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‘Las noches de Tefía’: el cabaret de los sueños reprimidos por el franquismo

La nueva ficción de Miguel del Arco, cuyo rodaje concluye este agosto, explora las vivencias y fantasías de los presos de un campo de concentración español durante la dictadura

Carolina Yuste, Patrick Criado y Javier Ruesga en el rodaje de una secuencia del cabaret de 'Las noches de Tefía'.
Carolina Yuste, Patrick Criado y Javier Ruesga en el rodaje de una secuencia del cabaret de 'Las noches de Tefía'.Jau Fornés

Se ruega silencio en la sala. El bullicio que reinaba hace menos de un minuto en la gran estancia del antiguo cine San Lorenzo de Colmenar Viejo (Madrid), reconvertido en cabaret, cesa con esta orden. Con todo el equipo en posición, el espectáculo puede comenzar. Y lo hace a lo grande. En el escenario, cerca de una veintena de intérpretes y bailarines maravillan con una onírica actuación de cabaret. Sobre sus cabezas, un letrero en el que se lee Tindaya. Esta no es una función real, y los que asisten como público son figurantes transformados en ciudadanos de otra época, tan parte de la acción como los artistas en escena. Este es el rodaje de Las noches de Tefía, la nueva serie surgida de la mente creativa del director y guionista Miguel del Arco y producida por Buendía Estudios con la participación de Atresmedia. Del Arco, una de las grandes voces del teatro español actual como director y dramaturgo y uno de los fundadores del desaparecido Teatro Pavón Kamikaze, Premio Nacional de Teatro en 2017, regresa a la televisión con este proyecto.

El relato de esta ficción se inspira en una realidad histórica. Entre 1954 y 1966, hubo en Fuerteventura un lugar que recibió el nombre de Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía. Esta denominación eufemística disimulaba la dura realidad de lo que fue un campo de concentración al que se enviaron a condenados por la Ley de vagos y maleantes. Aprobada en 1933 por el Congreso durante la Segunda República, esta orden tenía como fin castigar a los grupos considerados antisociales, como los vagabundos y proxenetas, y a partir de una reforma del régimen en 1954, también a los homosexuales. Por el campo de concentración pasó el protagonista ficticio de la historia, Airam Betancor, que en el año 2004 es entrevistado por un documentalista para dar a conocer la realidad de ese lugar. Betancor rememora su angustiosa experiencia como preso, pero también entremezcla los recuerdos de un espacio imaginario, el Tindaya, donde los condenados podían ser libres en un cabaret de fantasía.

Del Arco llevaba tiempo detrás de la idea de una serie sobre los campos de concentración franquistas. “Al comienzo de la década de los sesenta, se supone que el régimen comienza a abrirse al mundo con la llegada de turismo y demás. Pero en el fondo seguía siendo exactamente el mismo, y hay muy poca información de esos campos. El franquismo trató de borrar cualquier tipo de rastro”, explica el director, recién salido de la grabación de una de las tomas. Del Arco admite que cuando entregó el primer guion de su historia pensó que “no se iba a producir nunca”, pues considera que “da terror hablar de estas cosas”, pero se sorprendió gratamente cuando le pidieron una segunda y tercera versión. Ahora, su ficción es prácticamente una realidad, y el rodaje, que comenzó el 25 de abril, concluirá este agosto.

El director Miguel del Arco (izquierda) da indicaciones a Patrick Criado.
El director Miguel del Arco (izquierda) da indicaciones a Patrick Criado. Jau Fornés

En el manejo de la narrativa han asistido a Del Arco otros dos nombres: Antonio Rojano (guion) y Rómulo Aguillaume (dirección). El segundo hace énfasis en el buen trato recibido desde producción, coincidiendo con el creador de la serie en la grata sorpresa de poder contar la historia tal y como tenían pensado. “Me parece fundamental que nos hayan dado libertad creativa total. No han puesto ni un manual, ni un pero, nada. Eso también te da la responsabilidad de trasladar adecuadamente un relato que en el fondo sirve para cuidar nuestra democracia”, resume. Sobre la percepción que pueda tener el público de una serie que aborda un periodo que todavía hiere sensibilidades en el presente, Del Arco no encuentra motivos por los que estar inquieto. “Siempre pienso que la audiencia soy yo. El que se tiene que emocionar soy yo, porque si no me emociono yo, ¿cómo pretendo poder contar esta historia? Luego, dentro del público, habrá a los que les maraville y otros que piensen que es ‘una más de maricones’. Por mi parte, estoy muy satisfecho”, concluye.

