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Primer día sin restricciones: la mayoría de los británicos recela de la “libertad” que les brinda Johnson

El líder de la oposición laborista denuncia la decisión como una “temeraria barra libre” y pronostica un verano “caótico”

Personas bailando en The Piano Works, una discoteca de Londres, en la madrugada del domingo al lunes.
Personas bailando en The Piano Works, una discoteca de Londres, en la madrugada del domingo al lunes.Alberto Pezzali (AP)
Rafa de Miguel

El proclamado Freedom Day (Día de la Libertad) ha sorprendido a más de medio millón de habitantes del Reino Unido, entre ellos su primer ministro, obligados a mantener cuarentena en casa. El ritmo de contagios de la variante delta del virus se duplica cada dos semanas, y el promedio diario de nuevos infectados supera ya los 50.000. Las muertes rondan las 30 diarias. El sistema de localización y rastreo del Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés) ha provocado un caos en oficinas, comercios o servicios públicos, por el incesante número de personas que reciben el aviso de que han estado en contacto con alguien que ha dado positivo y deben aislarse durante 10 días en sus domicilios. Pocos de ellos tienen motivos para celebrar la llegada de este 19 de julio, en el que se han levantado el resto de restricciones sociales que seguían vigentes. Ya no habrá un límite de seis personas en las reuniones en interior, los trabajadores esenciales vacunados no tendrán que aislarse aunque hayan estado en contacto con un positivo y la mascarilla deja de ser legalmente obligatoria en tiendas, autobuses o en el metro. Los teatros pueden reabrir sus puertas con aforo completo. Y, 18 meses después, vuelve el ocio nocturno.

En la madrugada de este lunes, más de 10.000 discotecas y clubes nocturnos han reabierto sus puertas y han acogido a miles de jóvenes que celebraban ante las cámaras el momento. Era una imagen alarmante, porque la mayoría de los menores de 30 años no ha recibido la pauta completa de la vacuna ―algunos, ni siquiera la primera dosis―, a pesar de los esfuerzos del Gobierno de Johnson por acelerar el programa. Desoyendo la advertencia de centenares de científicos y personalidades médicas, el primer ministro ha seguido adelante con una decisión que tiene una mezcla de apuesta, obstinación ideológica y promesa política malentendida. Apuesta, porque Downing Street cree que debe aprovechar la ventana de oportunidad del verano para comprobar hasta qué punto la inmunización consigue controlar la pandemia a niveles soportables para el sistema público de salud. “Si no reabrimos ahora, con la ayuda que supondrá el cierre de los colegios, ¿cuándo seremos capaces de regresar a la normalidad?”, justificaba Johnson su decisión a principios de julio. Ideología, porque la presión del ala más dura y libertaria del Partido Conservador impedía al político dar marcha atrás. Y confusión en la promesa, porque del mismo modo que Johnson ha asegurado siempre que la vuelta a la normalidad sería irreversible, también se ha reservado el derecho a cambiar de criterio si los datos científicos eran contundentes.

Johnson, quien deberá mantener su aislamiento hasta el 26 de julio en la residencia oficial de Chequers, no ha cambiado este lunes ni un ápice la lógica de su planteamiento. “Cuando las vacunas ya previenen un número consistente de hospitalizaciones y muertes, las restricciones sociales no suponen una mayor ventaja ni beneficio. La pregunta, entonces, es: ¿si no ahora, cuándo?”, ha defendido el primer ministro.

Un cliente pide una pinta en un pub de Londres, este lunes.
Un cliente pide una pinta en un pub de Londres, este lunes.TOLGA AKMEN (AFP)

7 de cada 10 ciudadanos expresan aún su rechazo a entrar en una discoteca o club nocturno, según el último sondeo de YouGov. Esa misma cifra, un 70%, respalda que el uso de mascarillas siga siendo obligatorio todavía durante un largo tiempo en comercios o autobuses, como ha señalado para The Economist la empresa demoscópica Ipsos MORI. Varios de los ministros de Johnson, y sus asesores científicos, han expresado su voluntad de seguir usando la protección, aunque la ley no les obligue a ello. Se anticipa un quebradero legal en las próximas semanas, y la tensión social derivada de ciudadanos forzados a compartir espacios cerrados sin normas claras.

El líder de la oposición laborista, Keir Starmer, habitualmente contenido en sus críticas al Gobierno, ha lanzado este lunes uno de los más duros ataques que se recuerdan en torno a la pandemia. Ha acusado a Johnson de promover una “barra libre temeraria” que derivará obligatoriamente en nuevas y duras restricciones sociales más adelante. “Siempre respaldaremos el trabajo y el bienestar de las personas, pero los riesgos imprudentes de Johnson nos dirigen hacia un nuevo confinamiento. El Gobierno ha vuelto a perder el control del virus y la confianza de la ciudadanía. Deben replantearse este plan antes de que sea demasiado tarde”, ha advertido Starmer.

La comunidad científica se ha enfrentado con dureza a la decisión de Johnson. Advierten de que al menos uno de cada 100 habitantes del Reino Unido está infectado con la variante delta (en el momento más crítico de la pandemia, la cifra era de uno cada 50), y el ritmo de contagios y hospitalizaciones no da ninguna señal de aminorar. “Nos dirigimos hacia la mayor ola del virus registrada hasta ahora. Es cierto que las vacunas han logrado reducir notablemente el número de personas hospitalizadas o fallecidas”, ha denunciado Andrey Hayward, uno de los epidemiólogos que forma parte del comité asesor del Gobierno, “pero podemos encontrarnos con decenas de miles de muertos más si no tenemos precaución”.

Londinenses este lunes saliendo de un vagón de metro en Waterloo Station.
Londinenses este lunes saliendo de un vagón de metro en Waterloo Station.DPA vía Europa Press (Europa Press)

Voces como la del ex primer ministro, Tony Blair, reclaman que aquellos con pauta completa de vacunación sean tratados de modo diferente. Si entran en contacto con un positivo, defienden, bastaría con someterse a un test diario, sin necesidad de sufrir aislamiento obligatorio. El Gobierno británico ya ha advertido, sin embargo, de que no relajará el sistema de localización y rastreo hasta el 16 de agosto. Para esa fecha, confía en haber vacunado con pauta completa a la mayoría de los mayores de 18 años. Un 54% de los ciudadanos tienen ya sus dos dosis. Casi un 70%, al menos una inyección. Pero el programa ha sufrido un estancamiento notable, con cifras diarias de vacunados en torno a los 150.000, muy lejos de aquellos primeros días de la campaña en los que se llegó a suministrar la vacuna a un millón de personas en una sola jornada.

Vacunas para los menores

El secretario de Estado británico para el Desarrollo de la Vacunación, Nadhim Zahawi, ha anunciado este mismo lunes ante la Cámara de los Comunes que el Gobierno comenzará a vacunar de inmediato a los menores vulnerables. En concreto, a los niños de entre 12 y 15 años con discapacidades neuronales severas, con síndrome de Down o problemas de inmunosupresión. Del mismo modo, se inmunizará con la vacuna de Pfizer a los menores que vivan con personas vulnerables. La decisión de vacunar a todos los menores, para intentar frenar los contagios o los cierres escolares a partir de septiembre, se aparca por el momento, ha dicho Zahawi.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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