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Fracturas y heridas infectadas: los mayores problemas de salud que está dejando la dana

Las gastroenteritis son frecuentes, pero la mayoría se están tratando sobre el terreno y no hay registrado un número mayor que el de otros años por estas fechas

Consecuencias de la Dana
Centro de atención sanitaria montado en el colegio Lluis Vives de Paiporta, este lunes.Samuel Sánchez
Pablo Linde

En lo peor de la dana, en los hospitales valencianos reinaba una relativa calma. La emergencia estaba sobre el terreno y no había en las urgencias un número de casos superior a los habituales. Pero tras los primeros días, comenzaron a llegar pacientes con heridas, lesiones a las que seguramente no le habían dado importancia cuando las prioridades eran salvar la vida y las pertenencias, pero que se habían infectado y empezaban a complicarse, cuenta Jose Luis Rodrigo, jefe traumatología del Hospital Universitario Doctor Peset. Estas infecciones y las fracturas ocasionadas por las caídas en el lodo son seguramente los mayores problemas de salud que está causando la dana, según coincide este médico y Salvador Peiró, integrante del Comité de Salud Pública que está supervisando las consecuencias sanitarias de la gota fría.

Es algo que ha sorprendido a los médicos, porque aunque eran afecciones previstas y esperables, quizás no en tanta medida como en la que se están produciendo. La vista estaba puesta sobre todo en las diarreas y las infecciones gastrointestinales que puede causar el contacto con las aguas contaminadas. “Está habiendo muchas y seguramente habrá más, pero la mayoría se atienden sobre el terreno, y por el momento no tenemos registradas más de las que se notifican en las mismas fechas de otros años”, aclara Peiró.

Este tipo de infecciones son frecuentes porque la población que está en contacto con el lodo puede abrir con las manos sucias las botellas o coger comida sin haberse limpiado concienzudamente. “Bacterias como el Campylobacter [la mayor causante de diarreas], se propagan con facilidad en estos contextos, aunque la gente no está bebiendo directamente agua contaminada”, señala Peiró, que aclara que la recomendación que se mantiene en los municipios afectados de no ingerir agua del grifo se debe a que no se sabe si puede haber filtraciones. Por eso, continúa, es recomendable tomarla embotellada o, si no es posible, hervida. Y, en cualquier caso, protegerse bien en el contacto con el barro.

Voluntarios se ayudan, unos a otros, para poder beber agua potable en Paiporta, este lunes.
Voluntarios se ayudan, unos a otros, para poder beber agua potable en Paiporta, este lunes. ÓSCAR CORRAL

La Consellería de Sanidad de la Comunidad Valenciana no ha facilitado datos epidemiológicos a este periódico, por lo que es posible cuantificar casos atendidos de unas u otras dolencias.

Rodrigo explica que solo en su hospital, tras los primeros días, tuvieron que operar de urgencia a medio centenar de personas con traumatismos abiertos y, sobre todo, heridas infectadas. “No requieren simplemente una cura, un antibiótico y marcharse a casa. Hay que limpiarlas en quirófano, no solo en la sala de curas, porque se crean celulitis, accesos, se necrosan parte de los tejidos. Si evoluciona bien, el paciente queda ingresado con tratamiento intravenoso, y, si no, tiene que volver de nuevo al quirófano para volver a operar”, narra el cirujano.

El objetivo es que no se produzca una sepsis, una infección generalizada en todo el organismo que puede acabar con la muerte del paciente. La buena noticia es que en su hospital no se ha producido ningún fallecimiento y, de ese medio centenar de personas ingresadas al principio, solo quedan dos en planta. “Hemos tenido que realizar alguna amputación en algún caso muy grave, con pacientes muy vulnerables, pero eso ha conseguido salvarles la vida”, señala.

Para este operativo, los hospitales movilizaron los primeros días al personal para abrir más quirófanos, ya que el de urgencias por defecto no era suficiente para estas cirugías: además de los traumatólogos, que son los que suelen operar en estos casos, son necesarios anestesistas, personal de enfermería, auxiliares... En centros como el Peset se han pospuesto las intervenciones no urgentes “como medida de prevención”, explica una portavoz.

Tras estos primeros días de actividad más frenética, los hospitales desplazaron personal sobre el terreno para anticiparse a los casos, por lo que la afluencia a las urgencias ha bajado mucho. “Si las heridas se detectan y tratan a tiempo, no son necesarias las operaciones”, remarca Rodrigo.

Infecciones infrecuentes

Los sanitarios no están detectando afecciones posibles, como hepatitis A, ni otras amenazas, como cólera y tifus, que en cualquier caso se consideraban muy improbables. Entre las infecciones menos frecuentes hay dos posibles casos de leptospirosis, que en una situación así son previsibles, ya que se transmiten por las orinas de los animales, que pueden llegar a los humanos a través de las mucosas o, sobre todo, de las frecuentes heridas que se producen en las zonas afectadas.

Vecinos y voluntarios limpian un garaje en Picanya, una de las zonas afectadas por la dana.
Vecinos y voluntarios limpian un garaje en Picanya, una de las zonas afectadas por la dana. ÓSCAR CORRAL

Es una infección bacteriana que se manifiesta de forma parecida a un proceso gripal, con fiebre, dolor de cabeza, a veces vómitos... La leptospira, causante de la enfermedad, está en los ecosistemas y antiguamente era más frecuente detectar casos, pero Peiró explica que desde hace años, con la mecanización de la siega del arroz y las medidas de seguridad laboral se ha reducido mucho, aunque cada año en España se siguen registrando unas decenas de casos. “Aunque puede llegar a ser muy grave, si se detecta a tiempo, responde muy bien a la doxiciclina [un antibiótico de la familia de la penicilina] y generalmente se pasa sin más contratiempos. Las complicaciones pueden llegar si pasan muchos días desde los síntomas”, aclara el médico.

Una de las preocupaciones de los equipos de Salud Pública es que se retiren cuanto antes las basuras ―”algo que se está haciendo”, dice Peiró― para evitar que ratas y otros animales acudan y con sus desechos sigan infectando las aguas estancadas, lo que en un contexto como el de la zona cero puede ser un caldo de cultivo para infecciones.

Por esta misma razón, las autoridades sanitarias recomiendan no pasear a los perros por las zonas enfangadas, ya que pueden contraer infecciones como la leptospirosis, que no solo les pueden afectar gravemente, sino también transmitirlas a los humanos. Y es especialmente complicado detectarlo en ellos, puesto que suelen estar vacunados y presentan anticuerpos que pueden confundir las pruebas más sencillas.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.
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