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España puja por la carrera aeroespacial de bajo coste

El CATEC reduce a la mitad el gasto en componentes de satélites y aviones al fabricarlos con impresoras 3D

Fernando Lasagni, jefe de la División de Materiales y Procesos de CATEC, muestra componentes aeroespaciales fabricados con impresoras 3D.Vídeo: PACO PUENTES
Raúl Limón

La carrera aeroespacial de bajo coste no es exclusiva de Space X, la empresa creada por el mediático Elon Musk. España también ha entrado en el juego. El Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales (CATEC) se ha convertido en un referente único de la industria al ser la única institución del mundo que haya desarrollado piezas de vuelo por impresión 3D para satélites, lanzadores, aviones militares y comerciales, y helicópteros. El coste industrial se llega a abaratar hasta en un 40% y se consigue, entre otras cosas, reducir el peso de los componentes y, por lo tanto, aminorar el precio del lanzamiento así como disponer de más capacidad de carga. Cada kilo lanzado al espacio cuesta entre 10.000 y 20.000 euros.

Gran parte del futuro industrial está en el espacio. Con esta premisa, el CATEC comenzó a trabajar hace siete años, anticipándose a las necesidades. Una de sus líneas de trabajo fue desarrollar componentes más baratos con todas las exigencias del sector, que establece premisas de calidad máximas para los elementos críticos, aquellos que no pueden permitirse un error. Ya han fabricado estructuras para lanzaderas, como la española Bloostar, Ariane 5 o Vega; aviones, como el C295, el A400M y el A320 Neo; satélites y drones.

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Teide es el nombre de la cámara de combustión realizada con impresora 3D para la lanzadera Bloostar de Zero 2 Infinity, una empresa con sede en Cataluña y especializada en transporte aeroespacial de componentes y satélites. También prevé el traslado de personas al espacio para turismo y actividades científicas con la cápsula Bloon.

La aplicación de la tecnología de fabricación aditiva (impresión 3D) al motor del Bloostar ha permitido reducir los costes de fabricación, el impacto ambiental y los tiempos de producción. Además, se ha rebajado sustancialmente el peso, se ha conseguido su elaboración con una aleación capaz de soportar las altas temperaturas a las que se someterá y se ha diseñado un sistema de refrigeración interna mediante una canalización especial diseñada por Zero 2 Infinity en colaboración con CATEC.

"Los cohetes tradicionales siempre han tenido tubos de refrigeración rectos porque eso era todo lo que se podía fabricar. Si te pusieras una linterna en la oreja, verías una bonita estructura de venas en forma de árbol. Los humanos no tenemos venas con formas rectas en las orejas. La impresión 3D y la inteligencia artificial ahora permiten a los cohetes evolucionar igual que la naturaleza”, afirma José Mariano López Urdiales, fundador y CEO de Zero 2 Infinity.

La misma tecnología ha permitido rebajar entre un 30% y un 60% el peso de componentes del Ariane 5 o del A320, un elemento fundamental para hacer viable la industria aeroespacial. "Se busca conseguir una cadena de producción más rápida y eficiente para afrontar un futuro espacial masivo que se basará en megaconstelaciones de dispositivos interconectados. Estas son inviables con los costes de fabricación y lanzamiento actuales", explica Fernando Lasagni, jefe de la División de Materiales y Procesos de CATEC. De esa tecnología dependerán las telecomunicaciones futuras, los dispositivos de vigilancia, seguimiento y control globales así como la disponibilidad de imágenes de alta precisión, entre otras aplicaciones.

"Además, se ha conseguido reducir al máximo los tiempos de entrega. Desde que se proyecta hasta que se entrega un satélite pueden pasar entre tres y cinco años porque la fabricación y el rediseño de cualquier componente pueden suponer meses. Sin embargo, con la impresión 3D, se puede diseñar y fabricar en semanas, probarlo, someterlo a los estrictos controles de la industria aeroespacial y, en base a analizar su performance, plantear opciones de mejora", explica Lasagni.

La lanzadera española Bloostar ascenderá en una primera fase en un globo que llevará el cohete hasta el límite superior de la atmósfera, donde la resistencia aerodinámica es casi inexistente y la propulsión con los motores del cohete es más eficiente y menos contaminante.

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Sobre la firma

Raúl Limón
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, máster en Periodismo Digital por la Universidad Autónoma de Madrid y con formación en EEUU, es redactor de la sección de Ciencia. Colabora en televisión, ha escrito dos libros (uno de ellos Premio Lorca) y fue distinguido con el galardón a la Difusión en la Era Digital.

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