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Legar generosidad después de la muerte: “De una herencia solidaria nos beneficiamos todos”

Las herencias altruistas aportaron a las ONG casi 34 millones de euros en 2021, un 31% más que el año anterior, según los datos de una veintena de organizaciones

herencia testamento
Una mujer firmando un documentoWestend61 (Getty Images/Westend61)
Andrea García Baroja

Predominan los importes en metálico, pero también son inmuebles, joyas y obras de arte. Pertenencias que serán futuro legado de quien decide con sus últimas voluntades seguir aportando a la causa más importante de su vida, que no siempre tiene que ver únicamente con la familia. Los españoles donaron 33.8 millones de euros a distintas ONG y fundaciones a través de testamentos solidarios en 2021, según los datos que reflejan la actividad de Haztestamentosolidario.org, plataforma que aúna a una veintena de organizaciones como Cruz Roja o Amnistía Internacional. La cifra supone un aumento de un 31% de las donaciones con respecto al 2020, año en el que se legaron alrededor de 23 millones de euros.

Son muchas las causas por las que donar mediante el testamento. En el caso de Jordi Castejón, es un homenaje con el que pretende mejorar la situación de los pacientes de alzhéimer, enfermedad por la que falleció su padre hace 20 años. “Yo lo hago en su nombre. Los bienes que yo tengo son los que tenía él, y por eso intento preservarlos”, cuenta. Castejón vivió en primera persona y de manera continua, al ser hijo único, cómo se iban degenerando la calidad de vida y la salud de su padre. El catalán de 65 años, que tiene dos hijos, tomó la decisión de hacer un testamento solidario antes de la pandemia. Decidió donar a la Fundación Pasqual Maragall, dedicada a la investigación científica para la prevención del Alzheimer. “Te marca a ti, al vecino, al otro… Que avance la investigación es un testamento universal. De una herencia solidaria nos beneficiamos todos”, expresa.

La mayoría de los testadores solidarios tienen entre 60 y 69 años, aunque el perfil ha ido ampliándose con el paso del tiempo y cada vez acoge a gente más joven. El tramo de donadores en la década de los 50 ha crecido de manera exponencial durante los últimos años, al igual que la de los 40, que aumentó un 186% en 2021. Donan más las mujeres, pero también se observa un “creciente equilibrio” entre los géneros, según los datos recogidos por la plataforma Haztestamentosolidario.org. Un 58% de los testamentos altruistas son de ellas, un 42%, de ellos.

Laura Urabayen, enfermera en el servicio navarro de salud, ha estado desde joven implicada en el cuidado del planeta y en la organización Greenpeace y ahora, con 50 años, parte de su herencia irá destinada a ello. “Ojalá más generaciones venideras puedan conocer la Tierra como yo la he conocido, o tengan al menos un planeta donde vivir”, expresa. El fallecimiento de su padre en 2017 también le hizo reflexionar sobre el suyo propio y, finalmente, hacer un testamento, no enfocado en la línea sucesoria, sino en la coherencia con sus valores. Para ella, aportar generosidad después de un momento tan pesaroso como puede ser la muerte, es tremendamente valioso.

Hacer un testamento solidario es sencillo y barato. Basta con elegir la ONG o fundación a la que hacer heredera y acudir al notario. “Allí se informa de cómo queremos repartir nuestros bienes y de que este reparto incluye a la ONG o fundación de nuestra elección, teniendo en cuenta, por supuesto, las restricciones que marca la ley en caso de tener descendientes”, explica Alhelí Quintanilla, coordinadora de la campaña Haz testamento solidario. La herencia se divide en tres partes iguales, uno de los cuales es de libre disposición. “Es un proceso económico, no alcanza los 70 euros, muchas organizaciones lo incluyen como gratuito y tributariamente tienen otros beneficios fiscales diferentes a la línea sucesoria”, explica Urabayen. Después, solo queda avisar a la fundación.

Tanto el entorno de Castejón como el de Urabayen ratificaron su voluntad de hacer un testamento solidario. “Al principio muchos no sabían de lo que estaba hablando, pero ahora están conmigo en la decisión”, cuenta Urabayen. Ambos coinciden en que hay desconocimiento acerca de la posibilidad de dejar un legado altruista, y que mucho de ello tiene que ver con las pocas ganas de hablar sobre la muerte. “Parece que es un tema tabú. Es mucho más común hacer donaciones en vida que hacer un testamento, pero si el mío sirve para que se hagan más, estupendo”, expresa Castejón.

Hijos sin necesidades

Estar casado y tener descendencia deja, poco a poco, de suponer un impedimento para dejar un legado abnegado. Aunque un 48% de los testamentos solidarios son de personas solteras, las parejas casadas suponen un 30% de los donantes, por delante de divorciados y viudos, con un 12% y un 10% respectivamente. “Muchas veces se les deja todo a los hijos, sin que ellos lo necesiten”, observa Castejón. Desde la plataforma explican que la pandemia supuso un momento de inflexión para muchas personas, que observaron de forma cercana el fallecimiento repentino de un ser querido, y que ha impulsado a muchos a elegir este tipo de herencias. Para Urabayen, la evolución del concepto y forma de la familia también ha contribuido: “La sociedad está cambiando, y hay que hablar de las herramientas beneficiosas a futuro que tenemos para todo el mundo. Eso nos hace sentir bien y, sobre todo, útiles”.

La cantidad media ingresada a través de importes en metálico también se ha incrementado ligeramente, de los 76.053 euros en 2020, a los 79.904 euros en el año siguiente. “Es una opción cada vez más conocida, en especial entre las personas solidarias que valoran el trabajo de las ONG y fundaciones. Los testadores solidarios saben que su herencia va a ser gestionada con transparencia y que estará bien empleada”, sostiene Quintanilla. La Comunidad de Madrid es la que más destaca, con nueve millones de euros donados por los madrileños a través de testamentos altruistas. Le siguen País Vasco, con casi cuatro millones, Cataluña con poco más de tres, y Castilla León y Valencia con 2,8 y 2,7 millones respectivamente.

Castejón incide en que el testamento lo hace en nombre de su padre: “Él colaboraba a nivel personal con la gente, ayudaba a muchas personas. Quiero continuar con su trayectoria”. Y la motivación principal de Urabayen es dejar un mundo mejor para las generaciones futuras: “Es un gesto muy sencillo y se puede sacar mucho provecho de ello, tanto en lo social como en lo ambiental. Además, dejarlo te hace sentir más humano”.

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