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Las cinco ‘startups’ del MWC 2018

Desde cuentos personalizados hasta el 'Airbnb' de la música en vivo. Estas son algunas propuestas que han llevado los emprendedores al salón

Lluís Pellicer

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El salón de las startups 4YFN, en el Mobile World Congress.
El salón de las startups 4YFN, en el Mobile World Congress. 4YFN

Alrededor de 20.000 visitantes habrán pasado este año por el 4YFN, el salón de startups que se celebra en Barcelona y que ya es una extensión del Mobile World Congress (MWC). Tras varios años de andadura, en el salón este año han convivido empresas que ya pueden considerarse veteranas con algunas muy jóvenes, de apenas semanas, y otras que necesitan fondos para echar a andar. El salón ha sido otro año más un hervidero de ideas hechas empresa, de necesidades convertidas en negocio. Para los expositores, martes y miércoles han sido los días fuertes. Entonces muchos congresistas acudieron al recinto de la plaza de Espanya para conocer nuevos proyectos. Para las empresas, era una oportunidad de captar fondos o hacer nuevos clientes. Estas son cinco de las startups de este año.

Mi cuento

Cuando Muriel Burgeois narraba cuentos a grupos de niños se dio cuenta de que debía llamar su atención de algún modo. Se le ocurrió seleccionar a varios y convertirlos en los personajes de las historias. De ahí surgió la idea de fundar una empresa para elaborar cuentos personalizados. En su aventura la acompañó desde el principio Javier Falcó, que entonces trabajaba en un fondo de inversión para proyectos de emprendedores. Y lanzaron www.micuento.com. “Creamos la empresa en octubre de 2014 con una web muy sencilla y dos títulos. Si los primeros meses vendíamos cien libros nos dábamos más que por satisfechos. Hoy tenemos 22 títulos y despachamos miles cada mes”, explica Falcó.

Quien quiera obtener un libro personalizado basta que entre en esa página y elija el cuento. A continuación, le pedirá los detalles del niño. O no tan niño: el Día del Padre es una de las jornadas en las que la maquinaria de la empresa trabaja a todo trapo. El usuario deberá introducir si es niño o niña y sus principales rasgos: el color de los ojos, del pelo, si lleva gafas… Su joya es El Principito, cuya licencia consiguieron tras firmar un acuerdo con el dueño de los derechos de autor de esa obra. Una vez se introducen todos esos detalles se realiza el pedido del libro, que llega a casa en un periodo de entre siete y diez días.

Tras una primera ronda de financiación de 50.000 euros, Mi Cuento entró en otra mayor, de 260.000 euros, en la que participó BStartup de Banco Sabadell. Hoy ya no solo vende en España. Lo hace también en el mercado hispano de Estados Unidos, México, Argentina y, desde hace dos semanas, en Italia. Pero la empresa se está preparando para una expansión más ambiciosa y, avanza Falcó, además de editar en catalán, castellano e italiano pronto lo harán también en inglés, francés y alemán

Dos visitantes del salón, en el monitor que lee emociones.
Dos visitantes del salón, en el monitor que lee emociones.Gianluca Battista

Emotion Research Lab

Los visitantes del salón 4YFN apenas podían resistir a la tentación de parar delante del expositor de esta startup valenciana. Un monitor ubicaba el rostro del curioso y diagnosticaba su estado de ánimo. La empresa Emotion Research Lab, nacida en 2013, se dedica a desarrollar algoritmos de base emocional para capturar los estados de ánimo de cualquier persona a través de una cámara. Los datos que captan sobre los movimientos musculares del rostro se envían a una plataforma en la nube que recoge cualquier estímulo para luego desgranar las emociones. “Hay unas que son básicas: felicidad, sorpresa, enfado, desagrado, miedo y tristeza”, explica Alicia Mora, cofundadora de la compañía junto a María Pocoví. Cuando tienen las dos emociones predominantes, se calculan las secundarias y terciarias. Hasta 104 tipos, desde la nostalgia hasta el éxtasis.

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Es el tercer año que la empresa tiene expositor en 4YFN. Y no le va mal. Cada año captan como clientes a corporaciones que acuden al MWC y se pasan al salón de las startups a buscar proyectos más disruptivos. Trabajan para publicidad, empresas de consumo, en el ámbito de la salud para poder trabajar enfermedades de base emocional. Y en América Latina, también para políticos. “Apoyamos a consultoras para analizar los debates de un candidato, para que los puedan entrenar mejor para sus discursos, para los anuncios de campaña… Y también para ver la reacción del público”, sostiene Mora. Y también para artistas musicales, que quieren saber la reacción de los ciudadanos ante sus temas. Cada año llegan con novedades. Por ejemplo, su aplicación ya está disponible para Android.

La empresa no ha tenido demasiados problemas para afrontar su día a día. “Siempre tenemos trabajo”, explica. Han pasado por rondas de financiación, pero tiene caja (el 80% de sus clientes son del resto de Europa y América Latina) y han estado en una lanzadora de startups. El siguiente paso es ir a Estados Unidos, puesto que han sido seleccionadas para participar en un proyecto de una aceleradora de Silicon Valley.

