¿Qué nos ha enseñado la cuarentena para mejorar la escuela?
Más de tres meses con las aulas cerradas la educación convertida en pantalla para más de 8 millones de estudiantes nos han dejado muchos aprendizajes y conclusiones. Llega el momento de pensar y actuar para mejorar un sistema con serias carencias
Seis semanas después de estar encerrados en sus casas, alejados de sus amigos y su escuela, un grupo de 167 niños del noroeste de Madrid se encontraban menos estresados. Así lo revelaba un estudio de la Universidad Complutense. Unos resultados que tras este confinamiento nos devuelven el reflejo de unas dinámicas cotidianas durante la normalidad nada amables con la infancia. Ni con el futuro. Esta ha sido la semana de los estudios y los informes y a partir de ahora toca repensar el sistema educativo y si son adecuadas las rutinas a las que arrastramos a las niñas, niños y adolescentes. Patricia Gómez, madre de tres niños y profesora en Cantalejo, Segovia, le surge una reflexión positiva también: "Me queda la esperanza, como madre y maestra, de que hayamos aprendido lo que quieren nuestros niños. Porque lo que les da tranquilidad es tiempo y compañía con sus padres. Ojalá nos acordemos de ello mucho tiempo".
Muchas gracias por recibirnos en tu casa y compartir esta newsletter. Te ponemos al día de lo ocurrido con la educación esta semana. Ha llegado el momento de hacer balance, hacer aportaciones y aprovechar lo aprendido para mejorar el sistema.
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1. ¿Qué hemos aprendido de educación en este confinamiento?
Para hacer balance de lo ocurrido te proponemos que compartas con nosotros en el Foro de Educación el que consideras el aprendizaje más importante que has sacado de todo este proceso. En breve publicaremos las conclusiones a las que lleguemos con vuestras aportaciones. Hasta entonces te compartimos algunas des conclusiones que hemos publicado esta semana basadas en dos encuestas que testaron cada una a más de 5.000 educadores y alumnos (docentes, familias y alumnos).
La primera nos reconcilia con la figura del docente. El estudio realizado por BBVA y FAD muestra a unos profesores que, antes que a su propia seguridad, dan prioridad a los alumnos en riesgo de quedarse atrás y su falta de dispositivos. Confirma que la docencia presencial es insustituible, sobre todo en primaria, y por ello en esta etapa prefieren reorganizar las clases presenciales y los de secundaria, con alumnos más autónomos, que haya una parte online.
Y esta semana pudimos también poner cifra a los estudiantes que se quedaron descolgados o tuvieron problemas para seguir la docencia online. Fueron un 30%, según un estudio elaborado por el proyecto de innovación educativa Atlántida. El informe ha permitido a EL PAÍS realizar un análisis al desafío de la cuarentena educativa. Una crisis que, según la exministra de educación Mercedes Cabrera, debe servir "como oportunidad para abrir un gran debate sobre la educación [...] y cuestiones cuya discusión teníamos pendiente y ahora se han complicado”. También el secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, compartía sus aprendizajes tras este proceso: "Hay otros elementos formativos —aparte de los contenidos— necesarios [...] para producir construcción del saber y la personalidad".
Y también nos da pistas sobre las cosas en que hemos fallado una encuesta que refleja que los niveles de estrés en niños de 8 a 10 años se redujeron durante el confinamiento y que solo el 9% echaba de menos su escuela. Los especialistas, como la autora del informe Marta Giménez-Dasí, creen que estos resultados obligan a repensar la escuela del mañana. Y a reflexionar también sobre el rol de las familias, ya que según el psiquiatra Juan Diego Martínez Manjarrés, de Forum Infancias de Madrid, cada vez le llegan más consultas de familias que asumen como enfermedad mental de sus hijos problemas que son educativos.
Cuando hemos mirado más allá de nuestras fronteras la angustia ha crecido aún más porque en algunos países la escuela puede ser su único entorno seguro y perderla es también exponerse. Descubrimos de la mano de Planeta Futuro que en la era de la covid, de los más de siete millones de jóvenes en campos de desplazados, la mitad no va a la escuela, un refugio seguro y libre de violencia para muchos niños. Y, que según ha revelado la Unesco, el 40% de los países más pobres no apoyaron a sus alumnos en riesgo durante esta crisis mundial causada por el coronavirus.
2. ¿Qué podemos hacer para mejorar?
Tanto el informe de Atlántida como el de BBVA y FAD llegan a conclusiones parecidas. "Hace falta más escuela y menos aula", y que todos trabajen en comunidad sumando, como dice el pedagogo Florencio Luengo. Y también que la solución pasa por lo local, como dice el investigador y docente Fernando Trujillo, autor del informe del BBVA: “Igual que toda la sociedad se movilizó para apoyar a nuestros sanitarios, necesitamos que se movilice en la batalla educativa: museos, asociaciones del tercer sector, universidades, ayuntamientos… Pero tienen que sentarse ya para abordarlo”, concluye Trujillo.
Como punto de partida proponía el editorial Vuelta a las Aulas de este diario que el regreso a la escuela se haga con el refuerzo de los equipos y recursos que sea necesario. "El Gobierno ha habilitado una partida de 2.000 millones que debería servir para este cometido; si no fuera suficiente, el debate debería ser cómo conseguir los recursos que faltan, en ningún caso rebajar las exigencias de seguridad", en referencia al aumento de ratios en los grupos burbuja planteados.
Y además, la semana pasada se despejaba en el Congreso el camino en la tramitación parlamentaria de la reforma de la ley de educación. Podría ser incluso una oportunidad para incorporar en su periodo de enmiendas los aprendizajes que hemos sacado en este proceso.
3. Repensar la educación y su evaluación
Si algo nos ha quedado claro en este confinamiento y al tratar de trasladar la escuela a una pantalla es que el maestro es insustituible. El especialista en neuroeducación Francisco Mora nos explicaba por qué en esta entrevista. Y saber cómo aprende el cerebro será fundamental para afrontar los desafíos del futuro. Por ejemplo, que 20 minutos es el tiempo máximo de aprendizaje ante una pantalla y que para aprender necesitamos todos los sentidos, no sirven solo la vista y el oído.
Otra de las propuestas partía de la socióloga de la infancia Lourdes Gaitán, que acusaba a los adultos de hacerlo todo para la infancia, pero sin la infancia. "La infancia debe ser parte de la solución, debemos preguntarles". De hecho, el próximo viernes Lourdes Gaitán y el pensador y psicopedagogo italiano Francesco Tonucci han organizado un encuentro gratuito y abierto al público con niños, niñas y adolescentes para repensar nuestras ciudades y escuelas en tiempos de covid.
Por ese camino va la propuesta de Educación Conectada, que invita a los estudiantes de FP de grado superior y estudiantes de grado o postgrado universitario a hacer sus propuestas para los dos grandes desafíos para la vuelta a las aulas: repensar los espacios en un centro educativo y replantear los modelos educativos pospandemia hasta el 10 de julio.
Y en replantear estos desafíos están las universidades que ya van detallando cómo será el retorno a las aulas, nos lo explicaba la rectora de la Universidad de Granada y veremos a partir de hoy cómo funcionan los exámenes masivos en tiempos de pandemia, como la selectividad que arranca hoy mismo en Navarra.
Casi todo está por reconstruirse. Y, de momento, lo que las familias y docentes se encuentran ante ellos en este verano recién estrenado, es como contaba Martín Piñol este fin de semana en su columna, el gran abismo de la agenda escolar en blanco.
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