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Nadino Calapucha, el músico que canta a la Amazonía

El activista medioambiental compagina su trabajo como defensor de los derechos de los pueblos nativos con su papel como músico y líder de Kambak, un grupo que busca que niños y jóvenes se sientan identificados con sus tradiciones, territorios y cultura con letras a favor de la selva amazónica y del orgullo de ser indígena

Nadino Calapucha, en una imagen promocional de Kambak.
Nadino Calapucha, en una imagen promocional de Kambak.Cedida por Kambak

De espaldas, las ropas oscuras y la larga melena negra que le llega casi a la cadera lo asemejan más a un cantante de rock o de heavy metal. Nadino Calapucha (Arajuno Pastasa, 31 años) no es un músico al uso, de esos que cantan al amor, a las rupturas o a la vida. Él canta a la Amazonía, a los pueblos indígenas que la habitan y a toda la riqueza cultural y tradicional de esta parte del mundo.

Nadino Calapucha es un joven kichwa ecuatoriano, el quinto de 10 hermanos. Criado con sus abuelos hasta los 11 años, a esa edad tuvo que dejar la selva amazónica donde había vivido y desplazarse a la ciudad para estudiar. Recuerda ese momento como algo traumático, marcado por el simbólico gesto del corte de pelo al que le obligaron para poder entrar al colegio. “El pelo largo es fortaleza. Se supone que ahí están guardados todos los conocimientos, sabiduría y energía que vas acumulando en el tiempo, pero también es una conexión con la tierra. Entendemos que también por ahí nos conectamos. Y muchos más allá, es también un símbolo de resistencia, de lucha”, explica Calapucha, reivindicando este símbolo físico como parte de su pertenencia a la cultura indígena.

En 2020, la Amazonía perdió cerca de 2,3 millones de hectáreas de bosque primario en los nueve países que forman la cuenca amazónica

Actualmente, en Ecuador hay 1,1 millones de indígenas de 14 nacionalidades distintas, de los cuales el 24,1% vive en la Amazonía, según datos del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA). Un informe de Unicef de 2014 denunciaba que cerca del 90% de niños y adolescentes indígenas reside en hogares en situación de pobreza en Ecuador. La discriminación también es otro de los problemas a los que debe enfrentarse la población indígena. En 2019, el Consejo Nacional para la Igualdad de Pueblos y Nacionalidades ecuatoriano llamó la atención sobre distintos mensajes de odio y situaciones de racismo hacia indígenas a raíz de las protestas que hubo en el país en octubre de ese año.

Nadino Calapucha y Claudette Labonde, del equipo de COICA, participando en una performance a favor de la protección de la Amazonía organizada en el marco del congreso de la IUCN en Marsella el pasado mes de septiembre.
Nadino Calapucha y Claudette Labonde, del equipo de COICA, participando en una performance a favor de la protección de la Amazonía organizada en el marco del congreso de la IUCN en Marsella el pasado mes de septiembre.Rocío Periago

La música fue el refugio para Calapucha, que comenzó colaborando con un grupo del colegio en el que tocaba instrumentos andinos; también creó un grupo de danzas tradicionales con varios amigos. Poco a poco fue también involucrándose en el mundo organizativo juvenil, formó parte del consejo de estudiantes y llegó a participar en espacios regionales y nacionales como representante de la niñez y la adolescencia indígena de su país.

Cuando Calapucha habla de sí mismo sobre su experiencia desde que salió de la selva, lo hace en tercera persona, como si su historia no fuera la suya, sino el relato de la vida de otro joven que descubre que es diferente al resto y que pelea por mantener su cultura, sus tradiciones y su identidad a pesar de estar fuera de su hogar. “Siempre he sido esa persona que se cuestiona, que no se conforma con lo que está pasando, que no se conforma con las realidades”.

La pérdida del bosque primario amazónico

La realidad actual muestra que la Amazonía está desapareciendo a un ritmo alarmante: solo entre agosto de 2019 y julio de 2020 se perdieron 626 millones de árboles y 11.088 kilometros cuadrados fueron deforestados, lo que equivaldría a una extensión de 4.340 campos de fútbol cada día, según datos de Greenpeace.

Por otra parte, el informe final de deforestación del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) concluye que en 2020 se perdieron cerca de 2.300 millones de hectáreas de bosque primario en los nueve países que forman la cuenca amazónica. Esto representa un aumento del 17% en comparación con el año anterior y es el tercer registro más alto desde el año 2000. El mismo informe indica que 2020 fue el año en que Ecuador registró la pérdida de bosque primario amazónico históricamente más alta. A finales del mes de agosto 2021, MAAP denunciaba una nueva deforestación para la ampliación de las infraestructuras de un proyecto de extracción de hidrocarburos dirigido por la empresa petrolera estatal Petroecuador en el Parque Nacional Yasuni (Ecuador), Este es uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo y que cuenta con una gran parte de su territorio considerado zona intangible, es decir, una reserva creada para proteger el territorio de comunidades indígenas.

En 2020, Ecuador registró la pérdida de bosque primario amazónico más alta de su historia

Las causas principales de esta pérdida de masa forestal son múltiples: muchas veces se deben a la expansión del pasto para el ganado o los monocultivos. También a la tala ilegal de madera, a la extracción de hidrocarburos, minerales y otros recursos naturales o a las acciones de violencia contra las poblaciones indígenas, principales garantes de la biodiversidad en sus territorios. A pesar del compromiso de estados y organizaciones por proteger el mayor bosque tropical del mundo, la crisis climática y los diferentes intereses de empresas privadas y gobiernos hacen muy complicado llevar a la práctica soluciones realmente efectivas para frenar esta deforestación.

