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Diabetes, alzhéimer y enfermedades renales entran en la lista de 10 patologías que más muertes causan en el mundo

Los problemas cardiacos se afianzan en el primer puesto y las infecciones retroceden, según la OMS

Un enfermo de alzhéimer pasea por un centro para personas con esta afección en Dax (Francia).
Un enfermo de alzhéimer pasea por un centro para personas con esta afección en Dax (Francia).GONZALO FUENTES (Reuters)

De los 55,4 millones de muertes que se produjeron en 2019 en el mundo, más de la mitad (el 55%) se deben a 10 patologías o factores, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las dos primeras causas no han variado en 20 años, y son las enfermedades cardiovasculares (isquemias o infartos). No solo eso: han aumentado su peso. La enfermedad isquémica de corazón es responsable del 16% de los fallecimientos mundiales; son, en total, 8,9 millones, dos más que en 2020. En la lista entran las dolencias renales (décima), el alzhéimer y otras enfermedades mentales (séptima) y la diabetes (novena), y, comparado con hace 20 años, salen el HIV/sida y la tuberculosis y los accidentes de tráfico. Se mantienen la obstrucción pulmonar (EPOC, pasa de cuarta a tercera), las infecciones respiratorias (bajan de tercera a cuarta), los problemas neonatales (de octava a quinta), el cáncer de pulmón, tráquea o bronquios (es la sexta; hace 20 años era la novena) y las diarreas (pasa de quinta a octava).

Se trata de una información elaborada con la mejor evidencia disponible, ha dicho en la presentación este miércoles Samira Asma, de la división de Datos de la OMS. En líneas generales se observa que baja el impacto de las enfermedades infecciosas (comunicables), y suben las otras (cáncer, diabetes). Asma ha destacado que en la novedad más importante, las demencias, las mujeres representan un 65% de los casos, y que la diabetes se ha incrementado un 70% en 20 años. Las enfermedades de origen infeccioso que se mantienen en la lista, como las diarreas, descienden: han pasado de ser 2,6 a 1,5 millones de muertes entre 2000 y 2019.

Otro analista de la OMS, Bochen Cao, ha destacado que al tratarse de información del año pasado no se incluía la covid, pero ha dicho que teniendo en cuenta que el coronavirus ha causado ya 1,5 millones de muertes, estaría alrededor del séptimo puesto de la lista.

El informe también desglosa la lista de las 10 enfermedades que causan más muertes por el nivel económico de los países. Así, en los más pobres la primera son las complicaciones neonatales (muchas de origen infeccioso), y figuran la malaria, el HIV y la tuberculosis en una lista con mayoría de patologías causadas por patógenos. En los países de renta media ya son las más frecuentes las muertes por problemas cardiovasculares, y en la lista también están la tuberculosis, los accidentes de tráfico y la cirrosis hepática.

En la lista de los países ricos solo aparece en la lista una infección, la respiratoria, mientras que no figuran los problemas en el embarazo y parto y sí están, en cambio, otro cáncer, el de estómago, y la hipertensión.

Para el presidente de la Sociedad Española de Cardiología, Ángel Cequier, el dudoso honor de copar los primeros puestos de la lista tiene una lectura que puede ser positiva. “Cuanto más vivamos, más nos moriremos de enfermedades cardiovasculares”, señala. “Las dos primeras causas de muertes en España, cáncer y enfermedades cardiovasculares, van más o menos a la par hasta los 70 años, pero a partir de esa edad aumenta mucho la mortalidad por problemas de corazón”, dice. Esta interpretación se ve refrendada porque en los países más pobres son otras las causas de muerte más frecuentes. “En los países pobres se muere antes por otras causas. Las enfermedades cardiovasculares aparecen más tarde, con el aumento de la calidad y la esperanza de vida. De alguna manera se podía decir que de algo hay que morir, y los que fallecen después lo hacen del corazón”.

Daniel Gallego, presidente de la Asociación para la Lucha contra la Enfermedad Renal (Alcer), también hace una doble lectura de la subida de estas patologías en la triste clasificación. “La gente va a tener conciencia de este auténtico asesino silencioso”, dice. Y añade: “Sabíamos que esto iba a pasar porque no nos han hecho caso: el 10% de la población tiene una enfermedad renal, y va en aumento por dos razones claras. Por un lado se sabe que con el envejecimiento la función renal va decayendo, y por otro levamos un estilo de vida y una dieta que no ayuda, con obesidad, hipertensión arterial, el consumo de muchos alimentos procesados y muchos hábitos nocivos (tabaco, alcohol, sedentarismo, dormir mal...)”. Muy relacionado con la enfermedad renal está la diabetes, que también entra en la lista. “Es la primera causa de enfermedad renal”, explica Gallego.

La entrada en la lista de las 10 más frecuentes del alzhéimer y otras demencias, que en 2020 era la 14ª causa de muerte y ahora es la séptima, pone de relieve “el enorme impacto que tienen las enfermedades neurológicas en todo el mundo. A nivel global, el ictus continúa como segunda causa de mortalidad, siendo responsable del 11% de las muertes en el mundo. Y, como era de esperar, debido al progresivo envejecimiento de la población, se ha producido un aumento de las muertes por alzhéimer y otras demencias”, dice Pablo Eguia, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN), quien recalca que entre los países ricos –donde entraría España– “se han convertido en la segunda causa de muerte”. “En España actualmente padecen alzhéimer unas 800.000 personas. Como consecuencia del envejecimiento de la población, en los próximos 20 años, se espera que la prevalencia se doble”, comenta Eguia. “Aunque la edad constituye el primer y más importante marcador de riesgo, también influyen factores como la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo o la diabetes. Y, a diferencia de la edad, todos estos son factores de riesgo son modificables”, apunta.

La buena noticia llega para los especialistas en infecciosas. José María Eiros, de la Sociedad Española de Inmunología y Microbiología Clínica (Seimc) afirma que “en cierta medida el aumento del nivel de renta y el desarrollo condicionan que se abandonen las causas de mortalidad por enfermedades infecciosas transmisibles y se migre a otras de índole no infeccioso, ligadas al  tipo de vida que denominamos de la sociedad del bienestar”. Hay factores claros para ello: “El éxito de los programas de lucha frente a las mismas, el acceso a los tratamientos antimicrobianos y vacunas (cuando están disponibles) y la mejora de las condiciones de salubridad”, aunque advierte de que puede haber una infranotificación de casos. Y añade que aunque “siempre se ha asumido que a los pobres les va peor en la lucha frente a las enfermedades infecciosas, esta desventaja está no solo en el coste de los programas de tratamiento o inmunización o, como en el caso de las enfermedades gastrointestinales, en la potabilización del agua, sino en la educación sanitaria y en el acceso a contenidos de salud confiables”. Por eso “los países del primer mundo debemos ejercer acciones concretas de solidaridad con los más desfavorecidos”, concluye.


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