Acqustic

¿Tiene una celebración y busca un músico para amenizarla? ¿O un fiestón pero no sabe dónde encontrar el estilo y el precio que más se ajuste a su bolsillo? Para eso ha nacido Acqustic. Otra empresa que nació por una idea cotidiana. Uno de sus cofundadores, Ferran Sáez, estaba en una barbacoa con amigos y se dieron cuenta de que lo único que faltaba era música. ¿Pero dónde contratarla? De ahí nació esta joven plataforma musical, que se autodefine como el Airbnb de la música en directo. Porque para hallar a un cantante o un grupo basta con señalar la ubicación y aparecen todos los que están disponibles con su estilo, su tarifa y su puntuación.

“Somos una plataforma de captación de músicos en directo”, resume Jordi Alberich, desarrollador de Negocio de la plataforma. “Ellos deben introducir su petición en nuestra página web. Si los aceptamos, les hacemos un video gratis en blanco y negro para que quien entre pueda conocer su estilo”, detalla. Nacieron en Cataluña, donde ya cuentan con una cartera de 450 músicos aceptados y otros 400 en espera de poder participar en la plataforma. Pero desde sus inicios, la empresa ya recibió también peticiones de músicos de Madrid, por lo que tras una ronda de financiación en 2017 de 100.000 euros decidieron dar ese salto. Ahora piensan en llegar a más sitios: Bilbao, Valencia, Sevilla…

La plataforma (acqustic.com) no solo se ha quedado en esa suerte de Airbnb musical. También vende paquetes con “experiencias musicales” y organiza “conciertos secretos”. Se trata de eventos para un máximo de entre 20 y 30 personas en lugares que pueden ir de un ático a una floristería con músicos locales emergentes. Cada evento es distinto: puede ser relajado, puede haber comida o contener una sesión de baile.

Los fundadores de Ethical Time, en el 4YFN.
Los fundadores de Ethical Time, en el 4YFN.Gianluca Battista

Ethical Time

Ignasi Eiriz, un estudiante de 19 años de la Universidad Pompeu Fabra, decidió que no quería comprar más prendas que pudieran ser producidas de forma irresponsable con los trabajadores o el medioambiente. Pero también se dio cuenta de que no era tan fácil, primero, comprobar cómo se había fabricado la ropa y, segundo, que las tiendas que lo garantizaban apenas eran conocidas porque no podían gastar en publicidad. “Me percaté de que si yo tenía esa necesidad, también la tendría mucha más gente”, asegura Eiriz. Así que se puso manos a la obra y decidió crear una app para que la gente pudiera hallar tiendas que cumplieran con todos esos valores. Para ello, puso en marcha una campaña de crowdfunding con la que financiarse. Su objetivo eran 20.000 euros. “Nos dijeron que no íbamos a recaudar ni una cuarta parte y logramos más de 23.000 euros”, recuerda.

El interés que suscitó la app lo llevó a ir más allá: además de dar información, el usuario podría adquirir la ropa desde la plataforma. El consumidor debe poder elegir prenda, color, talla y características para luego tener acceso al producto y a la tienda. Pero eso ya le requirió hacer un plan de empresa y lo llevó a 4YFN a buscar financiación. “Queremos que sea una herramienta profesional, por lo que tuvimos que replantear el proyecto”, explica. El primer día de 4YFN, varios inversores se acercaron a su expositor. “No nos vale ningún inversor. El dinero también debe adecuarse a la filosofía de la empresa. La parte esencial del proyecto no puede cambiar”, sostiene Eiriz.

Su idea es que la app pueda salir al mercado el próximo mes de julio, mientras que el marketplace estará operativo en diciembre. La preparación del 4YFN le ha llevado tiempo. Y le ha quitado muchas horas de sueño. “No es fácil compaginar la carrera [de Publicidad y Relaciones Públicas] con la app. Y los profesores me están ayudando muchísimo con el proyecto”, sostiene. Sin embargo, también considera que el aprendizaje que está adquiriendo con el desarrollo de esta plataforma es “impagable”.

Fotoraporto

Solo lleva dos semanas de vida, pero sus creadores creen que la app promete. Aficionados a la fotografía, un grupo de emprendedores que lanzó una app para denunciar situaciones injustas. “Son más comunes de lo que quisiéramos”, sostiene la empresa. “Se trata de un canal de denuncias ciudadanos que permita mitigar problemas que existen en cualquier sitio, empezando por la propia ciudad”, explica Rosa Mora, cofundadora de la empresa. Por ejemplo, puede ser que una localidad tenga varios rincones que no sean accesibles para personas con problemas de movilidad. En ese caso, se trataría de subir la fotografía a la aplicación y crear una causa por la que batallar.

Fotoraporto es, pues, una plataforma de “fotoprotesta” y “fotopropuesta”. La empresa es muy joven: solo lleva dos semanas en marcha. Pero ha lanzado ya su app adaptada a todos los dispositivos. “Somos tres socios que nos gusta la fotografía y quisimos cubrir un vacío al crear un sitio en el que quedaran plasmadas con imágenes las causas sociales”. Tras desarrollar su plan en Barcelona Activa, el propósito de la startup es ir creciendo, empezando por la capital catalana, y que pueda ser una arma tanto para que el ciudadano se haga oír como de uso para asociaciones, ONG o las mismas instituciones.

Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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