Desmontando 10 mitos de Google Glass
La empresa desmiente que dañe la vista, que grabe todo y que incluya reconocimiento facial
En mayo cumplirán dos años desde su primera aparición. Google ya ha mostrado dos modelos de sus gafas interactivas, pero todavía no se tiene noticia de su lanzamiento en las tiendas.
Cuando se iba perdiendo el interés en un producto futurista, pero con utilidad todavía por demostrar, Google ha lanzado un extenso post en el perfil de su red social, con más de medio millón de seguidores, desmontando los mitos más comunes con respecto a este aparato. Precisamente ese impulso, casi una defensa a ultranza, se puede considerar un paso previo a su comercialización más allá de los modelos a los que ya tienen acceso los desarrolladores de aplicaciones.
La revista del MIT, Technology Review, publicó un extenso artículo con luces y sombras con respecto al aparato. Lo firma Simson Garfinkle, profesor de informática en la Escuela Naval de Posgrado, y concluye que es muy apresurado hacer críticas y restricciones al funcionamiento de las gafas interactivas hasta que haya una amplia base de consumidores con ellas. A la vez, subraya algunos de sus valores: "Está claro que Glass ofrece oportunidades significativas para aplicaciones industriales, científicas y médicas. También creo que podría revolucionar la vida de los discapacitados. Glass puede ser un ojo para quienes ven mal. Puede proporcionar instrucciones claras y comprensibles a quienes tienen problemas cognitivos. Puede permitir a los paralíticos navegar por la web y comunicarse. Aunque desde hace décadas se dedican horas de investigación a desarrollar tecnología de asistencia a los discapacitados, en muchos casos los resultados son demasiado caro para los usuarios finales. Con Glass podrán conseguir el hardware por el precio de un par de cenas de lujo".
Según Google este es el decálogo con los mitos más comunes y su respuesta para derribarlos:
1.- Es una distracción del mundo real. Al contrario, en lugar de mirar al ordenador, al móvil o la tableta, Glass permite hacer vida normal mientras se usan. Ayudan a capturar los primeros pasos de un hijo o un momento especial en un concierto, pero la mayor parte del tiempo, si así se desea, están apagadas.
2.- Siempre están grabando todo. No, son como un móvil. La pantalla de las Glass está apagada por defecto. La grabación de vídeo automática solo dura los 10 últimos segundos, está pensado para tener un registro por si se da un momento importante. Si grabasen siempre, la batería duraría solo 45 minutos. Si preguntas a alguien que las use, te explicará que no, que no graba todo.
3.- Los exploradores (como denominan a los que las usean experimentalmente) son unos locos de la tecnología. Los exploradores son personas normales, de todo tipo: padres, bomberos, cuidadores de zoo, estudiantes de cine, periodistas, médicos… Lo único que tienen en común es que se sirven de la tecnología para mejorar su trabajo.
4.- Ya está a punto. Por ahora son un prototipo; tanto los exploradores como el público que lo prueba alguna vez juegan un papel crítico. En los últimos 11 meses hemos hecho nueve actualizaciones y hemos mejorado el hardware hasta tres veces. Seguimos puliendo el producto para poder lanzarlo al mercado de consumo. En el futuro, lo que hoy es un prototipo nos parecerá tan divertido como nos parecían los móviles a mediados de los 80.
5.- Tiene reconocimiento facial. No, eso no es cierto. A pesar de que técnicamente se pudiera hacer, hemos tomado la decisión de no incluir ningún programa que reconozca a personas. Cada aplicación que se publica pasa por nuestras manos para tener esto controlado y proteger la seguridad de todos.
6.- Molesta a los ojos. “No me imagino con una pantalla encima de mis ojos”, decía un experto en un artículo reciente. Bien, antes de sacar conclusión alguna, recomendamos probar las gafas. La pantalla, deliberadamente, aparece en el lateral derecho, no encima. Se diseñó así porque sabemos lo importante que es mirarse a los ojos en el mundo real. Mucho mejor que estar mirando al teléfono con frecuencia.
7.- El aparato perfecto de vigilancia. Si quisiéramos hacer un aparato para espiar, lo habríamos hecho mejor que con Glass. Seamos honestos: si alguien quisiera grabarte en secreto sería mejor no llevar unas gafas claramente visibles puestas. De hecho, se encienden cuando se activan con un comando de voz o tocando el lateral.
8.- Es solo para unos privilegiados. El prototipo actual cuesta 1.500 dólares (1.088 euros) y sabemos que está fuera del alcance de mucha gente. Pero esto no significa que vaya a ser solo para ricos. En muchos casos se las han comprado en el trabajo, otros han conseguido el dinero en Kickstarter o Indiegogo para desarrollar aplicaciones. Para otros, ha sido un regalo.
9.- Está prohibido en todas partes. Desde que los móviles se impusieron en nuestra vida diaria hemos sido bastante cuidadosos creando un protocolo, en ocasiones, exquisito y a menudo necesario para saber en dónde se puede grabar y dónde no. Glass, en esencia, es parecido al móvil y tendría que seguir las mismas normas. Y sí, se pueden usar con lentes de contactos.
10.- El fin de la privacidad. Cuando las cámaras llegaron al mercado de consumo, a finales del siglo XIX se declaró también el fin de la privacidad. Las cámaras se prohibieron en parques, monumentos y playas. La gente temía lo mismo que cuando salieron los móviles con cámara. Las cámaras ya están en todas partes. En 10 años habrá muchas más, con o sin Glass. 150 años después de la llegada de las cámaras y ocho después de YouTube sabemos que la gente graba y guarda de todo, desde gatos a denuncias de destrucción ambiental, caídas de gobiernos o grandes logros de la Humanidad.
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