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COP25: Un escaparate verde para las empresas contaminantes

Los ecologistas acusan a energéticas y bancos de hacer ‘greenwashing’, un lavado de imagen de la mano de la cumbre climática COP 25

Elena G. Sevillano
ScottishPower (filial de Iberdrola), Acciona y otras grandes empresas presentes en la zona verde de la Cumbre del Clima de Madrid.
ScottishPower (filial de Iberdrola), Acciona y otras grandes empresas presentes en la zona verde de la Cumbre del Clima de Madrid.álvaro garcía

La aparente paradoja no escapaba a nadie que visitara la COP: dos de las diez empresas que más gases de efecto invernadero emitieron en 2018 en España fueron patrocinadoras de alto nivel de la Cumbre del Clima celebrada en diciembre en Madrid, Endesa e Iberdrola. Grandes multinacionales aprovecharon el evento para promocionar su compromiso verde. “No compres Coca-Cola”, rezaba el eslogan con el que la marca de bebidas tapizó de rojo las marquesinas de la ciudad. Abajo, en letra más pequeña, se leía: “Si no vamos a reciclar juntos”.

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¿Fue la COP 25 un escaparate para que las grandes empresas hicieran lo que se conoce como greenwashing o lavado de cara verde? Las organizaciones ecologistas creen que sí, y coinciden con ellos las críticas de ciudadanos anónimos en redes sociales. Las empresas se defienden y aseguran que su política de reducción de emisiones y su compromiso medioambiental son firmes. Coca-Cola, por ejemplo, asegura que en 2022 los envases de plástico PET en España contendrán un 50% de PET reciclado. Actualmente tienen el 25%.

Publicidad de Coca-Cola durante la cumbre en Madrid.
Publicidad de Coca-Cola durante la cumbre en Madrid.

Para Ecologistas en Acción la COP ha sido un “caso paradigmático de lavado verde” de empresas que “incurren en un conflicto de intereses muy evidente”. Por un lado, explica su portavoz, Yago Martínez, por sus “intereses enormes en los combustibles fósiles, bien porque son compañías energéticas, bien porque se trata de bancos como el Santander o el BBVA, que invierten en ellos miles de millones de euros”. El patrocinio, añade, “les da la oportunidad de presentarse como empresas verdes, simplemente por el hecho de asociarse a una cumbre climática”. Y añade que gracias a esa contribución económica tienen una visibilidad (stands propios, espacios para conferencias…) muy superior a la de la sociedad civil. “El peso de esas multinacionales, en una cumbre donde se reúnen los Gobiernos para negociar, es desproporcionado”, subraya.

El Ministerio de Transición Ecológica no aclaró, a petición de EL PAÍS, cuánto aportó cada patrocinador a la cita. En total, de los 50 millones de euros que costó la cumbre, los patrocinadores contribuyeron con el 20%.

Empresas con más emisiones de

gases de efecto invernadero

Las diez empresas más contaminantessuman el 25,3% del total de las emisiones de CO2

Emisiones

en 2018

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España

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Endesa

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Fuente: Observatorio de la Sostenibilidad.

EL PAÍS

Empresas con más emisiones de gases

de efecto invernadero en España

Las diez empresas más contaminantessuman el 25,3% del total de las emisiones de CO2

% respecto

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España

Emisiones en 2018

en millones de toneladas

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Fuente: Observatorio de la Sostenibilidad.

EL PAÍS

Empresas con más emisiones de

gases de efecto invernadero

Las diez empresas más contaminantessuman el 25,3% del total de las emisiones de CO2

Emisiones

en 2018

en millones de

toneladas

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el total

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España

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Endesa

Repsol-Petronor

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Fuente: Observatorio de la Sostenibilidad.

EL PAÍS

El concepto de greenwashing viene de los años setenta, “cuando empiezan a producirse las primeras olas de concienciación medioambiental”, explica Ignasi Carreras, profesor del Departamento de Dirección General y Estrategia de Esade, e integrante de su Instituto de Innovación Social. “Las empresas entendían que tenían que dar una imagen positiva aunque sus actuaciones no estuviesen a la altura”, añade. Entonces no existían Internet ni las redes sociales. Por eso dice Carreras que ahora se habla más de greenwashing. Pero también que “es más difícil hacerlo” porque es más sencillo conocer los compromisos de las empresas y comprobar si son realistas y se cumplen.

