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Castilla y León propone dejar a los ganaderos ahuyentar a tiros al lobo

La medida se aplicaría al sur del Duero y solo cuando fallen otras iniciativas de prevención. En los seis primeros meses del año los ataques en la comunidad han aumentado un 72%

Esther Sánchez
Rebaño de ovejas en el valle de Valdivielso.
Rebaño de ovejas en el valle de Valdivielso. esther sánchez (EL PAÍS)

El problema de convivencia entre lobo y ganadero está lejos de resolverse. La semana pasada la imagen de un lobo muerto atado a la rueda de repuesto de un todoterreno incendió las redes sociales con críticas sobre el trato que se da a estos animales. Sucedió en Asturias y lo abatieron agentes autorizados por el Gobierno regional. Los reproches llovieron desde el mundo animalista y desde los propios agentes de medio natural de la Comunidad autónoma. El lobo es una especie que se puede cazar por encima del Duero y, sin embargo, está protegido por debajo de esa frontera.

En este escenario de confrontación entre el ganadero y el lobo, la Junta de Castilla y León ha propuesto a las organizaciones agrarias la posibilidad de que puedan disparar a estos animales en las regiones situadas al sur del Duero. Es allí donde la especie está causando los mayores daños en la cabaña ganadera y está protegida, aunque sometida a controles. Solo podrían obtener la autorización quienes cuenten con permiso de armas y caza, y siempre que se hayan adoptado medidas preventivas de protección y que estas no hayan surtido efecto. Los disparos serían, en principio, para ahuyentarles, aunque si el animal persiste, se le podría cazar.

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En Castilla y León los ataques de cánidos han aumentado un 72% en los seis primeros meses de 2018 respecto al mismo periodo del año pasado, pasando de 890 a 1.449, según datos del Ejecutivo regional. La mayoría de los daños se produjeron en las provincias de Ávila y Segovia, lugares en los que el lobo ha aparecido tras décadas de ausencia. El director general de Medio Natural, José Ángel Arranz, explica que son los lugares con mayor densidad de ganado en extensivo, con densidades en las dehesas entre ocho y 10 veces más altas que al norte del Duero. De esta forma, “hay manadas que se alimentan casi solo de ganado, en el norte hay menor densidady comen más corzo y jabalí”. Así, el 15% de la población provoca el 75% de los daños.

La propuesta llega después de que el Ejecutivo castellano-leonés suspendiera su plan de gestión del lobo, que permitía cazar 143 animales al norte del Duero, donde sí se puede capturar. Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León anuló el programa apoyando las tesis de los conservacionistas de Ascel que lo habían denunciado.

Arranz aclara que “se trata de implementar un sistema similar al que se utiliza en el sur de Francia, en lugares con un nivel de ataques parecido al que nos enfrentamos nosotros”. En la actualidad, la Junta organiza controles selectivos de la especie a cargo de técnicos para eliminar a determinados ejemplares que matan al ganado de forma reiterada.

De momento, el Ejecutivo regional ha lanzado la propuesta y se encuentra analizando el interés de las asociaciones agrarias. “Nos hemos reunido con las organizaciones y para que nos trasladen sus alegaciones”, aclara Arranz. La idea surgió tras una visita de la Comisión Europea al sur de Francia donde se aplica el sistema. El presidente de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) en Castilla y León, Aurelio González, ve por una parte que la medida es positiva porque les permitirá defender su forma de vida. Pero, por otra parte, cree que es “ineficaz” para la alta población de lobos que existe y advierte: “Tiene que ser la Administración la que arregle el problema dado que es quien ha permitido la alta proliferación de fauna salvaje. Se les ha ido de las manos”. Ignacio Martínez, miembro de la Asociación para la conservación del lobo ibérico Ascel califica la propuesta de “cortina de humo”. A su juicio, “demuestra el fracaso total de un gobierno que no sabe qué hacer salvo lanzar propuestas disparatadas que no tienen ningún encaje legal”.

La coexistencia

A la búsqueda del complicado equilibrio de coexistencia, hay ganaderos que defienden al lobo, como Leandro Valle. Junto a sus tres hermanos explota una cabaña de 1.000 ovejas en la comarca de Las Merindades, en el valle de Valdivielso (Burgos), que están sueltas en una finca de gran extensión, con más de 30.000 hectáreas. “Puede resultar chocante, pero hemos comprobado que tomando medidas preventivas se acaban los ataques y tenemos beneficios económicos”, sostiene con orgullo. A su vera, tres mastines dormitan en la dehesa rodeada de niebla, mientras uno de sus hermanos pastorea al ganado. “A mi padre le mataba las ovejas y pensamos qué hacer”, relata. Primero recuperaron la figura del pastor y después al perro mastín “que es fundamental”.

Pero les falta el amparo de la Administración. “Se necesita una ley de ganadería extensiva, que regule el sector y a los perros mastines, que ahora son mascotas”, pide. Otra cuestión importante para que este tipo de ganadería vital para conservar el medio no desaparezca pasa por “profesionalizar el sector y dignificar el trabajo del pastor, al que históricamente se le considera un analfabeto”. Valle tiene palabras duras para algunos de sus colegas: “Es indignante cómo tienen a sus animales, sin cuidar”, comenta. El burgalés participa junto a otros ganaderos en el programa Vivir con Lobos desarrollado por Ecologistas en Acción y dirigido por Isabel Leiva. “Buscamos visibilizar que es posible la coexistencia de cabañas ganaderas con el lobo y fomentarla”, describe.

El presidente de UPA replica que es muy fácil hablar de medidas preventivas para ganado vacuno que pasta libre por el monte. “Sobre todo”, apostilla, “si son zonas como Ávila donde llevábamos 100 años sin depredadores”. La gente no está acostumbrada y no se puede cambiar la forma de trabajar de la noche a la mañana”.

El 90% de los ejemplares se hallan en el norte peninsular

La mayor parte de los lobos de España se distribuyen por el norte peninsular: Asturias, Castilla y León, Galicia y Cantabria, que concentran al 90% de la controvertida especie. El núcleo de la población se concentra en Castilla y León: el 50% de los lobos de la península ibérica y el 60% del territorio español. Los datos del Ministerio de Transición Ecológica indican que en España existen 300 grupos de lobos en España. Más complicado es determinar el número de ejemplares, porque el tamaño de las manadas es muy variable por la cría, la dispersión o la mortalidad, entre otros factores.

La especie solo está protegido por debajo de la frontera del Duero. En el norte de esta línea, donde es especie cinegética, su gestión no es uniforme. Se puede cazar en Galicia, Cantabria y Castilla y León. En Asturias, sin embargo, no tiene esa consideración, aunque se la somete a controles por parte de la Administración. En Portugal se encuentra estrictamente protegida.

En España se han llevado a cabo hasta el momento dos censos nacionales de lobos con una diferencia de 26 años, uno en 1986-1988 y otro en 2012-2014, ambos promovidos, coordinados y financiados por el ministerio. A la vista de estos datos podemos decir que la especie no se está extendiendo por España, porque en el primero se hablaba de 294 grupos repartidos en 100.000 kilómetros y el segundo de 297 grupos en 91.000 kilómetros.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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