Un testigo clave del juicio por el parricidio de Vilanova: “Alba me anuló como persona”
Un exnovio declara por primera vez que la acusada instruyó a Isma para que hiciera daño a su padre
Arnau S. es un testigo clave para la Fiscalía en el juicio por el parricidio de Vilanova i la Geltrú (Barcelona). Es el eslabón que une a los dos acusados: Isma, que apuñaló a su padre hasta la muerte en un brote psicótico el 8 de junio de 2019, y Alba, que presuntamente le manipuló para que lo hiciera. Arnau, amigo de Isma desde el parvulario, empezó a salir con Alba en la primavera del año anterior tras conocerla por Tinder. Les presentó y los tres se convirtieron en inseparables. El testigo ha explicado que acabó perdiendo a su amigo y acabó él mismo perdido en una relación que le sumió en la depresión: “Alba me anuló como persona”.
La Fiscalía pide más de 34 años de cárcel para Alba por inducción al asesinato, inducción al incendio ―Isma quemó la vivienda tras cometer el crimen― y estafa. La tesis de la acusación es que la chica creó un mundo de fantasía para someter a Isma a su voluntad: le integró en un supuesto grupo secreto parapolicial e inventó para él una novia virtual, Júlia, de cuya existencia el chico estaba totalmente convencido. Cuando los padres del joven cerraron el grifo del dinero, siempre según la acusación, Alba contó a Isma que su padre era un mafioso y que debía matarlo y saldar una deuda de 20.000 euros.
Un jurado popular deberá decidir si Alba indujo el asesinato de Manuel Molina en un caso con numerosos indicios y un relato sólido, pero sin una prueba directa que vincule a la joven con el crimen. No existen, por ejemplo, mensajes de texto o llamadas telefónicas en las que se la escuche dando instrucciones para el asesinato, tal como sostiene Isma que ocurrió.
Arnau ha aportado este lunes un dato inédito: ha asegurado que escuchó cómo Alba instruyó a Isma para que hiciera daño y maltratara a su padre. Incluso ha llegado a insinuar que oyó la orden de matarlo, aunque más tarde se ha desdicho. “Recuerdo que dijo que le dejaba grave, quizá sí que dijo matarlo... Aunque no recuerdo que dijera ‘mátalo’ literal”, ha dicho. Arnau no hizo mención a esa circunstancia en su declaración ante la jueza de instrucción de Vilanova. Asegura que entonces calló por “miedo”: a sufrir represalias por parte de Alba, pero también a que se le considerara, de algún modo, cómplice.
La defensa de Alba ha pedido a la magistrada (sin éxito) que abra una causa contra Arnau por falso testimonio. Considera que el testigo actúa movido por la animadversión hacia su clienta, sobre todo después de que ésta, en su declaración en el juicio, disparara contra él. Alba dijo que Arnau inventó el personaje de Júlia y que la había sometido a malos tratos. El testigo, que nunca ha sido denunciado por ello, lo ha negado de forma tajante.
Durante la relación, que terminó en mayo de 2018, Alba le dijo a Arnau que se había quedado embarazada. Era mentira. “Vi que no le había crecido la barriga”. El joven ha asegurado que estar con ella le dejó muy tocado. Perdió el contacto con sus amigos, se vio solo y aislado. “Me hacía sentir que no podía tomar ninguna decisión, que no servía para nada. Cuando alguien me hacía una pregunta, ella contestaba por mí”.
Arnau ha asegurado que estaba convencido de la existencia de Júlia, la novia de su amigo Isma. Hasta que su familia le hizo ver que ocurrían cosas demasiado extrañas en la vida de esa chica: accidentes, tiroteos, muertes trágicas. “Me hacían dudar”. Al final, él mismo pensó que Júlia era ficticia y se lo transmitió a Ismael. Pero él no le creyó.
“Captado por una secta”
Al igual que Isma, también su familia más cercana creía en la existencia de Júlia. Era la primera novia del chico y su madre, Carmen S., se alegró mucho, aunque lo cierto es que ella “nunca aparecía” en persona. “Mi hijo nos contó que Júlia tenía una vida extraña, que el padre y el hermano eran traficantes de droga...”, ha declarado. La situación se volvió más extraña cuando Isma les explicó que formaba parte de “una organización de los Mossos”. Empezó a pedirles varias cantidades de dinero, que son las que acabaron en cuentas corrientes de Alba. “[Isma] decía que no podía contar nada y no le sacábamos de ahí”, ha dicho la madre, que vivió la situación con creciente angustia y temió por la vida de su hijo. “Pensábamos que había sido captado por una secta”.
En su declaración ante el jurado popular, Alba aseguró que Isma le había contado malos tratos del padre hacia su madre. La mujer lo ha negado. “Jamás en mi vida me ha puesto una mano encima, ni a mí ni a mis hijos”. “¿Ha recuperado la relación con su hijo?”, le ha preguntado la abogada de Isma. “Sí, y ahora es aún mejor”.
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