Mercadillos de Navidad abiertos en Berlín y cerrados en Dresde: en Alemania, Reino Unido y Bélgica también deciden las regiones
Los 16 Estados federados alemanes y las cuatro naciones británicas tienen la última palabra en medidas contra la covid. En Italia, un semáforo marca las normas por regiones, mientras que en Francia todo se decide desde París
Como las familias infelices de Tolstoi, cada país europeo combate el coronavirus a su manera. Aunque la pandemia es universal, y una variante como ómicron puede aparecer en Sudáfrica y en pocas semanas ser dominante en territorios muy alejados, no existe una uniformidad en las medidas que adoptan los diferentes países europeos, ni siquiera dentro de los propios Estados. Algunos, como Francia, Holanda o Portugal, aplican las mismas restricciones, a veces con pequeñas variaciones locales, mientras que en otros, como España, Bélgica, Alemania o Reino Unido, las diferencias entre regiones son considerables porque dependen de los poderes locales.
En el uso de mascarillas también existen diferencias sustanciales: en muy pocos países es obligatoria en exteriores (en Italia sí lo es en las zonas muy concurridas o con mayor incidencia o en Alemania en algunos mercadillos navideños, aunque sean al aire libre), pero en muchos se mantiene la obligatoriedad en interiores.
Alguno de los países que acaban de tomar medidas más duras para combatir la pandemia ante la oleada provocada por la variante ómicron, como Países Bajos o Portugal, lo han hecho a nivel estatal. En Países Bajos, por ejemplo, el Gobierno se reúne con su equipo de asesores científicos, los ministerios de Sanidad y Justicia en particular, y una representación de los ayuntamientos antes de dictar medidas igualmente nacionales. En Francia, las decisiones sobre la pandemia siempre han estado centralizadas en París y en el Elíseo: la clave para el Gobierno en la lucha contra las nuevas olas de la covid-19 es la aceleración de la campaña de vacunación, con la dosis de refuerzo, y la obligación del certificado covid en todo el territorio.
En otros países europeos, sin embargo, las variaciones regionales son más importantes, ya sea por un sistema de semáforo centralizado relacionado con la incidencia del que dependen las restricciones –como en Italia– o porque son las regiones las que toman las decisiones últimas, como en Alemania o Reino Unido.
Reino Unido: cuatro naciones, cuatro políticas
En el Reino Unido, por su particular ordenamiento territorial, cada uno de los cuatro territorios que lo componen tiene la última palabra sobre las normas para combatir la pandemia, si bien existen pautas comunes, como la no obligatoriedad de llevar mascarilla en exteriores. Aunque el primer confinamiento había sido decretado por el Gobierno británico, una vez iniciada la desescalada en verano de 2020, las competencias en materia de coronavirus pasaron a las denominadas devolved nations, es decir, los territorios con su propio Ejecutivo y Parlamento: Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Como consecuencia, resulta fácil confundir las restricciones estipuladas por Boris Johnson como si se aplicasen en todo el Reino Unido, cuando solo son válidas para Inglaterra donde, por otro lado, viven 56 de los 68 millones de británicos.
En tiempos de crisis, o para aspectos concretos como los desplazamientos internacionales, el Gobierno estatal tiende a convocar a los otros tres para consensuar estrategia, pero cada Parlamento tiene la última palabra. Como prueba, mientras Inglaterra había dicho adiós a las mascarillas el 19 de julio, en el conocido como Día de la Libertad, en Escocia eran obligatorias en comercios o transporte. Actualmente, la deriva causada por la variante ómicron ha llevado a las cuatro administraciones a recomendarlas en casi todos los interiores, pero mientras el Gobierno de Johnson ha decidido esperar a conocer aún más sobre la gravedad, los otros tres han movido ficha con el anuncio de medidas que entrarán en vigor después del día de Navidad.
Italia: semáforo covid y mascarillas en exteriores
En Italia rige un sistema de prevención de contagios basado en colores, como si de un semáforo se tratara (blanco, amarillo, naranja) que marcan el impacto de la pandemia y las restricciones que cada región debe seguir. Las reglas y los parámetros para pasar de un color a otro –en función de la incidencia acumulada semanal y otras mediciones como ingresos hospitalarios u ocupación de camas de UCI– son iguales para todo el país. En las zonas amarillas las mascarillas son obligatorias en exteriores.
Este jueves, el Gobierno ha endurecido las restricciones ante la elevada difusión del virus. Ha decretado el uso de mascarillas al aire libre en todo el país que, hasta ahora, solo eran obligatorias en las regiones que se encontraran en zona amarilla o naranja ―actualmente la mayor parte están en zona blanca, salvo Calabria, Friuli Venezia Giulia, Liguria, Las Marcas y el Véneto, que están en zona amarilla― o en el centro y lugares de aglomeraciones de algunas ciudades como Roma o Turín. Además, las discotecas, salas de baile y locales similares permanecerán cerrados hasta el 31 de enero y tampoco se podrán realizar fiestas, conciertos o cualquier tipo de evento que implique aglomeraciones en espacios al aire libre. Y solo los vacunados o quienes hayan pasado la infección podrán consumir en el interior de bares y restaurantes y entrar a museos, cines y teatros, aunque en estos últimos no se podrá consumir comida ni bebida.
Alemania: medidas diferentes en los 16 Estados federados
En Alemania, las restricciones para combatir la pandemia dependen de los 16 Estados federados y el Gobierno federal, primero con Angela Merkel y ahora con Olaf Scholz, ha tratado de implementar un catálogo de medidas de prevención para todo el país sin lograr un consenso. Cada Gobierno regional actúa de acuerdo con sus propias necesidades y urgencias. El mejor ejemplo de estas contradicciones territoriales se acaba de plantear con las medidas para hacer frente a los contagios durante la Navidad.
Mientras que las autoridades de Berlín han decidido autorizar la apertura de los populares mercadillos navideños con condiciones estrictas –pasaporte covid, mascarillas siempre que no se esté comiendo o bebiendo–, en Dresde se ha clausurado uno de los más famosos de todo el país. Hamburgo ha decretado un duro confinamiento para las fiestas, que obliga a los restaurantes, pubs y bares cerrar a partir de las 11 de la noche del 24 de diciembre. En Nochevieja, el toque de queda no se aplicará hasta la 1 de la madrugada, mientras que en Berlín solo se impide que no haya fiestas con la presencia de más de diez personas. El único acuerdo que regirá en todo el país es la prohibición de los fuegos artificiales en lugares públicos, el uso de la mascarilla en supermercados y comercios y el pasaporte covid para poder ingresar a los cines y restaurantes.
Bégica, restricciones más estrictas por regiones
Bélgica, un país federal construido sobre complejos equilibrios políticos y una multiplicidad de parlamentos y administraciones –siete cámaras parlamentarias y seis gobiernos en un país de 11 millones de habitantes–, da como resultado un puzle en materia de lucha contra la covid. El marco básico de medidas contra la pandemia las fija en Bélgica el llamado Comité de Concertación, en el que se encuentra el primer ministro del país, Alexander de Croo, junto a miembros del Gobierno federal y responsables de Gobierno de las diferentes regiones (Flandes, Valonia, región de Bruselas). A partir de ahí las administraciones inferiores pueden ajustarlo a su situación epidemiológica y “las autoridades regionales pueden establecer obligaciones más estrictas si la situación epidemiológica lo requiere”, avisa sobre Bélgica la página Reopen EU, una iniciativa de la Comisión Europea para informar sobre las distintas medidas frente al coronavirus en los 27 países de la UE.
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