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El progresivo hundimiento de RTVE, una crisis sin solución a la vista

Un año después del relevo en la cúpula directiva, la corporación pública tiene cada vez menos relevancia en el panorama audiovisual español. Varios expertos analizan su deriva

Crisis RTVE
El presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, en una imagen de diciembre de 2021.Alejandro Martínez Vélez (Europa Press)
Rosario G. Gómez

El cambio que emprendió RTVE el año pasado con la elección de una nueva cúpula directiva y un renovado consejo de administración no ha revertido la pendiente por la que la corporación se desliza en el último lustro. Al poco acierto en las propuestas de programación confeccionadas bajo el paraguas de José Manuel Pérez Tornero, se une un modelo de gobernanza que ha generado tensiones internas, una preocupante caída de la audiencia y un sistema financiero que amenaza con comprometer el futuro del ente público. Con más de 6.400 trabajadores y un presupuesto que supera los 1.000 millones de euros, la corporación pierde peso de forma acelerada en el panorama audiovisual español.

Una conflictiva convivencia con el consejo de administración y una tirante relación con los comités de informativos, entidades que representan a los periodistas, han marcado el inicio del mandato de la nueva etapa. El órgano de gestión del grupo está partido por la mitad. Pérez Tornero se marcó como meta la búsqueda de acuerdos por unanimidad, pero ese objetivo ha saltado por los aires. La primera gran brecha se produjo con el fin del programa de Jesús Cintora y ha tenido otros momentos clave como la destitución de Amalia Martínez de Velasco como directora de contenidos generales y el nombramiento de su sustituto, José Pablo López, y la designación de Josep Vila como jefe de Informativos de RTVE.

La destitución de Martínez de Velasco se acordó en el consejo de administración por seis votos contra cuatro. A favor de su salida se manifestaron, además de Pérez Tornero, los tres consejeros del PP, uno del PSOE y el designado por el PNV. En contra, dos vocales socialistas y los dos avalados por Unidas Podemos, convencidos de que “no había elementos objetivos suficientes” para un cese que la empresa justificó por “no haber cumplido las expectativas”. La división en dos bloques se escenifica en las decisiones relevantes del consejo.

El catedrático de la Universidad de Santiago Francisco Manuel Campos considera que RTVE navega “sin brújula estratégica” y percibe que “funciona por inercia”. No cree que sea un problema de personas sino de estructura. El reto fundamental es cómo abordar la transformación digital para adaptarse al nuevo escenario, con accesos cambiantes y consumos diferentes. “El sistema está claramente quebrado. Ha sido pensado para la difusión en el siglo XX. Hay que idear estrategias adecuadas a la manera en la que los ciudadanos consumen los productos y cómo acceden a ellos”, explica.

El cambio en la presidencia creó una nueva estructura organizativa que ha dinamitado tanto la dirección de RNE como la de TVE para crear un área transversal sobre la que recae la responsabilidad de definir las parrillas y poner en marcha los contenidos. La reforma, sin embargo, no ha impulsado grandes sinergias entre la unidad de radio y la de televisión. Tampoco ha detenido la sangría de audiencia. El grupo RTVE firmó en abril un 13,9% de la cuota televisiva, muy por debajo de Atresmedia (27,8%) y Mediaset (25,6%). En el horizonte no se vislumbran medidas de alcance para reducir la brecha entre la televisión pública y la privada.

Contenidos clonados

Uno de los males que aquejan a las televisiones públicas, según el profesor de Periodismo de la Universidad de Castilla-La Mancha Juan Luis Manfredi, es su tendencia a clonar los contenidos de las privadas y en copiar el modelo comercial (tertulianismo, estrellas mediáticas). Sostiene que, sin identidad propia, los medios públicos no consiguen diferenciarse en el panorama audiovisual. “Es trágico porque RTVE —y las autonómicas— podría crear más valor a la audiencia mediante la provisión de información pausada, análisis y contexto (no solo noticias de última hora). El formato de tertulia —con figuras mediáticas que van de una cadena a otra— diluye la identidad de RTVE”, sostiene Manfredi desde Washington, donde este curso es catedrático Príncipe de Asturias en la Universidad de Georgetown.

