‘Aún estoy aquí’, el fenómeno cinematográfico brasileño que revive en los cines el trauma de la dictadura
Tres millones de espectadores han visto la película, cuya protagonista, Fernanda Torres, ganó el Globo de Oro mientras Brasil conmemora el aniversario del intento de golpe en 2023
La única de las candidatas a mejor actriz de drama en los Globos de Oro que podría pasear tranquilamente por las calles de Los Ángeles, y de medio planeta, sin que nadie reparara demasiado en ella venció el pasado domingo. La brasileña Fernanda Torres, de 59 años, protagonista de Ainda Estou Aqui (Aún estoy aquí), que cuenta la historia real de la esposa de un desaparecido de la dictadura, se llevó la gloria al vencer a un quinteto del calibre de Kate Winslet, Nicole Kidman, Angelina Jolie, Tilda Swinton y Pamela Anderson.
Brasil celebró por todo lo alto este premio, inédito en el palmarés nacional, para una película convertida en fenómeno en los cines. Tres millones de espectadores han visto en Brasil en dos meses este filme que se asoma a un trauma del pasado que resuena con fuerza en la actualidad, con el segundo aniversario del ataque bolsonarista al corazón del poder en Brasilia y la investigación por golpismo al expresidente Jair Bolsonaro, un antiguo militar nostálgico de la dictadura.
Aún estoy aquí, del cineasta Walter Salles, se estrenó en el festival de Venecia en 2024, el 60ª aniversario del golpe militar perpetrado en nombre del anticomunismo. Inauguró allí la temporada de premios, con el galardón al mejor guion. Después pasó por el Festival de San Sebastián y llegará a los cines españoles el 25 de febrero. Para los brasileños que vivieron los tiempos de los presidentes-generales (1964-1985), la película permite revisitar aquel trauma; para los que aún no habían nacido, es una invitación a asomarse a los años de plomo, que Bolsonaro relativiza. Un día cualquiera del pasado diciembre, al terminar la proyección en un céntrico cine de São Paulo, el público estalló en aplausos y un grupo de jóvenes espectadoras coreó en pie “¡Ditadura, nunca mais!”.
Ninguna había nacido en 1971, cuando arranca la película. La abogada Eunice Paiva (interpretada por Fernanda Torres) y el diputado Rubens Paiva (Selton Mello), para entonces apartado ya del cargo por los militares, llevan una vida a primera vista idílica con sus cinco hijos en una bonita casa frente a la playa, en Río de Janeiro. Como si la dictadura fuera una realidad de otra galaxia. La protagonista desconoce las actividades clandestinas de su esposo. Hasta que un día la represión los golpea con toda la fuerza cuando unos tipos de paisano irrumpen en su apacible vida de baños en el mar, fiestas con los amigos y salidas a comer en familia para llevarse detenido al matrimonio y a una de sus hijas.
La película, basada en la autobiografía de un hijo de los Paiva, narra la historia desde la perspectiva de su madre. La empezó a escribir cuando se dio cuenta de que tanto Eunice, enferma de Alzheimer, como Brasil empezaban a caer en la desmemoria.
Rodada en un estilo vintage, recuerda a las grabaciones en Super 8 de aquella época. El relato enlaza la lucha de la abogada por localizar a su marido con la batalla por sacar adelante a su familia hasta culminar en cómo se reinventa en una combativa defensora de los derechos de los desaparecidos de la dictadura y de los indígenas. La crítica de Variety la describió como un “retrato profundamente conmovedor de la memoria sensorial de una familia —y una nación— destrozada”.
Torres conquistó el Globo de Oro gracias a su interpretación y a una carambola porque el papel de Eunice solo le llegó tras la renuncia de otra actriz. Le dedicó el premio a su madre, Fernanda Montenegro, 95 años, la gran dama brasileña de la actuación que hace un cuarto de siglo acarició ese mismo galardón como protagonista de Estación Central de Brasil, dirigida también por Walter Salles. A aquel filme se le escapó el Oscar.
Por eso los premios para el filme y para Torres saben tan dulces en su tierra y en su familia. La venerada Fernanda Montenegro interpreta a la anciana Eunice ya anciana, un papel breve en el que actúa solo con los ojos. Tras el galardón a su hija, la matriarca recordó lo difícil que resulta para los artistas que crean por debajo de la línea del Ecuador, que su talento sea internacionalmente reconocido en el norte.
Política, pero contenida
El calendario quiso que este Globo de Oro llegara en el aniversario del asalto al Capitolio, en Washington, y a dos días del aniversario del de Brasilia. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva hábilmente convirtió el largometraje en una de las grandes referencias en el acto organizado para recordar el ataque del 8 de enero de 2023. “Aún estamos aquí”, proclamó orgulloso el mandatario izquierdista al defender la democracia, el diálogo con los discrepantes y el castigo a los culpables.
Aunque la temática del filme es evidentemente política, mantiene un tono contenido. Es “una historia contada de manera no panfletaria que emociona y enseña”, según el editorialista de O Globo, brazo periodístico del grupo Globo, coproductor del filme. Marcelo Rubens Paiva, autor del libro original Ainda Estou Aqui, ha enfatizado que la Comisión de la Verdad de 2014 fue crucial para reconstruir el capítulo más oscuro historia familiar.
País de dinastías
Reflejo de hasta qué punto Brasil es un país de dinastías, el dúo de las Fernandas, Torres y Montenegro. La primera ha logrado brillar por méritos propios, labrarse una carrera propia y ser reconocida profesionalmente sin quedar opacada por el excepcional talento de la matriarca. Menos se habla del origen del director Walter Salles. Consagrado y multipremiado con títulos como Diarios de motocicleta (2004) o Terra Estrangeira (1995), es rico de familia. La fortuna que heredó lo colocó hace mucho entre los cineastas y los brasileños más ricos del mundo con negocios en el sector bancario y minero. Uno de sus hermanos, João Moreira Salles, fundó la revista Piauí, un New Yorker brasileño, mientras un tercer hermano, Pedro, preside el banco Itaú.
Aunque Brasil es vasto y muy poblado, no choca que el cineasta Salles conociera a los Paiva de toda la vida, pero los caminos de algunas personas se cruzan de manera sorprendente. Bolsonaro, al que la justicia investiga por urdir un intento de golpe, creció en Eldorado (São Paulo), una ciudad donde los Paiva poseían muchas tierras, una finca familiar y donde el padre del diputado desaparecido de la película fue alcalde. Retrato Narrado, un perfil sonoro del expresidente (con versión en español), revela la obsesión y el resentimiento que el Bolsonaro adolescente tenía hacia los Paiva y cómo decidió enrolarse en el Ejército tras presenciar un espectacular operativo en la ciudad para atrapar al guerrillero más buscado del momento.
Aunque la Comisión de la Verdad señaló a los culpables, no los castigó. Cinco militares fueron denunciados por el asesinato del diputado Paiva, pero los procesos no culminaron. Tres ya han fallecido. Pero sus herederos y los dos que aún viven siguen recibiendo sus pensiones, que le cuestan 22.000 euros mensuales a la Unión, según descubrió ICL Notícias en el Portal de la Transparencia al hilo del éxito de la película brasileña del momento.
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