Código de buenos modales para navegar por Internet
El área de asesoría social en Internet que más rápido está creciendo es la llamada 'netiqueta'
Está surgiendo una nueva generación de gurús de la etiqueta, de blogueros de los buenos modales y de árbitros autoproclamados de YouTube para hacer que la urbanidad de la vieja escuela se imponga entre las nuevas generaciones.
Su objetivo aparente es ayudar a los miembros de la Generación Y a avanzar por las sendas escabrosas y llenas de obstáculos de la época de la tecnología como las invitaciones digitales, los matrimonios entre personas del mismo sexo y las citas a través de Internet, por no mencionar el contacto real cara a cara con la gente con la que se encuentran en el mundo fuera de la Red.
El área de asesoría social en Internet que más rápido está creciendo —y que ha dado lugar no solo a vídeos sino también a sitios, blogs y libros— es la llamada netiqueta. Hay tutoriales en YouTube sobre el uso de emoticonos en correos electrónicos de negocios, sobre cómo ser discreto cuando se publica una entrada en el muro de Facebook de alguien, sobre la limitación de las fotos de bebés en Instagram, sobre el hecho de retuitear demasiados mensajes y sobre cómo atender múltiples chats en la Red.
Los jóvenes “se están hartando de la ironía, de la grosería y de los comentarios sarcásticos que predominan en sus vidas en Internet”, señala Jane Pratt, redactora jefe de xoJane, un sitio sobre el estilo de vida femenino donde las entradas sobre buenos modales son un elemento popular. “La etiqueta está volviendo en parte como respuesta frente a la dureza de las relaciones en la esfera digital. Lo amable está de moda”, añade.
Cuando Daniel Post Senning, tataranieto de Emily Post, estaba trabajando en la 18º edición de Emily Post’s etiquette [La etiqueta de Emily Post], le resultó imposible cubrir la tecnología en un solo capítulo. En vez de ello, le dedicó un libro entero, Emily Post’s manners in a digital world: living well online [Los buenos modales de Emily Post en un mundo digital: vivir bien en Internet], que se publicará como libro electrónico y en papel en abril.
La obra aborda situaciones como la de si alguien debería anunciar una enfermedad grave en Facebook. Sí, contesta Post Senning, pero las actualizaciones deberían limitarse a los amigos íntimos y a la familia.
Incluso los nuevos gurús que se consideran a sí mismos como la representación de la cortesía a la antigua puesta otra vez de moda se sienten obligados a abordar los problemas del siglo XXI.
Charles MacPherson, que dirige una escuela para mayordomos en Canadá, ha escrito sobre ello en su primer libro, The butler speaks: a guide to proper etiquette, stylish entertaining and the art of good housekeeping [Habla el mayordomo: una guía para la etiqueta adecuada, las recepciones elegantes y el arte de la buena administración de la casa], que se publicará en abril. MacPherson se plantea si alguien puede tener un teléfono móvil sobre la mesa durante una velada en el caso de que su hijo de cuatro años esté en casa enfermo con una niñera. “Nunca está bien dejar el móvil sobre la mesa de la cena”, indica MacPherson. “Déjelo en modo vibración en el bolsillo o en el regazo. En caso de que suene, pida permiso para levantarse —no explique por qué, hágalo simplemente con un ‘discúlpenme’— y salga del salón antes de atender la llamada”.
En algunos círculos, costumbres antiguas como los discos de vinilo, el bourbon de barrica única y los sombreros tiroleses son reliquias de los cincuenta reclamadas por los jóvenes urbanos creadores de tendencias, según Brett McKay, uno de los fundadores de un blog sobre el estilo de vida masculino, The Art of Manliness. El sitio tiene entradas populares sobre la etiqueta extraídas de las vidas de George Washington y Theodore Roosevelt. Este último, por ejemplo, descubrió que podía ser más persuasivo en sus discursos cuando dejaba de menospreciar a la oposición denominándola “especímenes hipócritas que van a la iglesia” y “clásicos ignorantes”.
“En sociología existe la idea de que todas las generaciones se rebelan contra sus padres y simpatizan con sus abuelos”, explica McKay. “El lema de los miembros de la generación de la explosión demográfica era ‘sé libre, sé tú mismo’. La generación que creció en EE UU durante la Gran Depresión era más formal, y la gente quiere recuperar algunos de esos valores”.
Las jóvenes también han mostrado un nuevo interés por los buenos modales, asegura Grace Bonney, fundadora de Design Sponge, un popular blog sobre decoración.Las entradas en temas como “lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer en las redes sociales” han dado lugar a cinco veces más comentarios y “me gusta” de Facebook que muchas otras.
Si este renovado interés anuncia un cambio real en el comportamiento es una pregunta que está en el aire. Al fin y al cabo, los buenos modales requieren trabajo. “No luchamos por las buenas intenciones”, explica Nathan Tan, autor de Forgetful gentleman [El caballero descuidado], que se publicará en mayo. “Luchamos por poner en práctica las buenas intenciones”.
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