Especialmente significativo es el hundimiento de los telediarios. Pese al gran potencial, tanto en recursos técnicos como de profesionales, TVE ha sido rebasada ampliamente por Antena 3 y Telecinco. En la edición de sobremesa incluso La Sexta reúne más seguidores. Sin contar la emisión simultánea con el Canal 24 Horas, el Telediario 1 sumó en abril 1.066.000 televidentes (9,7%) mientras La Sexta anotaba 1.076.000 (10,6%), Telecinco cerraba con 1.558.000 (14,2%) y Antena 3 acaparaba 2.338.000 (21,4%), según los datos de la auditora Kantar Media recopilados por la consultora Barlovento Comunicación.

Los vaivenes al mando de los informativos han contribuido al deterioro de la situación. La reciente dimisión del director de Contenidos Informativos, Esteve Crespo, ha agudizado la crisis en un área en la que muchos redactores siguen siendo interinos después de 15 años. “La cohabitación estaba resultando imposible”, aseguran fuentes de RTVE, que ven con inquietud las tensiones, cada vez más intensas, entre la presidencia y los consejos de informativos. El primer encontronazo se remonta a la “no formalización” del nombramiento de Mamen del Cerro al frente de los Informativos de RTVE, un fiasco al que siguió el veto al viaje a Tinduf. Y ese mes los periodistas se han enfrentado a Pérez Tornero por la petición de amparo solicitada por Anna Bosch por una supuesta intimidación del presidente tras la publicación por parte de la periodista de un tuit crítico.

Manfredi observa que uno de los problemas que aquejan a las televisiones públicas es que las redacciones no cuentan con instrumentos para ejercer su libertad. “Los nombramientos de la alta dirección”, expone, “dependen en exceso de la agenda gubernamental. No se respeta la antigüedad en la casa. Se fichan personajes mediáticos, pero sin conexión con la Redacción. No se fortalece el estatuto de la Redacción. En RTVE o en los medios autonómicos, la Redacción es maltratada de forma sistemática. Esto debe ser prioritario para recuperar la credibilidad de los medios públicos”.

También va en aumento la desafección de los ciudadanos hacia la televisión pública. Los gobiernos, de todos los colores, han colonizado los medios públicos y no han velado por garantizar su autonomía financiera y económica. “Sin libertad económica”, proclama Manfredi, “no hay libertad editorial. Esta percepción cala en la audiencia, que entiende que la televisión pública está precondicionada por el partido en el Gobierno. Para cambiar esa percepción, sea justa o injusta, hay que dotar de autonomía empresarial. Ahí principia cualquier mejora en la percepción de las audiencias. Lástima que un año después, la autonomía empresarial apenas haya avanzado”, añade Manfredi, que optó a la presidencia de RTVE en el concurso convocado en 2018.

Ante el proceso de transformación en el que se ve en inmerso el ecosistema audiovisual, la clave es cómo repensar las televisiones públicas en el escenario de Internet. ¿Son necesarias? “Yo creo que sí”, reflexiona Campos. Incide en que son un instrumento de los Estados, pero tienen que convivir con el resto de los operadores audiovisuales, “sin ejercer una competencia desleal y siendo aliadas de la industria audiovisual”. Asegura que la televisión pública española se ve constreñida por tener que gestionar conforme a un marco legal muy poco flexible, algo que dificulta la competencia, la innovación y la creatividad. Ante el reto digital, Manfredi argumenta que RTVE debe ofrecer una programación cercana y de calidad. “No se programa a bulto con horas de contenido de escaso valor e interés para la audiencia, sino para acometer la misión de servicio público”.

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