Ester Morales, Google: “Hay que abandonar la idea de que lo bueno para el medio ambiente es malo para el negocio”
La responsable de programas de ayuda de la multinacional a las empresas para la reducción de la huella de carbono cree que la tecnología debe ser un motor contra la crisis climática
Ester Morales, nacida en Barcelona hace 33 años, es ingeniera informática en Google, donde se dedica a ayudar a las empresas a luchar contra la emergencia creada por el calentamiento global. Destaca el aumento de búsquedas sobre el cambio climático, que ha crecido un 75% en los últimos cinco años en España, y que el 97% de los ejecutivos afirme que planea implementar una estrategia de sostenibilidad. Estos datos, según argumenta, apuntan a un incremento de la conciencia sobre la emergencia ambiental al que es necesario dar respuesta. “La tecnología debería ser el motor que nos ayude a combatir esta crisis climática. Para nosotros es muy importante ser sostenibles, pero también ayudar a las empresas a que lo sean”, afirma.
Pregunta. ¿Internet contamina?
Respuesta. Decir que internet, de forma generalizada, contamina es incorrecto. Creo que sería más correcto analizar cada servicio y qué proveedores están dando su servicio, porque hay factores muy importantes como, por ejemplo, dónde se encuentra la aplicación o la página web que estamos consultando. Debemos tener en cuenta en qué región está desplegada: por ejemplo, una red o una aplicación que se encuentra hospedada en un país donde brilla poco el sol no dispondrá de mucha energía solar en comparación con una aplicación que se encuentre en Iowa [EE UU], donde sí que hay energía solar y estará menos carbonizada. Cuando usamos una aplicación, como puede ser WhatsApp, Instagram o Facebook, esta se encuentra hospedada en unos servidores que están en algún centro de datos en el mundo y esta infraestructura, para funcionar, necesita energía: un sistema de enfriamiento para evitar el calentamiento y electricidad para generar el cómputo necesario. Esta es realmente la huella que hay por detrás. Pero lo más acertado es ver caso por caso, quién está sirviendo cada una de las aplicaciones. Sí que puedo decir que la huella de carbono que está asociada con todos los servicios de Cloud ya es neutra en emisiones. Cuando alguien hace una búsqueda en Google Search o en Maps o en YouTube o mandas un correo con Gmail, la huella digital ya es neutra. Además, estamos trabajando para que, en 2030, no solo la huella sea neutra, sino que todos los servicios van a estar libres de emisiones de carbono. Nuestros centros de datos ya utilizan más de un 60% de energías limpias en emisiones.
P. ¿Pero esa energía es propia o son los proveedores los que aseguran que procede de fuentes renovables?
R. Nosotros firmamos unos acuerdos bilaterales con empresas en los que se acuerda una cantidad energética para que la red eléctrica que provisiona nuestros centros de datos provenga de fuentes renovables.
P. ¿La nube puede convertirse en un trastero de datos inservibles que precisan de recursos para tenerlos almacenados?
R. Es posible que queden muchos archivos que no sean accedidos por los usuarios. Pero hay que tener en cuenta que las emisiones de CO₂ que generan los productos digitales son muy inferiores a lo que se dice. La Agencia Internacional de la Energía ha calculado que ver una hora de vídeo en alta definición en un ordenador portátil consume la misma energía que cuatro bombillas LED. Los datos en nuestro servicio Cloud que no están siendo accedidos no son inútiles. Hay usuarios que, durante un tiempo, no acceden a archivos como, por ejemplo, de bajas de máquinas virtuales o, más en el ámbito de usuario, a fotos muy antiguas. Para evitar este desuso de recursos, recientemente, lanzamos una herramienta, que se llama Active Assist y que forma parte de nuestra plataforma de Google Cloud, que aporta recomendaciones diarias sobre aquellos servicios y productos que no se están usando. No siempre se trata de que los eliminen, porque puede ser que los necesiten en algún momento, pero sí de que tomen decisiones a partir de recomendaciones proactivas, que los usuarios tengan en cuenta que existen estos recursos.
