Ilan Goldfajn promete una asamblea “histórica” para enfocar al BID hacia los problemas más urgentes
Comienza en Punta Cana la Reunión Anual de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que incluye a organizaciones de la sociedad civil por primera vez en 11 años
“No es una exageración decir que esta reunión anual es realmente histórica”. Así abrió Ilan Goldfajn, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Reunión Anual de Gobernadores de la institución este miércoles en la ciudad dominicana de Punta Cana. Con una ambiciosa agenda para reformar al Grupo BID, que reúne al banco, a su brazo privado y a su laboratorio financiero, Goldfajn busca enfocar el trabajo de la multilateral para tener mayor impacto. Al final del evento, que termina el domingo, los representantes de los 48 países miembros votarán por estos cambios.
“Esta será recordada durante años como la reunión anual que cambió al Grupo del BID y potencialmente a la región”, continuó Goldfajn, “por primera vez, proponemos tres cambios simultáneos que transformarán al Grupo BID en una institución más grande, mejor y con mayor impacto”. La primera propuesta es para cambiar la estrategia del BID para enfocarse en estrategias que reduzcan la pobreza, la desigualdad y el cambio climático. La segunda es un nuevo modelo de negocios y una nueva capitalización para el BID Invest, brazo privado del grupo. La última es cambiar el modelo económico del BID Lab, su laboratorio, que le permita triplicar los recursos que moviliza.
Goldfajn identificó “un triple desafío” para Latinoamérica: crecientes demandas sociales, como se observa en el descontento social de los últimos años; bajo crecimiento; y el impacto cada vez más frecuente del cambio climático. El BID desembolsó 11.100 millones de dólares en préstamos para proyectos de desarrollo en la región el año pasado.
“En este momento la región concentra además múltiples oportunidades en términos de transición energética, de creación de empleos, de cambio climático, de seguridad alimentaria y también en lo que es la preservación de la biodiversidad”, manifestó en la ceremonia de apertura la vicepresidenta de República Dominicana, país anfitrión. “Todos estos son temas que estoy segura que serán abordados al más alto nivel” en la reunión, agregó.
En la primera presentación del evento, Goldfajn y la directora de países de la institución, Anabel González, tomaron preguntas de los asistentes, en su mayoría representantes de organizaciones de la sociedad civil, quienes no habían sido invitados al evento anual más importante del BID desde 2013. Las preguntas giraron en torno a los derechos de personas de grupos originarios o indígenas, personas con discapacidad, así como la exclusión de mujeres empresarias, personas en pobreza o bajo la amenaza de inseguridad alimentaria.
“La relación del BID con la sociedad civil va a mejorar bajo esta administración. Nos necesitamos mutuamente y las personas a las que servimos nos necesitan para trabajar juntos y así poder mejorar vidas de manera de manera más efectiva”, dijo Goldfajn, quien tomó el puesto a finales de 2022. “Esta reunión anual creo que es histórica”, puntualizó el presidente.
El año pasado, el BID abrió una iniciativa para impulsar el desarrollo en la zona de la Amazonía, que comprende a Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam. Más de 42 millones de personas de grupos originarios habitan la región, dijo Goldfajn, y muchos viven la constante amenaza de la deforestación, la explotación desmedida de los recursos naturales y el crimen organizado. La inversión que el BID está haciendo en la zona está diseñada para detonar el crecimiento a través de la agricultura y silvicultura sostenibles y la conectividad, según informó la institución.
En representación de los pobladores en esta región, tomó el escenario Nadino Calapucha, kichwa ecuatoriano y defensor de esos pueblos indígenas. Según estudios publicados en 2020, el 82% de la biodiversidad mejor conservada del planeta estaban en territorios de los pueblos indígenas, dijo el activista. “Pero esa defensa no ha sido gratis. Nos ha costado vidas”, señaló.
“Tienen que trabajar juntos con los conocimientos modernos, con la tecnología y con la ciencia occidental o contemporánea para responder a esta crisis. Pero la bioeconomía. Se tiene que pensar en proteger los bosques, porque si es que se promueve la deforestación, si se promueve la violación de derechos humanos, si se promueve la destrucción de nuestra madre naturaleza, no sería una economía equilibrada, no sería una bioeconomía, seguiría siendo una economía que explota sin medir los derechos de la naturaleza y los derechos humanos”.
En cuanto a la inclusión de las mujeres en el sistema financiero, el economista jefe para Latinoamérica del BID, Eric Parrado, compartió los hallazgos preliminares de un estudio hecho en Chile. “Hicimos un experimento en Chile donde contratamos actores y actrices para pedir crédito en el sistema bancario. ¿Y adivinen qué? Encontramos que hay discriminación en contra de las mujeres en acceso al crédito”, dijo al micrófono, ocasionando un asombro audible del público.
“Si uno mide cuánto se deja de prestar, son 12.000 millones de dólares asumiendo el mismo riesgo entre hombres en mujeres, porque son las mismas características, la única diferencia en que los hombres son distintos a las mujeres, pero socioeconómicamente son iguales”, agregó Parrado. El especialista consideró que hay una oportunidad en términos de crecimiento y productividad muy grande si este hallazgo se extrapola al resto de la región.
Por su parte, y también como parte del evento, la Vicepresidenta de Sectores y Conocimiento del BID, Ana María Ibáñez, charló con periodistas sobre un estudio de amplio alcance sobre la desigualdad en América Latina y el Caribe. Ibáñez y su equipo encontraron que esta es la región más desigual del mundo. El 10% que gana más gana 12 veces más que el 10% más pobre. Además, uno de cada cinco ciudadanos de América Latina y el Caribe es pobre.
“Existían muchos lugares comunes sobre la desigualdad” dijo la economista colombiana, “y se necesitaba una mirada profunda para saber cuáles eran las causas, que son muchas, y pensar qué se puede hacer para reducirla”. El estudio inició hace tres años y se hizo en asociación con la London School of Economics (LSE), la Universidad de Yale y el Instituto de Estudios Fiscales del Reino Unido (IFS, por su sigla en inglés) entre otras organizaciones.
Más de 60 investigadores encontraron que en Colombia, Chile y Uruguay, alrededor del 1% de la población controla entre el 37% y el 40% de la riqueza total, mientras que la mitad más pobre de la población controla sólo una décima parte de la riqueza. Esto se compara con el rango del entre 20% y 30% en Europa occidental y Escandinavia. En Estados Unidos, la proporción es similar con el 42%.
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