14 días para abatir al único lobo que campea por Álava
Se atribuye al cánido la muerte de 131 animales, sobre todo ovejas, en la sierra de Gibijo. La Diputación Foral autoriza su caza
La Diputación Foral de Álava ha autorizado la caza de un lobo ibérico al que se le atribuyen ataques al ganado en la zona de la sierra de Gibijo y áreas limítrofes desde mayo del año pasado. En total, se le culpa de la muerte de 131 animales, la mayor parte ovejas. La petición partió de los ganaderos afectados. La caza se podrá realizar hasta el 14 de febrero por personal autorizado y usando el método de espera o rececho, que implica aguardar en una zona hasta que aparezca el ejemplar. En Álava no existe una población de lobo asentada y este es el único cánido del que se tiene constancia fehaciente y, por lo tanto, se le señala como causante de los daños a la cabaña ganadera, aunque no se cierra la puerta a la existencia de otro lobo solitario más. El colectivo Grupo Lobo Euskadi asegura que esta manera de actuar es la habitual en el País Vasco con la especie. "Todos los lobos que entran son aniquilados", concreta Andrés Illana, miembro de la organización.
Fallan, en su opinión, las medidas preventivas "porque el ganado está en régimen extensivo (suelto por el campo) sin pastores ni perros mastines". Los cánidos que llegan hasta Álava son ejemplares errantes (no establecidos) que proceden de Burgos y causan daños. Si estos perjuicios son pequeños, "se pagan y se sigue para adelante, pero cuando son más importantes, los matan", sostiene Illana. Estos lobos (Canis lupus signatus) forman parte de la población continua noroccidental de la península Ibérica, que se estima cuenta con 240 grupos reproductores al norte del río Duero. De ella, se calcula que solo el 1% es susceptible de campear por territorio alavés.
Illana entiende las reivindicaciones del colectivo de ganaderos "porque es lógico que defiendan sus intereses". "Lo que criticamos son las políticas de las Administraciones, no pueden legislar con las presiones de un sector determinado y, además, deben tener en cuenta que no es lo mismo matar un lobo en Álava o Vizcaya donde no hay, que en Zamora, donde la población es mayor", describe.
Para Illana, estas dos provincias vascas marcan el límite de expansión de la polémica especie hacia el este. "Los lobos no consiguen pasar del País Vasco porque a todos los que entran por aquí los matamos con autorizaciones administrativas", se queja. De esta forma, se está cortando a la especie "su única posibilidad de supervivencia, que es contactar con los europeos para evitar el aislamiento que sufren desde hace décadas. Eso solo se producirá a través de los Pirineos y ahí tenemos al País Vasco bloqueando el camino", critica.
En el documento de la Diputación Foral de Álava que aprueba la solicitud de un particular para ejercer las medidas de control sobre este ejemplar, de 31 de enero, se indica que se toma la decisión por la "excepcionalidad" de la situación. Queda acreditado "que los ataques no resultan "ocasionales", sino persistentes y continuados, y de una intensidad y especial gravedad". En el País Vasco el lobo está amparado por el marco general de protección de la fauna silvestre; por lo tanto, no se le puede cazar. Pero esa prohibición puede quedar sin efecto por una autorización administrativa, como ha ocurrido en este caso.
El 5 de febrero está previsto iniciar el procedimiento para incluir la especie en el catálogo de especies amenazadas de Álava, "y cuatro días antes autorizan a matar a un lobo, es incomprensible", se queja Illana.
Los lobos están protegidos por debajo del río Duero y, por encima, son especie cinegética, aunque su gestión no es uniforme. Se puede cazar en Galicia, Cantabria y Castilla y León. En Asturias, sin embargo, no tiene esa consideración, aunque se la somete a controles por parte de la Administración. En Portugal se encuentra estrictamente protegida. El último censo oficial (2012-2014) estimó en 297 las manadas, que se distribuyen por Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria, Madrid y Castilla-La Mancha. Hasta ahí llegan, con alguna presencia esporádica sin reproducción en el Pirineo catalán, País Vasco y La Rioja. En Portugal el último conteo oficial (2002-2003) localizó a 63 manadas.
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