Cuando usamos una aplicación, esta se encuentra hospedada en unos servidores que están en algún centro de datos en el mundo y esta infraestructura, para funcionar, necesita energía: un sistema de enfriamiento para evitar el calentamiento y electricidad para generar el cómputo necesario. Esta es realmente la huella que hay por detrás. Pero lo más acertado es ver caso por caso
P. ¿Qué puede hacer un usuario para colaborar en reducir esa huella?
R. Debemos tomar conciencia del efecto de todos los hábitos diarios, desde la ropa que vestimos hasta cómo nos transportamos, qué comemos o qué uso hacemos de la tecnología. Pero quiero recalcar que las emisiones de CO₂ que generan los productos digitales son muy, muy inferiores. Sí que es verdad que evitar el desuso y el mal uso es muy importante. Pero lo más relevante es qué electricidad están usando estos dispositivos, porque, al final, la clave es descarbonizar nuestras redes eléctricas. Recientemente hemos añadido seis gigavatios de energía eólica y solar porque lo que intentamos es cambiar los suministros de la red eléctrica.
P. Las grandes consumidoras de recursos son las empresas. ¿Son conscientes de la huella de carbono?
R. Cada vez hay más conciencia y estamos en el buen camino. Además, se están poniendo a disposición muchísimas herramientas. El paso fundamental para tomar conciencia es tener visibilidad de la huella, de las emisiones que se generan. En Google estamos trabajando tanto en crear herramientas de visión de las emisiones como en mitigarlas. Por ejemplo, el Carbon Footprint Reporting te dice de forma gratuita las emisiones de todos los servicios desplegados en la nube. Por otro lado, por el Día de la Tierra [el 22 de abril], lanzamos una herramienta que hemos desarrollado junto a la empresa sueca Normative: una calculadora de carbono enfocada a las pequeñas y medianas empresas. Estas suponen el 90% del tejido empresarial mundial. El 90% de las emisiones de las grandes empresas provienen de sus cadenas de suministro, que generalmente proceden de pymes. La calculadora es una herramienta totalmente gratuita para que las pymes puedan añadir sus costes operacionales y calculen una estimación asociada de emisiones tanto directas como indirectas. Por ejemplo, pueden añadir el agua, la electricidad y la gasolina que están usando para producir sus productos y entregar sus productos. Se trata de tomar conciencia, de dar visibilidad.
Debemos tomar conciencia del efecto de todos los hábitos diarios, desde la ropa que vestimos hasta cómo nos transportamos, qué comemos o qué uso hacemos de la tecnología
P. ¿Qué está haciendo Google como proveedor principal de servicios?
R. Estamos enfocados en la reducción de las emisiones, en la eficiencia energética propia. Somos neutrales en carbono desde 2007. Pero el mayor y más ambicioso de todos los retos es operar con energía libre de emisiones de carbono las 24 horas del día en 2030. Además, llevamos 20 años trabajando en la eficiencia energética de nuestros sistemas. De hecho, nuestros centros de datos tienen una potencia de cómputo siete veces mayor que hace cinco años con el mismo consumo de energía eléctrica. Lo hemos conseguido con modelos de inteligencia artificial para detectar posibles anomalías y con la reducción de deficiencias en nuestros equipos físicos de los centros de datos para asegurarnos de que esta infraestructura funcione bajo las mejores condiciones. También usamos modelos de predicción de inteligencia artificial que nos indican qué eléctricas del mundo aportan más energía renovable. Por ejemplo, el procesamiento de vídeos de YouTube o la comprensión de fotos, en vez de hacerlo en una localización más carbonizada, la movemos a una región que de alguna forma es más ecológica y sostenible. Es importante que se abandone la idea de que lo que es bueno para el medio ambiente es malo para el negocio. Hay que pensar que, si conseguimos cadenas de producción más eficiente, al final, conseguimos una reducción en la factura de la electricidad o del agua y, por lo tanto, las operaciones van a ser más rentables. La sostenibilidad es un trabajo conjunto de todos y de todas. La piden los trabajadores, los consumidores y todas las partes interesadas. En ellas hay que incluir ya la Tierra.
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