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Una cuarta parte de los ultraprocesados tienen buena nota en Nutri-Score, el futuro etiquetado nutricional español

Consumo asume que este semáforo tan solo valora los nutrientes y no el grado de procesamiento, y no descarta complementarlo con algún otro sistema en el futuro

Miguel Ángel Medina
Unos cereales con chocolate y azúcar con etiqueta Nutri-Score B, en un supermercado de Madrid.
Unos cereales con chocolate y azúcar con etiqueta Nutri-Score B, en un supermercado de Madrid.Victor Sainz

Una cuarta parte de los ultraprocesados más vendidos en España tienen buena nota en Nutri-Score, el futuro etiquetado voluntario que el Ministerio de Consumo quiere implantar este mismo año. Así lo muestra un informe de la aplicación El Coco, que ha analizado 164 tipos de alimentos de las 48 marcas más comercializadas. Nutri-Score es un semáforo —que no sustituye a la etiqueta actual— que califica los productos de más a menos saludables (de la A a la E y del verde al rojo) y lo plasma en una etiqueta frontal. Los alimentos con A y B se consideran sanos. El departamento de Alberto Garzón asume que este semáforo tan solo valora los nutrientes y no el grado de procesamiento, y no descarta complementarlo con algún otro sistema en el futuro.

Los nutricionistas de El Coco han seleccionado los productos más vendidos en septiembre y han comparado su nota en Nutri-Score con su grado de procesamiento; un 5% de los ultraprocesados obtienen una A, mientras que un 22% logran una B. Entre los productos insanos con buena nota en el semáforo nutricional se encuentran los refrescos sin azúcar, el agua mineral con sabores, el pan de molde, las minitostadas, las barritas de pescado rebozadas, el cacao instantáneo o las galletas sin azúcar, entre otros. Mientras, el aceite de oliva virgen extra obtiene una C, la misma puntuación que el de colza, algo que tiene soliviantados a los olivareros. Consumo no ha querido comentar el informe, pero hace unos meses ofreció cifras no muy diferentes: según su análisis, un 8% de los ultraprocesados están en la A, mientras que el 80% de ellos se sitúan en las letras C, D o E.

La clave está en definir qué es un ultraprocesado, dado que a día de hoy no hay una definición legal. Y la industria presiona para que no la haya nunca e incluso para que no se utilice este término. Los científicos suelen utilizar el sistema Nova, creado en 2010 por la Universidad de Sao Paulo, que clasifica los alimentos en cuatro grupos, del 1 (sin procesar) al 4 (ultraprocesados). Juan Revenga, miembro de la Academia Española de la Nutrición y Dietética y colaborador de El Coco, explica que “estos últimos son productos con aditivos que modifican las características del alimento (colorantes, endulzantes, espesantes), con más de cinco ingredientes, con elementos que no suelen estar presentes en la cocina (como lecitina de soja) y, en general, con muchas grasas y azúcares”. En su gran mayoría son productos insanos, aunque no siempre. “En cualquier caso, Nova es el sistema de valoración que menos falla para clasificar los alimentos”, opina el nutricionista. Además, numerosos estudios relacionan el consumo de ultraprocesados con el aumento de peso y un mayor riesgo de muerte.

El Ministerio de Consumo se remite a las declaraciones de Garzón sobre el tema de hace unos meses. “Nutri-Score aborda la calidad nutricional de los alimentos, pero no su grado de procesamiento. Implantar este semáforo nutricional es un gran avance, pero hay que complementarlo con otras medidas en función del conocimiento científico”, señaló el ministro en marzo.

El titular de Consumo apuntó entonces que “la mejor dieta es con productos frescos, frutas, verduras, que no necesitan Nutri-Score”, dado que no se aplicará en los productos frescos. El algoritmo de Nutri-Score valora como negativo que un alimento tenga muchas calorías, azúcares, grasas saturadas y sal, mientras que ve positivo el porcentaje de frutas, verduras, fibra, proteínas, y aceites de oliva, colza o nuez, por ser los tres ricos en ácido oleico. Los críticos consideran que la industria alimentaria puede “trucar” la nota de alimentos insanos añadiéndoles fibra o proteinas, lo que no los hace más saludables.

Jordi Salas-Salvadó, catedrático de Nutrición y experto en el nuevo etiquetado frontal, se refirió a la polémica en una entrevista en EL PAÍS: “Los alimentos tienen muchas dimensiones: una es la nutricional, que es de la que habla Nutri-Score; otra es el grado de procesamiento; una tercera es si favorece la sostenibilidad del planeta, y una cuarta es si lleva aditivos. Nunca habrá un etiquetado frontal que pueda incluir todas estas dimensiones. En cualquier caso, hay más ultraprocesados calificados como D y E que como A. Puede haber alimentos ultraprocesados en una buena categoría, pero son dimensiones distintas. Además, no hay consenso para definir lo que es un ultraprocesado”.

Nutri-Score, que funciona ya voluntariamente en Francia, Alemania, Bélgica y Suiza, está siendo aplicado ya por algunas marcas en España —como Carrefour, Lidl o Alcampo—. El etiquetado ha generado controversia científica, con cartas abiertas en favor y en contra. Su entrada en vigor voluntaria en España está prevista para este mismo año, pero algunas fuentes hablan de que podría retrasarse a la espera de que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en inglés) emita un informe sobre la conveniencia de aplicar este etiquetado frontal en toda la Unión Europea, o bien otro de los sistemas disponibles. Consumo no confirma por ahora ningún retraso en la medida.

Nueva Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutrición

El ministro Garzón ha anunciado este jueves una nueva Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutrición, cuya elaboración está pendiente desde 2008. El documento pretende servir para los próximos cinco años e incluirá objetivos como mejorar la salud de las personas consumidoras a través de una alimentación "segura, saludable y sostenible con el medio ambiente". Los Presupuestos contemplan una partida de 450.000 euros para elaborar el trabajo.  
   
   

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad —es un apasionado de la bicicleta—, consumo y urbanismo, entre otros temas. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’. 

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