Miguel del Arco: “Con el Pavón, hasta el final”
El director afirma que los teatros privados no pueden reabrir con el 30% del aforo
Habla Miguel del Arco, uno de los directores más brillantes y combativos de nuestra escena: “Alguna gente creerá que el Teatro Pavón fue víctima del coronavirus, pero la verdad es que las Administraciones nos habían rebajado su apoyo mucho antes. Parece que había un interés cierto en hacernos tirar la toalla. Todos los cambios entre Comunidad y Ayuntamiento de Madrid supusieron golpes muy importantes a sus apoyos. No entendíamos nada. Nos recortaron, y nos dijeron en el Ayuntamiento que era porque los de Vox habían pedido que nos recortaran: tal cual. Y que los de la Comunidad no tenían los nuevos presupuestos, pero nos iban a quitar 50.000 de 150.000, y así fue. A la consejera de Cultura de la Comunidad tuve que perseguirla durante cinco meses porque no me contestaba. Hay demasiadas historias como esa. Y el coronavirus ni se vislumbraba".
Después llegó la pandemia. "Hace poco nos llamó una plataforma interesada en utilizar el Pavón para hacer proyecciones en streaming. Que la gente se pudiera quedar en su casa a ver las funciones en tiempo real, estreno incluido. Muy de agradecer, desde luego. Quizás me equivoque, y tal vez todo el teatro pase a ser en streaming. Hemos estado colgando en YouTube espectáculos nuestros, desde La función por hacer a Hamlet, que pasan de las 30.000 visualizaciones. Yo mismo fui a los cines Yelmo a ver los pases del National Theatre, y está muy bien, pero la esencia del teatro es la reunión. Y si no hay reunión no es teatro, ni mejor ni peor: es otra cosa. Necesito la respiración, el feedkback, oír al público. Me fascina ir al cine: es mucho más fácil aburrirse el teatro. En cine siempre tienes algo para escaparte. Lo terrible del teatro es que cuando no se produce una comunión profunda sale un truño del tres. Pero yo necesito buscar la comunión teatral. Nosotros dimos el campanazo en el 2009, en lo más crudo de la cruda crisis. En 2008 cambiaron los medios de producción; hubo una dramaturgia estupenda, montajes maravilllosos, la explosión del off; pero también fue una época llena de precariedad, contra la que siempre hemos tenido que luchar. Al principio no teníamos nada y dijimos: 'Vamos a hacer una versión de Pirandello con seis intérpretes, un cuadro y un banco".
"Hemos oído muchas veces la teoría de que el teatro siempre saldrá adelante porque puede con todo, y es el eterno enfermo y bla-bla-bla —continúa Del Arco—. Ahora ¿cómo nos reinventamos? Para los teatros privados, volver con un 30% del aforo es una aventura de riesgo. Puede suponer cerrar dentro de seis meses y cubiertos de deudas. O, directamente, la ruina. Estamos todos tbuscando un protocolo de higiene unificado, pero sin saber qué nos pedirán exactamente. El espectador no puede venir al teatro y sentirse en peligro. Los teatros nacionales van a servir de punta de lanza, porque abrirán antes y con pérdidas, y no tienen problema en contratar más gente, si es necesaria para vigilar que esos protocolos se cumplan".
Todo es ir de incertidumbre en incertidumbre. "Nuestro plan, después de Traición, de Pinter, era programar la comedia de Remón Las ficciones hasta finales de julio; cerrábamos tres semanas en agosto, y volvíamos el 28 con Peoples, Places and Things, de Duncan Macmillan, que iba a dirigir yo, sobre una adaptación que se quedaba en ocho actores, y seguía siendo mucho para el Pavón, pero estábamos dispuestos a asumir el riesgo. Irónicamente, cerramos el día del estreno de Traición. Ahí sigue el decorado. Sin olvidar que tanto Jauría como Ricardo III las teníamos llenas de bolos. Quizás puedan hacerse en modalidades más pequeñas".
"Tengo la fortuna de que mis socios son amigos de vida, aunque últimamente parece que solo hablamos de la defensa de la plantilla y de los técnicos, el ERTE que nos acosa a todos... La idea misma de preguntarse qué vamos a programar es absurda, porque no sabemos cuándo vamos a abrir. Han pasado cosas emocionantes con gente del público: les ofrecíamos devolverles las entradas de Traición, y algunos nos dijeron 'ahí van como contribución al teatro'. En la crisis del 2009, nuestro lema era 'haz teatro' o 'lo básico del teatro es el actor y la palabra'. Ahora no me imagino hacer teatro sin una casa propia. Muchas decisiones no dependen de nosotros. Me temo que va a ser muy difícil el desempeño de nuestra profesión. El anhelo es volver a abrir cuanto antes. Pero, mensaje clarísimo, si es con el 30% del aforo, no. ¿Material? Todo lo que habíamos anunciado: Matar cansa, de Santiago Loza, con Jaime Lorente; Traición, de Pinter, por supuesto; Las ficciones, de Remón, con Machi, Escolar y Lennie; con Jauria, además, ibamos a hacer una supercampaña escolar. Y la gira de Ricardo III…".
"No sabemos lo que pasará, pero sabemos una cosa: que seguiremos luchando por el Pavón hasta el final”.
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