificados y en quienes les rodean, dejando a los culpables como ejecutores del fanatismo

Agujeros de bala en el escaparate del restaurante Belle Équipe, convertido en un emoticono triste tras los atentados terroristas de París de 2015.LIONEL BONAVENTURE (AFP via Getty Images)

J. Ernesto Ayala-Dip

19 mar 2022 - 05:30CET

La nueva novela de Juana Salabert, Atentado, versa sobre un tema que ya fue tratado antes por dos escritores españoles, uno de ellos también director de cine; me refiero a Luis Mateo Díez y Manuel Gutiérrez Aragón. El primero con La piedra en el corazón y el segundo con La vida antes de marzo, transitaron con excelentes resultados narrativos los atentados terroristas de la estación de Atocha el 11 de marzo de 2004. De facturas literarias logradamente verosímiles, ambos autores bucearon no tanto en el hecho en sí, en el atentado y sus víctimas, como en todo lo que rodeó a esos trágicos hechos, desde lo personal, tanto víctimas y victimarios, como en lo colectivo. Respecto a su novela, afirmó en una entrevista Gutiérrez Aragón que se trataba de enfatizar más en la vida que en la muerte. Mateo Díez, por su parte, nos dice que nunca hay dolor ajeno que no sea el nuestro y a la vez que una tragedia personal apenas es un punto en medio de una tragedia colectiva.

La novela de Juana Salabert, de alguna manera, trabaja con los mismos presupuestos. Sólo que su estructura narrativa ahonda más en las víctimas y en quienes rodean a esas víctimas, dejando a los culpables como ejecutores del fanatismo, en este caso religioso. El tiempo de la novela es el que ocupa a los terroristas en cumplir su misión asesina: un atropello, seguido de un secuestro masivo en un teatro de una ciudad de provincias. Ese tiempo, diríamos cronológico, alterna con el tiempo de las víctimas y sus familiares, el tiempo de la esperanza, de la felicidad instantánea, del amor profesado y los equívocos cometidos. Atentado, como diría Gutiérrez Aragón, ahonda más en la vida. Así, Juana Salabert escribe sobre vidas finalizadas cuando menos lo esperaban. Tanto la vida de los que murieron en el atentado que se describe con mucha economía de recursos descriptivos como la de sus deudos.

De esta forma entra en juego la técnica narrativa que emplea su autora. Su escritura tiene que soldar aspectos de la vida de las víctimas antes del atentado, con la terrible aflicción que eso supone en sus familiares o amigos. Y Juana Salabert lo logra ampliamente. Así se suma con sobradas razones literarias a las novelas citadas más arriba.