La ‘app’ con la que Chile quiere evitar el abandono de tratamientos médicos
Un proyecto piloto en el sur del país logra aumentar un 33% el nivel de adherencia a los tratamientos contra la hipertensión arterial en adultos mayores
Un equipo interdisciplinario de investigadores de la Universidad de Concepción de Chile liderado por la científica Jacqueline Sepúlveda quiere ayudar a combatir un problema de orden mundial: la baja fidelidad de los pacientes a los tratamientos médicos, que se traduce en el abandono de los remedios indicados por el médico. El equipo creó una aplicación de telefonía que probó en 300 adultos mayores de la comunidad de Hualpén, en la sureña región del Biobío, dirigiéndose especialmente a los enfermos de hipertensión arterial. Después de tres años de trabajo, la investigación ha resultado todo un éxito: si antes del proceso un 49% tomaba sus remedios, hoy es un 65%.
“Estamos muy contentos y ojalá se pueda masificar y utilizar en otras patologías”, explica Sepúlveda, directora de la Academia de Innovación de la Universidad de Concepción, que encabezó un equipo compuesto por médicos, ingenieros, periodistas, trabajadores sociales, nutricionistas, ingenieros comerciales y enfermeros. La baja adherencia a los tratamientos médicos es un asunto que ocupa a los sistemas de salud de todo el mundo. En enfermedades como la presión arterial, algo menos de uno de cada dos pacientes toma sus medicamentos según lo prescrito.
El problema se explica por diversos factores: el olvido, el deterioro de salud mental de los pacientes y, en ocasiones, por el componente económico. “En Chile, por ejemplo, los medicamentos son muy caros”, agrega la principal impulsora de este proyecto financiado con recursos públicos del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef). Si además los pacientes sufren varias enfermedades crónicas —como diabetes o artritis— aumenta aún más el porcentaje de personas que no toma sus medicamentos o, al menos, no los toma a tiempo.
El proyecto piloto será presentado oficialmente el miércoles 28 de agosto en Chile y se centró en los hipertensos, porque en esta enfermedad es especialmente grave que los pacientes no se traten adecuadamente. “Como es silente, una persona hipertensa sin tratamiento está en alto riesgo de complicaciones, como un infarto cerebral o alteraciones renales”, explica Sepúlveda.
Participaron del ejercicio 300 pacientes, de entre 60 y 90 años, todos del Centro de Salud Familiar de Hualpencillo. A la tercera parte se les pasó un teléfono móvil Android, un plan de datos y se le instaló la aplicación, mientras que al resto se les hizo un seguimiento por otras vías. “Como la app estaba destinada a gente mayor, debía ser sencilla, intuitiva, no debía entregar información innecesaria ni demasiadas opciones”, relata Pamela Guevara, ingeniera electrónica y académica de ingeniería biomédica de la Universidad de Concepción, a cargo de la aplicación. “Buscamos que fuese atractiva: bonita y lúdica”.
Personalizada en función de las características y enfermedades de cada enfermo crónico, la app incluye un sistema recordatorio de los medicamentos que se deben tomar a diario y entrega información adicional, como hábitos de vida saludable en formato de vídeo. Para que fuese atractiva, se le agregaron avatares y la opción de colores, junto con un chat optativo para conversar con los otros participantes del proyecto. Una de ellas, Anarquía Bonilla, de 87 años —cinco hijos, con hipertensión arterial de alto riesgo y otras enfermedades crónicas— “la aplicación sirve mucho”. “No solo ayuda a recordar las pastillas que una se debe tomar todos los días, sino que enseña recetas de cocinas y hasta ejercicios físicos”, relata desde Hualpén.
La información entregada a diario por los pacientes permite ser seguida por los médicos y especialistas. Es uno de los logros de la aplicación: “La app funciona como un sistema de alerta temprana. Si el médico observa que una persona no se está tomando el medicamento y tiene muchos factores de riesgo asociados, puede intervenir y llamarla para conversar”, explica Sepúlveda. “El proyecto muestra la medicina personalizada para el paciente, pero el programa entrega además herramientas para el equipo clínico tratante”, asegura la líder de esta iniciativa multidisciplinaria que logró aumentar un 33% el nivel de adherencia a los tratamientos contra la hipertensión arterial en adultos mayores.
El proyecto piloto, de paso, iluminó un problema todavía poco estudiado en Chile: aunque sobre el 90% de los adultos mayores que participaron del estudio tenía un móvil propio, lo ocupaban sobre todo para llamadas telefónicas. Solo unos pocos lo usaban para servicios de mensajería como WhatsApp, pero casi nadie para navegar. “Cuando diseñamos este proyecto no pensamos en la tremenda brecha [digital] en las personas mayores”, cierra Sepúlveda.
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