Greenwashing es cuando alguien presume y no hace nada”, se quejan fuentes de una energética. Desde otra de ellas señalan a petroleras, químicas y fabricantes de coches que, dicen, “son los que están obstaculizando el proceso y lavando su imagen. Por eso no patrocinan o apoyan la COP, porque no quieren cambios”.

“Para 2022 no tendremos carbón; será sustituido por renovables”, señala un portavoz de Endesa, que añade que van a invertir 7.000 millones de euros en acciones por el clima hasta ese año. Endesa es, con casi 31 millones de toneladas, la empresa española que más CO2 emitió a la atmósfera en 2018 (el 9% del total), según un informe del Observatorio de la Sostenibilidad publicado justo antes de la COP. La empresa asegura que en 2005 emitía 50 millones de toneladas y que en 2019 han bajado de 20 millones.

Iberdrola, octava empresa con más emisiones en España, asegura que ha clausurado ya 15 plantas de carbón y petróleo y ha comunicado su intención de cerrar las dos últimas de carbón que le quedan, ambas en España. “Iberdrola se ha comprometido a reducir su intensidad de emisiones de CO2 en un 30% para 2020 —objetivo ya logrado— y en un 50% para 2030 con respecto a sus niveles de 2007”, dice un portavoz de la que, asegura, ya es la principal eléctrica del mundo sin generación con carbón.

El economista Gregorio Martín de Castro, catedrático de Estrategia y Negocios Sostenibles de la Universidad Complutense y autor de estudios sobre este fenómeno, cree que “hay parte de greenwashing” en el despliegue de las grandes empresas en la COP. Distingue entre varios niveles en esta práctica: “Desde mentir deliberadamente u ocultar malos resultados ambientales y comunicarlos como si fueran positivos hasta tratar de minimizarlos con publicidad verde, y creo que este es el caso”. Las empresas son más propensas a hacerlo, añade, cuando están en sectores muy contaminantes y tienen alta visibilidad.

Carreras constata que, con la actual conciencia sobre la emergencia climática, casi todas las empresas se ven obligadas a exhibir un compromiso público. Un ejemplo de greenwashing consistiría en comprometerse a tener impacto cero, pero en 2050. “Es tan a largo plazo que es un brindis al sol”, señala. Es importante distinguir, añade, entre las declaraciones cosméticas y las auténticas transformaciones de los procesos. Y pone dos ejemplos de éxito: el de Nike, “que cambió radicalmente el diseño de sus productos”, y el de una empresa llamada Interface, líder mundial en fabricación de moquetas. “En 1995 se comprometió a tener impacto 0 en 2020 y lo ha cumplido. Han prometido que en 2040 su producción será capaz de secuestrar carbono a gran nivel y ya están trabajando en un prototipo”, añade.

Los intereses de los bancos en los combustibles fósiles

Otro experto de una gran consultora española, que pide no ser citado, menciona a los bancos y sus intereses en combustibles fósiles. Dos grandes entidades españolas, Santander y BBVA, se comprometieron durante la COP a ser neutras en carbono en 2020 en su actividad diaria. Es decir, sus oficinas tendrán emisiones de dióxido de carbono iguales a cero, bien porque no las emitan o porque las compensen.

Un informe publicado recientemente por la ONG BankTrack y avalado por otras 163 organizaciones en todo el mundo reveló que 33 grandes bancos han financiado con 1,9 billones de dólares a distintas empresas del sector de los combustibles fósiles desde la adopción del Acuerdo de París en 2015. Entre ellos figuran el BBVA y el Santander.

Preguntado sobre la financiación de carbón y petróleo, el BBVA responde que su “exposición total a combustibles fósiles sobre la totalidad de activos es del 3,67%”. Añade que más que no financiar a ciertos clientes, lo que hace es “ayudarles a trabajar en la transición a otros modelos más sostenibles”.

El Santander subraya que ocupa la posición 31 en términos absolutos y la última posición (33 de 33) en lo que respecta al peso sobre la cartera total. Añade que es “uno de los líderes mundiales en financiación de proyectos sostenibles, tras haber movilizado cerca de 50.000 millones de euros en los últimos tres años”.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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