Calapucha combina su faceta musical con su trabajo como coordinador técnico en la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), donde desarrolla su labor como activista acercándose todo lo posible a la realidad de las comunidades. “Ahorita tenemos una COICA que se conecta y dialoga con el territorio, que recoge el espíritu de estos y lo trae acá, porque la misión de la COICA es hacer vocería internacional, un tutelaje de derechos a nivel internacional, pero no puedes efectuarlo si no estás conectado a las bases. Creo que estamos respondiendo a la sabiduría que nos han dejado los abuelos”, explica orgulloso. El pasado mes de septiembre, en el Congreso Mundial de la Naturaleza celebrado en Marsella, fue aprobada la propuesta Amazonía 80x25, una iniciativa que busca proteger el 80% de la cuenca amazónica en 2025 presentada por COICA y otras organizaciones. También participó, junto a otros compañeros, en la COP26 en Glasgow ante numerosos líderes mundiales defendiendo el valor de los pueblos indígenas en la conservación de la biodiversidad.

Música para salvar la lengua

En este contexto de defensa de los territorios y la naturaleza, búsqueda de identidad y de reivindicación de la cultura de los pueblos indígenas surge Kambak, que en kichwa significa “tuyo o para ti”. Nadino Calapucha recuerda que cuando volvía a su comunidad, cada vez notaba que los niños hablaban menos su lengua nativa, el kichwa, y que eso pasaba también en otras comunidades. Muchas veces, esto se producía por iniciativa de los propios padres para que sus hijos no fueran discriminados y no se burlaran de ellos, a pesar de la pérdida cultural que suponía. “Mi abuelo decía que nuestra lengua es sagrada. Que nuestro idioma conversa con los animales, con las plantas, con los espíritus. Que ellos entienden únicamente nuestras lenguas”, explica. La preocupación por esa situación fue el germen de crear un proyecto en el que los niños y jóvenes se sintieran identificados con su lengua, que vieran en ella una parte de su identidad y estuvieran orgullosos de la misma, y la música fue la herramienta de la que se sirvió para darle forma.

La música es una forma de luchar que te llega al corazón, que te llega a la conciencia y te sensibiliza, porque las artes tienen esa fortaleza de llegar a la conciencia de la sociedad para transformarla

“Nosotros decimos que no se construye el presente sin conocer o valorar el pasado. También decimos que no podemos construir el presente y el futuro de nuestros pueblos si solo estamos hablando, si no pasamos a actuar”. Con esta premisa, nació musicalmente Kambak en 2013 de la mano de Nadino Calapucha junto con Ardito Cerda, un compañero del colegio y Aitiziber Quintana, una voluntaria vasca que estaba trabajando con las comunidades en ese momento. “Fuimos nosotros tres los que iniciamos, aunque después han pasado otros integrantes, porque Kambak es algo dinámico, vienen, se van por varias razones, se suman (…) El grupo ha ido cambiando de dinámica, pero la música sigue y yo sigo ahí de pie.”

Kambak hace una fusión de música tradicional y música contemporánea, utilizando instrumentos actuales, pero cantando en kichwa. “Quería hacer una música con que la gente se identifique” expone Calapucha. En 2015 grabaron su primer disco a través de un crowdfunding. Sin grandes recursos económicos y dirigiéndose a un público infantil y juvenil indígena principalmente, Kambak ha ido haciendo conciertos por toda la cuenca amazónica, reivindicando en sus letras el orgullo de ser indígena, contando historias de sus tradiciones y su cultura, poniendo en valor la naturaleza y la defensa de los territorios. Algunos de los videos que tienen en Youtube acumulan centenares de miles de reproducciones y su último videoclip Amazonía Indomable tiene un potente mensaje de cara a la protección de la selva amazónica. En 2019 Kambak recibió el tercer premio en el Certamen a la Innovación de las Juventudes Indígenas de América Latina y el Caribe que se celebró en Lima. “Yo no pensaba vivir de esto, solo quería aportar, fortalecer la lengua y que los niños se enamoraran, se encariñaran y se empoderaran de su cultura, de su lengua, de la Amazonía, que no estaban conscientes de lo que estaban perdiendo. Y también defender y visibilizar al mundo lo que es la Amazonía”, cuenta orgulloso, echando la vista atrás.

Sueño con que podamos vivir tranquilos y en armonía. Eso es lo que me inspira para componer

Ahora mismo el grupo está formado por nuevos miembros, en los que se mezclan jóvenes músicos indígenas y no indígenas. A pesar de estos continuos cambios, no parece que la idea y objetivos del grupo se estén perdiendo: “la imagen de Kambak sigo siento yo, de hecho, el que compone las canciones y la letra soy yo. Creo que la música es una forma de luchar por los derechos de los pueblos indígenas, una forma de luchar que te llega al corazón, que te llega a la conciencia y te sensibiliza, porque las artes tienen esa fortaleza de llegar a la conciencia de la sociedad para transformarla”.

Calapucha cuenta que aún no tiene cerrado ningún concierto con Kambak para los próximos meses, pero su objetivo es producir un nuevo disco y seguir conectando con las comunidades. “Me inspiran a componer la Amazonía y los pueblos. Muchas veces no me visualizo yo en una canción: visualizo a la gente, visualizo a los pueblos, visualizo a la Amazonía. Sueño con eso, con que podamos vivir tranquilos y en armonía. Eso es lo que me inspira en realidad”.

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