Alba, acusada de inducir el parricidio de Vilanova, apunta sin pruebas a un exnovio
La joven admite en el juicio que fingió ser la novia virtual del autor del crimen pero que no quiso manipularle sino “darle ánimos”
Alba Andreu, de 22 años, se juega su futuro y su libertad. Tiene que convencer al jurado popular de que no manipuló a su amigo Isma para que matara a su padre, de que es incapaz de hacerlo. Y debe plantear, con convicción, una teoría alternativa que explique por qué un chico sin aparentes conflictos familiares como Ismael Molina acabó apuñalando hasta la muerte a su padre Manuel, en el piso familiar, el 8 de junio de 2019. La defensa de Alba, que se expresa de forma clara y solo en un par de ocasiones rompe a llorar, se despliega como un ataque en varios frentes que deja víctimas colaterales a su paso: apunta a un exnovio como creador de la fantasía que acabó embaucando a Isma y lanza sombras de duda sobre la relación entre el joven y el padre fallecido.
La mirada de Isma, autor material del crimen, permanece intensamente fija sobre Alba en toda la declaración. La chica explica que se convirtieron en “hermanos” tras haberse conocido en la primavera de 2018, cuando empezó a salir con Arnau, un amigo íntimo de él. Pronto les unieron las confidencias compartidas, sus “problemas de autoestima” y sus “complejos físicos”. Arnau, con el que rompió uno año después, pocos meses antes del crimen, se ha convertido este jueves, en la segunda sesión del juicio por el parricidio de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), en protagonista involuntario de la trama. Alba le atribuyó la creación de un falso grupo secreto que colaboraba con los Mossos y, también, la invención de una novia virtual para Isma: Júlia. “Todo fue cosa de Arnau”.
La Fiscalía, que pide más de 34 años de cárcel para Alba por inducción al asesinato, considera que creó al personaje de Júlia para afianzar su ascendencia sobre Isma, al que acabó aislando de su entorno y majando a su antojo con el único objetivo de conseguir dinero. En pocos meses, la chica logró que le entregara unos 7.500 euros en diversas transferencias hasta que, finalmente, el padre de Isma, Manuel, decidió cerrar el grifo. Alba convenció entonces al joven de que su padre formaba parte de una organización mafiosa y de que la única forma de protegerle a él y a su familia era matarle y pagar una deuda de 20.000 euros.
Alba, que tenía 19 años cuando se cometió el crimen, se ha esforzado este jueves por desmontar la tesis de la acusación. De entrada, se ha presentado como una mala estudiante que necesitó de un currículum adaptado para superar la ESO. También, como una persona vulnerable, que se embarcó en una relación con quien acabó siendo un maltratador: Arnau. “Sigo teniéndole miedo, voy mirando por la calle alrededor...” dice y se tapa la cara con las manos mientras baja la cabeza y vierte unas lágrimas. A preguntas de la fiscal, Alba ha admitido que nunca, ni siquiera ahora, ha denunciado a Arnau, cuya declaración como testigo está prevista para este viernes.
La invención de Júlia, ha insistido, fue cosa de Arnau, que quería subir la autoestima a su amigo. Alba se prestó al juego contra su voluntad, y siempre con la mejor intención. “Cuando hablaba como Júlia, tenía con Isma conversaciones típicas de pareja. Él me comunicaba alguna inquietud y yo intentaba darle ánimos”. La cuestión es que siguió adelante con la fantasía aun cuando Arnau había desaparecido de su vida. ¿Por qué no paró?, ha querido saber el jurado popular en una batería de preguntas a la acusada. “Porque se hizo una bola de nieve cada vez más grande, una mentira tras de otra, y se me escapaba de las manos”. Esa “bola” incluyó la petición a Isma de un bote de esperma con el que, siguiendo ese delirio, Júlia se quedó embarazada de mellizos.
La defensa de Alba pasa también por arrojar sombras de dudas sobre el móvil de Isma. Según la Fiscalía, el joven, que entonces tenía 21 años, apuñaló a su padre por indicación expresa de Alba, que le animó a quemar el cadáver y deshacerse de las pruebas, lo que provocó un incendio en la vivienda familiar de Vilanova. La Fiscalía pide su absolución al apreciar la eximente de alteración psíquica, ya que el chico padecía en ese momento un brote de una esquizofrenia paranoide que le fue diagnosticada justo después del crimen. Alba ha asegurado que Isma tenía “problemas” con su padre, pero que cada vez que salía el tema se ponía “nervioso y alterado” y “no llegó a concretar nunca” de qué se trataba. “Una vez dijo que alguna vez su padre había dado un puñetazo en la pared”. La acusada, que asegura que toma ansiolíticos y antidepresivos, ha insinuado que el fallecido era un hombre violento y que tenía la impresión de que maltrataba a la madre del chico, aunque ha admitido que no tiene ninguna prueba de ello.
El 8 de junio, día de los hechos, constan en el sumario tres llamadas telefónicas de Isma a Alba. El contenido de esas comunicaciones se ha perdido para siempre, pero según la Fiscalía fue en ese momento cuando la acusada dio al joven las instrucciones concretas para matar al padre. Ella ha negado haber recibido las dos primeras llamadas, efectuadas antes del crimen —de tres y ocho minutos de duración—, pero no ha sabido explicar por qué, más allá de decir que Arnau tenía el “control absoluto” de su teléfono móvil”. Alba ha admitido la tercera llamada, una vez cometido el asesinato. “[Isma] me dijo que había acabado, que estaba lleno de sangre y que no sabía qué hacer. Dijo que lo había matado, pero nunca me dijo a quién. Me descolocó mucho esa llamada”, ha dicho Alba, que ha ensayado cierto arrepentimiento ante el tribunal. “Intenté pensar por qué lo habría hecho, si había alguna responsabilidad mía por haberme hecho pasar por Júlia... Lamento el daño causado”.
En la sesión de este jueves han emergido más elementos sobre el pasado y el presente del entorno de Alba. Este viernes está prevista la declaración como testigo de Arnau pero también de Adam, su actual pareja. Varios familiares de este chico siguen estos días con mucha atención la vista oral en el Palacio de Justicia de Barcelona. Quieren conocer a la chica que, según explican, ha aislado por completo a Adam de su entorno y trata de aprovecharse de él.
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