La gripe aviar sigue sacudiendo a Estados Unidos: ¿qué podemos esperar en el resto de América?
Más allá de la escasez de huevos, el virus H5N1 deja más de 66 contagios humanos y una muerte en Estados Unidos y prolonga el problema que se cuece en toda la región desde 2022
![Gripe Aviar en Estados Unidos](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2E4TRF2I5BGH7PRU5UJFRNPDU4.jpg?auth=9a6f415a84ec00e81bc290dc575167b5a5f8c805ca8d4d444efaa58b3db1e16a&width=414)
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Es una noticia cíclica. La gripe aviar nos preocupa periódicamente, ya sea porque se encuentran pájaros infectados, porque contagió a otros animales o porque, en los casos más alarmantes, llegó a los humanos. Los virus de las múltiples influenzas que existen conviven con nosotros desde hace años y sus brotes, “siempre van a ser una amenaza para la humanidad”, sentencia Carlos Eduardo Pérez, médico infectólogo de la Universidad Nacional de Colombia.
“Lo demuestra la capacidad de mutación que tienen estos virus, que los llevan a estar en diferentes especies”, recuerda el doctor. Incluyendo la especie humana. Desde hace unos meses, precisamente eso es lo que está pasando en Estados Unidos: a lo largo del 2024 y lo que llevamos de 2025, se detectaron en personas 66 infecciones del virus de gripe aviar y una muerte, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. El responsable es el clado 2.3.4.4b del subtipo H5N1, que circula en el continente americano desde 2021 y que se ha extendido a lo largo de la región a través de las aves migratorias.
Las personas son la punta del iceberg, pero en Estados Unidos además se ha detectado el virus en más de 11.500 pájaros salvajes y más de 156 millones de aves de corral se han visto afectadas por brotes en casi todos los estados del país, provocando que el precio de los huevos se dispare y que haya escasez en los supermercados. Esta gripe aviar también ha llegado a 959 rebaños de bovinos. Son cifras inusuales, especialmente por la afectación tan amplia a las granjas de vacas y la cantidad de casos en humanos.
Sin embargo, el problema dista de ser nuevo. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) contabiliza que, desde 2021, hay 19 países en la región que han reportado 2.950 brotes de H5N1 en aves domésticas y salvajes, además de 640 brotes en especies de mamíferos, desde alpacas hasta leones marinos. Hasta los contagios de Estados Unidos, solo dos personas se habían registrado infectadas con el virus, en Ecuador y Chile.
Para la entidad internacional, el riesgo que conlleva el H5N1 en este momento es “moderado”. En su informe, publicado en noviembre de 2024, razona que “el virus H5 ha evolucionado de manera constante desde 1996, pero nunca había infectado a tantas especies avícolas ni se había podido transmitir y replicar en ganado ni en mamíferos marinos”, algo que “plantea preocupación sobre el potencial de una mayor infectividad entre humanos”.
En diciembre, Science publicó un artículo que muestra que una sola mutación del virus podría hacer que se adaptara a los receptores humanos. A pesar de que el estudio se hizo manipulando el virus en el laboratorio, un escenario muy diferente a la naturaleza, es “un llamado de atención”, según Pérez. A la vez, otro estudio halló que nuestro sistema inmune puede ser capaz de reconocer al virus de la gripe aviar H5 sin haber tenido exposición previa, algo que puede suponer una “primera línea de defensa” en caso de que el patógeno logre expandirse más.
Para Rosa Elena Sarmiento, doctora del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la conclusión es clara: “No sabemos cuáles son los escenarios. ¡No sabemos! Se trata de la evolución viral natural”. Sarmiento recuerda que, por ejemplo, este clado de H5N1 “sí les produjo enfermedad a los bovinos, pero los gatos que consumieron su leche se murieron, y al humano que estuvo en contacto con ese virus del bovino le dio conjuntivitis”. Sin mayor información, parece una especie de lotería de síntomas y afectaciones provocadas por un virus que se comporta de una manera que todavía no entendemos.
Entenderlo, por lo tanto, es una de las prioridades. Pero la ciencia siempre va más lenta que los virus y, mientras tanto, el monitoreo del patógeno es vital. Sarmiento y un equipo de la UNAM y el Laboratorio Mixto Internacional Eldorado, se dedican, entre otras cosas, a eso. Hace tiempo que el Laboratorio monitorea los virus que circulan en los animales de la península del Yucatán, en México, y cuando el brote de gripe aviar llegó a Mérida en 2022, ofrecieron sus datos a las autoridades sanitarias. Ahora, establecieron un acuerdo para mantener la colaboración.