Para poder hacer realidad Las noches de Tefía, el equipo de la serie tuvo que reunir a un elenco talentoso que pudiese encajar la complejidad de cada uno de los personajes. Esta ficción tiene la particularidad de que muchos de sus protagonistas, principalmente los presos, se desdoblan en dos versiones de una misma persona: el recluso que padece en el campo de concentración y el individuo en libertad que puede ser como él quiere en el imaginario Tindaya. Estos actores y actrices, visiblemente entusiasmados por el proyecto, van de aquí para allá por el set de rodaje, en algunos casos casi irreconocibles gracias al minucioso trabajo de los equipos de caracterización. La estrella del número musical filmado en el antiguo cine de Colmenar es Patrick Criado (La casa de papel), en el rol de un preso que en el cabaret adopta el sobrenombre de La Vespa.

“Yo nunca había tenido que cantar y bailar, así que al principio esto me dio bastante ansiedad, porque salen los miedos e inseguridades y te ves incapaz de hacerlo”, se sincera Criado, recostado en un sofá de un camerino de época que también forma parte del set. Asegura que para superar esas inquietudes contó con el apoyo de sus compañeros y también de Miguel del Arco. “En ningún momento le he visto dudar de mí”. El actor se expresa casi continuamente en un acento gaditano fruto de su transformación, casi de método, en el personaje. Y no es lo único que se lleva de él. “Me encanta su discurso de libertad y la actitud de enfrentarse a la vida de corazón y de cara. Cuando esto [el rodaje] se termine, voy a llorar. Voy a pasar por un luto mayor que en otros proyectos”, comenta con emoción.

Un momento del rodaje de 'Las noches de Tefía'.
Un momento del rodaje de 'Las noches de Tefía'.Jau Fornés

En otro registro, más sereno pero con una ilusión igualmente aparente, toma asiento en uno de los sillones del público Marcos Ruiz (Las leyes de la frontera), que interpreta al joven Airam Betancor. Él, a diferencia de Criado, no ha tenido que salir a sudar al escenario con la sucesión de bailes, lo que tiene su explicación. “Airam hace de estilista, y tiene una escena en la que explica que bailar no es lo suyo, ni siquiera en la fantasía. Él pone guapos a los demás”, cuenta Ruiz. Del proceso de rodaje, valora haber grabado las escenas del campo de concentración y del cabaret por separado, así como haber podido trabajar en Tenerife [donde se rodaron las secuencias de la cárcel]. “El hecho de estar todos un poco más aislados de nuestra vida real, que es aquí en Madrid, hace que nos sea más fácil ponernos en la piel de lo que están viviendo los personajes”, argumenta.

Además de Ruiz y Criado, también integran el listado de actores nombres como los de Miquel Fernández, Raúl Prieto, Luifer Rodríguez, Javier Ruesga y Carolina Yuste. Esta última, ganadora de un premio Goya por su papel en Carmen y Lola, es de las pocas voces femeninas dentro de un relato que, por contexto, es principalmente masculino. “Creo que la figura de Nisa viene a representar a las mujeres más revolucionarias de la época: sindicalistas, republicanas y feministas. Ella es muy punk”, resume la actriz. A diferencia de muchos de sus compañeros, ella no aparece en las escenas de la cárcel, como sí lo hace el personaje de Javier Ruesga, La Sissi, una mujer transexual. “Lo que más me preocupaba a mí era tratar este papel con muchísimo respeto y documentarme debidamente, ya que yo soy un hombre cisgénero. Es una interpretación que hago desde la humanidad y el cariño, cosa que creo que la gente verá en la pantalla”, explica el intérprete.

Miguel del Arco junto a Miquel Fernández (en el centro) y Raúl Prieto (derecha) en un momento del rodaje.
Miguel del Arco junto a Miquel Fernández (en el centro) y Raúl Prieto (derecha) en un momento del rodaje.Jau Fornés

Un vistazo rápido al almacén de atuendos a cargo de la figurinista Sandra Espinosa, que la producción ha montado a pocos pasos del set de rodaje, da cuenta del mimo con el que se ha buscado inspiración para los variopintos trajes y vestidos. La productora ejecutiva de la serie y directora editorial de Buendía Estudios, Sonia Martínez, destaca a su vez otro factor. “Hemos trabajado con uno de los mejores equipos de arte de este país. Localizaron este antiguo cine, con una estructura que nos permitía intervenir relativamente poco, pero que han acondicionado perfectamente con camerinos y todo”, relata. Para ella, el gran valor de esta producción en particular es la dirección de Miguel del Arco, que considera “un privilegio”. El gran público podrá conectar con esa sensación y con ese mundo de crudeza e ilusión a partes iguales con la llegada de Las noches de Tefía a la plataforma Atresplayer Premium.

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