Las aldeas abandonadas españolas tienen remedio gracias a los inversores británicos de ‘Nuestro propio pueblo’
El canal Cosmo estrena un programa de reformas en el que familias inglesas dejan atrás su vida para rescatar pueblos por toda Europa
Recuperar el pueblo abandonado de un hombre que emigró desde el sur de Italia hasta Escocia a pie hace 180 años. Este es el sueño de un abogado británico de origen italiano que ha comprado las 15 casas que formaban la aldea de su bisabuelo para reconstruirlas y que viva allí su familia. Es una de las historias en las que el equipo de Nuestro propio pueblo está trabajando para su segunda temporada. Se trata de un programa original del canal británico Channel 4 donde varias familias inglesas salen de la comodidad de sus casas para rescatar pueblos y aldeas por Europa, entre ellos, tres en España. Cosmo emite el formato de lunes a jueves a las 21.00, también disponible bajo demanda en los principales operadores de pago.
El programa es la definición misma de capitalismo: personas que compran propiedades, que anteriormente eran hogares con ambiente de pueblo, para sacar rédito económico, alquilando esas viviendas a extranjeros que quieren descansar de sus estresantes vidas en la ciudad. Pero su productor Piero Sfreddo opina en una entrevista por videollamada: “Si la decisión está entre rehacerlos o dejarlos morir, prefiero lo primero”. El creador asegura que siempre existe el riesgo de que estos pueblos pierdan su esencia y su historia, pero “si desaparecen, se habrán perdido siglos de memoria de las personas que vivieron en ellos”.
La clave para Sfreddo está en ser fiel a lo que una vez fue ese lugar, pero de forma sostenible. “La agricultura, tipo de economía que sostenía estas aldeas, está muerta, hay que pensar de forma innovadora para conseguir que sobrevivan”, explica. De esta forma, los nuevos propietarios les dan “una nueva razón de ser”.
Cada episodio de Nuestro propio pueblo cuenta la historia de dos compradores y los pueblos que han adquirido. La mayoría huyen de los altos precios del Reino Unido en busca de paisajes deslumbrantes y un estilo de vida más tranquilo. En el caso de Julie y Steve Ward, la vida les dio un giro y les llevó de Norwich a Andalucía. Ambos cerraron su negocio y vendieron su casa para viajar por Europa con una caravana. Justo cuando se iban a instalar indefinidamente en un camping de Francia, se enamoraron de unas cuevas en Granada. Se pusieron en contacto con los dueños por Facebook y tras mucha negociación firmaron las escrituras. Así pasaron de una “semijubilación” a volver a emprender con Cuevas de la Paz.
La historia de sus grutas no es distinta a la de muchas otras que siguen abandonadas en el resto de la Península. Los pastores utilizaban estos huecos para resguardar al ganado y con el tiempo incluso se convirtieron en sus casas. Ahora este matrimonio recibe a turistas, en su mayoría españoles, que buscan un lugar en el que desconectar, aunque con conexión wifi, que falla durante la entrevista. “España es preciosa, el clima es fabuloso, la gente es realmente encantadora”, considera Julie. En su zona aún hay cuevas a la venta y su precio oscila entre los 12.000 y los 330.000 euros.
El programa está acompañado de un tono épico, incluso en la música que lo guía, que crea momentos de tensión en los que sus participantes, más que quitar las ramas secas de un granero o las telarañas de una lámpara, parece que van a la guerra. Aunque no quita que la tarea de revivir un pueblo sea sencilla. El mal estado de los inmuebles va desde problemas con los tejados y las fachadas a la demolición de casas enteras por daños en su estructura. Los Ward se encontraron con unas cuevas totalmente abandonadas, tenían techos con goteras, humedades en las paredes, fugas en la piscina y no había cableado eléctrico. “Dentro de las cuevas habían utilizado un producto llamado parafina, que es como una cera que evita la humedad, el problema es que cuando se moja se rompe, así que tuvimos que aspirar las paredes para quitar todas las escamas”, detalla Steve.
A la aventura del programa en España se han sumado otros dos británicos que desean recuperar la vida de dos pueblos en Asturias y Galicia. Marcial Doporto, que se fijó en una aldea de Lugo, cuenta con la ayuda de Benita y Senín, los últimos habitantes de la villa, para reconstruir la historia de O’Penso. Doporto conoce a Mark Adkinson, otro británico que después de 40 años viviendo en Galicia decidió montar junto a su mujer una inmobiliaria especializada en pazos y aldeas abandonadas. O’Penso se vendió por 225.000 euros, una cifra inferior a lo que pagaría Doporto por un piso de un dormitorio en Londres, según afirma. Casi dos décadas lleva Neil Christie arreglando un pueblo del concejo de Taramundi en Arruñada. En 2005, este inglés compró el pueblo por 45.000 euros y lo ha rehabilitado con sus propias manos. Entre sus propiedades están: ocho casas de piedra, un pequeño bosque, un arroyo y algo más de tres hectáreas de terreno.
Los nuevos propietarios se convierten en la envidia de los espectadores que alguna vez fantasearon con tener un pueblo a su entera disposición. Y se muestra que despertarse rodeado de un paisaje alucinante y una vida digna de cuento, en muchos casos, se consigue por menos de lo que cuesta la entrada de un piso o un coche.
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