![Un hombre pesa piezas de pollo en un mercado en Ciudad de México, en marzo de 2024.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6ZEZBNZPMJEJ7KQBR6XVRLZ3AY.jpeg?auth=d4af5faedd7da4a061124683e49ead81d63be4d2105ba2b14bfec0778abb62b3&width=414)
“Se planifican las áreas prioritarias donde pueda haber un brote”, explica Ana Vigueras, compañera de Sarmiento e investigadora del Laboratorio. “Por ejemplo, cuerpos de agua que puedan ser zonas de descanso, sobre todo para las aves migratorias”. Su equipo rastrea aves silvestres que suelen estar en contacto con las migratorias y pueden diseminar el virus. Capturan los animales y toman diferentes muestras que les permiten “identificar en qué fase de la infección puede estar esa ave, si se está replicando el virus en el organismo, si ya lo está excretando (...) o si hubo una infección previa”, explica la científica.
Cuando el brote ya está activo, el equipo hace lo mismo con las aves fallecidas, y rastrea más contagios en un cerco alrededor de ese punto para entender cómo se disemina el virus. “Lo ideal siempre es hacer rastreos previos para poder prevenir algún brote”, recuerda Vigueras. Pero eso requiere recursos.
La OPS advierte de la débil colaboración regional
El informe de la OPS advierte que a muchos países del continente les “faltan planes estructurados para realizar una vigilancia intersectorial efectiva, lo que resulta en esfuerzos fragmentados (...) Aunque existen algunas iniciativas, la colaboración regional sigue siendo débil”. “Hacer un buen monitoreo es demasiado caro”, lamenta Sarmiento. Sin embargo, la microbióloga reconoce que, al menos en México, las cosas salieron bien en 2022: “existió la vigilancia, se pudo hacer la contención (...) se utilizó la vacunación y eso ayudó a controlar el virus”. Desde hace años, existe una vacuna contra el H5N1 para las aves que se ha usado ampliamente para cercar los brotes.
“Creo que sí estamos muy preparados y sí hay mucho interés”, opina Sarmiento. “Probablemente falten recursos para todos los países, pero sí se está trabajando mucho”. Un ejemplo es el panel de monitoreo de la OPS, que se alimenta en tiempo real de datos gubernamentales y académicos sobre la gripe aviar.
![Partículas del virus H5N1 de la gripe aviar (amarillo) cultivadas en células de riñón canino (azul).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VJVQ7PDUBJENTNQ4MZ3S3TJ7YM.jpg?auth=8031fdd5f2d38791e9aabb8da58c864750919cca99b1507d480f54ca8b837ec8&width=414)
“Siempre se pensó que el virus de la influenza era el más probable que produjera una pandemia”, recuerda el doctor Pérez. De alguna manera, eso ha llevado a que se fortalezca la “monitoría estrecha de este virus”. “Pero es que los virus son impredecibles, no depende de cuánto monitoreemos, sino de si estamos preparados si llega ese brote”. Tanto Pérez como Vigueras son relativamente optimistas. “Tenemos más de 100 años sabiendo que convivimos con la influenza y todos sus tipos y eso da un contexto histórico de cómo se hace la investigación, las estrategias de salud, el desarrollo de vacunas, las estrategias para monitorear”, reconoce la científica mexicana.
Sin embargo, eso no significa que se pueda bajar la guardia. Hay multitud de virus con origen animal que han saltado a los humanos, como el que provocó el Covid-19, el mpox, el ébola o el zika. La destrucción de ecosistemas y los cambios en el medio ambiente hacen que estos saltos sean cada vez más probables. De hecho, una de las hipótesis de Sarmiento que explicaría el comportamiento sin precedentes de la gripe aviar es que “los cambios en el clima” provocan “cambios en las rutas migratorias” que llevan a los animales a estar en zonas nuevas. “Cuidar la salud de nuestros ecosistemas y todo lo que lo conforma, como los animales, va a prevenir que nosotros sucumbamos a algunas enfermedades”, concluye Vigueras.
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