¿Cómo te recuerdas?
Un centro cultural de Río de Janeiro presenta un experimento antropológico a través de un 'software' para configurar rostros
A primera vista parece sólo un entretenido juego de ordenador. En realidad, es algo más que un juego, aunque también tiene mucho de lúdico. Se trata de una herramienta de "autoconocimiento" y cualquier ciudadano que se aventure podrá probarlo a partir de mañana en el Centro Cultural Banco de Brasil de Río de Janeiro, un centro conocido por sus exposiciones artísticas y por sus debates culturales y literarios.
El ejercicio de antropología cultural consiste en experimentar cómo ve cada uno su rostro, por tanto, su personalidad. El juego lo ha creado el diseñador Jair de Souza y consiste en que cada uno se haga su propio retrato. Gracias a un software creado por el ingeniero Isnard Martins y utilizado por la policía brasileña, el ciudadano entra en una cabina y se pone frente a un ordenador, donde va a encontrar más de 1.200 opciones para retratar las partes de su rostro. De esta forma, el usuario va reconstruyendo las características de su cara a la vez que escoge y elimina elementos.
Jair ha realizado una prueba previa en distintos puntos de la ciudad y con personajes famosos como los actores Paulo Betti y Estenio García, el estilista Felipe Veloso, el artista plástico Luiz Zerbini y el psiconalista Luiz Alberto Py. En el caso de los famosos, el ejercicio fue más difícil por las contradicciones que mostraron con su propia imagen. Más fácil resultó con los ciudadanos de a pie en la Estación Central, donde el juego resultó más espontáneo y dio lugar a bromas y risas.
Según los organizadores del "juego antropológico", las personas escogen a veces algunos de sus rasgos de otro sexo u edad, creyendo que se parecen más a los suyos. En general, advierten, se trata de reconstruir la cara de otra persona, pero que en realidad es la tuya. "Es un ejercicio siempre doloroso", afirma Jair, quien señala que se trata de "la imagen de tu propia memoria".
Durante el juego, los curiosos podrán ir viendo en una pantalla cómo los voluntarios se retratan a sí mismos. Cada uno de los participantes tiene que entregar antes una foto real. Al salir de la cabina, se le entregará una tarjeta postal con la imagen con la que él se ha retratado.
El ejercicio podrá durar unos 20 minutos y los voluntarios recibirán instrucciones de cómo poner en marcha el programa.
Según los primeros resultados de las pruebas realizadas, se observa una tendencia a rejuvenecer la propia imagen, algo que los psicoanalistas achacan a una señal del cerebro por mejorarla.
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