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Librerías con sentido

Juana Salabert firmará ejemplares de su novela en la 71ª edición de la Feria del Libro de Madrid En su periplo por la ciudad, nos lleva a comer bacalao frito y de antigüedades

Juana Salabert en el restaurante El Chiscón de Castelló.
Juana Salabert en el restaurante El Chiscón de Castelló.BERNARDO PÉREZ

1. Sala 12 del Museo del Prado. Donde están los cuadros de Velázquez. Voy constantemente. El retrato de El príncipe Baltasar Carlos a caballo me entusiasma. Hay una tristeza y una luz en la mirada de ese Habsburgo que se murió tan joven que me tiene fascinada. Como si en la mirada de ese niño estuviera la caída del imperio.

2. La cuesta de Moyano. Solía ir durante los veranos con mi padre, que era periodista y escritor, y con él me aficioné mucho a las librerías. Me recuerda también a los bouquenistas parisienses, me hace sentir como en dos lugares a la vez.

3. El Chiscón de Castelló. Me gusta mucho tanto por sus platos de comida clásica, pero innovadora, como por su decoración, que también me recuerda a Francia. El equipo es maravilloso y organiza todos los años el Premio de Cuentos de Cocina Temáticos. Siempre que acabo una novela lo celebró ahí. Y desde que se lo enseñé a mi amiga Ana María Matute siempre que viene a Madrid nos encanta ir juntas. (Castelló, 3).

París-Madrid, ida y vuelta

Parte de su vida ha transcurrido entre París, donde nació en 1962, y Madrid, de donde es su familia. Entre sus obras, Velódromo de invierno, Premio Seix Barral, y la última, La faz de la tierra, sobre la violencia de género.

4. Librería Miraguano. Me gusta no solo porque me pille al lado de mi casa, sino porque los dueños son extraordinarios, libreros auténticos, y siempre que voy paso un rato de conversación literaria. Y como los buenos libreros, te recomiendan bien. Es un reducto maravilloso. El último libro que acabo de leer es Jezabel, de Irène Némirovskyène, una joya que recomiendo. (Hermosilla, 104).

5. Tipos Infames. Librería cafetería muy bonita, y los dueños también son encantadores. Presentar ahí una novela o ir a las de otros es una experiencia muy gratificante. También tomarte un café y a la vez hojear unos libros. Es un modelo inteligente y con sentido de la oportunidad. (San Joaquín, 3).

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6. Plaza del General Vara del Rey. Es una zona del Rastro donde se pone la gente con mantas y objetos. Me gusta ir sin ninguna idea preconcebida. El Rastro ha perdido como mercadillo con la oferta de cosas nuevas, se ha perdido ese mundo contado por Gómez de la Serna.

7. Casa Revuelta. Es un bar de toda la vida, muy antiguo y chiquitín donde hacen el mejor bacalao frito de Madrid para acompañarlo con una caña. Y también tiene una cocina madrileña muy buena, como callos o cosas así. (Latoneros, 3).

8. El Retiro. Siento ser típica, pero me enamoró desde niña. Ir ahí a perderte por todos los rincones, o a la Feria del Libro, a pasear en bici o simplemente a tomarte algo en cualquiera de sus terrazas, es una delicia. Tiene un punto de parque romántico y con espacios muy diferentes. Y la gruta junto al Palacio de Cristal, lo mismo que este palacete, es fascinante.

9. Coctelería Del Diego. Es estupendo para tomarte un cóctel. Por el trato sencillo, por su afabilidad y por la enorme calidad. Como no me gusta la ginebra siempre procuro tomar algo con vodka, y me gusta variar, no tengo uno fijo. (Reina, 12).

10. La Trastienda. Soy una entusiasta de la búsqueda de pequeñas antigüedades y en esta encuentro objetos del modernismo francés muy interesantes. (Alcalá, 64). También me gusta la tienda de Compra Venta de José Suárez (O’Donnell, 27), con piezas provenientes de Inglaterra.

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