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“El músculo de la salud pública en España no era suficiente para hacer frente a esta pandemia”

Silvia Calzón, secretaria de Estado de Sanidad, habla de los retos de la vacuna y del plan de Navidad: “El relajamiento de medidas puede conllevar la pérdida de control”

Silvia Calzón, secretaria de Estado de Sanidad, durante la entrevista el pasado jueves en la sede del ministerio.
Silvia Calzón, secretaria de Estado de Sanidad, durante la entrevista el pasado jueves en la sede del ministerio.Luis Sevillano Arribas
Pablo Linde

Silvia Calzón (Utrera, Sevilla, 45 años) es la primera secretaria de Estado de Sanidad desde 1981. Este puesto desapareció entonces y no ha vuelto a crearse hasta que una pandemia sin precedentes en las generaciones vivas ha golpeado al mundo y, con especial virulencia, a España. Es la número dos del ministro Salvador Illa, la jefa de Fernando Simón y la persona que está trabajando con las comunidades autónomas en armonizar planes como el de las navidades o la vacunación. Esta es su primera entrevista en un medio escrito desde que accedió al cargo.

Pregunta. ¿Qué encontró cuando llegó al ministerio este verano?

Respuesta. Un equipo que venía de un trabajo muy intenso en meses previos, muy comprometido y muy consciente de todo lo que quedaba por llegar.

P. ¿Veían venir lo que ha sucedido este otoño?

R. Éramos conscientes en todos los países de Europa, y nadie dijo lo contrario, que seguíamos conviviendo con el virus.

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P. Es usted jefa de Fernando Simón. ¿Cómo es su relación?

R. Somos compañeros. Trabajar con Fernando Simón es un privilegio. Ha demostrado hasta la saciedad su compromiso con la salud pública. Además de las jornadas maratonianas, ha sumado una exposición mediática intensa, pero necesaria. Esa capacidad de Fernando, que es un magnífico comunicador, de traducir los términos científicos para que los entienda toda la población se encuentra en pocos profesionales.

P. ¿Cuáles fueron sus errores en la primera ola?

R. Deberíamos intentar huir de juzgar el pasado con la información del presente. Ha evolucionado el conocimiento de la transmisión del virus.

P. Llega a un puesto que no existía. ¿Hacía falta más músculo en el ministerio?

R. Se pone de manifiesto que la salud pública es algo que solo sale al debate público cuando hay crisis. Esta es la oportunidad de poner en valor lo necesario que es contar con un sistema público cada vez más fortalecido, que nos permita enfrentarnos a esta pandemia y a los grandes retos de salud.

P. No existe una agencia de salud pública independiente. ¿Cómo va el proceso de creación?

R. Era un mandato legal. Por desgracia no se había hecho todavía realidad. En el proyecto de Presupuestos hay ya una partida para la puesta en marcha del centro estatal y desde el ministerio estamos diseñando la estrategia participativa que nos ayude a crearlo. Tenemos que escuchar a todos: profesionales, comunidades, sociedades científicas…

P. ¿Será independiente?

R. Debe ser independiente, que asesore con criterio técnico. Pero todos los técnicos en todas las Administraciones son científicos y ayudan a construir una toma de decisiones.

P. ¿Cree que se habría gestionado la pandemia mejor si España hubiera contado con una agencia?

R. Obviamente con más recursos se gestiona más. Hay que reconocer que el músculo de la salud pública a nivel estatal y en las comunidades no era suficiente para hacer frente a esta pandemia. Ese es uno de los grandes aprendizajes.

P. ¿Esto es lo que falló en verano, insuficiente inversión en salud pública?

R. Las lecciones sobre qué se hace mejor, factores que influyen más, etcétera, necesitan algo más de reposo.

P. En una encuesta, 25.000 científicos de todo el mundo señalaban que España es uno de los países que menos ha seguido la evidencia para hacer frente al coronavirus.

R. España ha seguido la evidencia, que no deberíamos olvidar que ha sido cambiante. Las primeras informaciones en relación con la transmisión no tienen nada que ver con el conocimiento que luego se generó.

P. ¿Por qué cree que hay esta percepción entre los científicos?

R. No conozco el artículo, pero probablemente tenga que ver con el momento cronológico en que cada país se está enfrentando al virus. España ha seguido las mismas recomendaciones científicas que marcan todos los organismos internacionales.

El plan de Navidad

P. ¿Se producirá un repunte de la pandemia tras la Navidad?

R. Se puede producir si relajamos las medidas. Nada ha cambiado. El comportamiento del virus no ha cambiado.

P. ¿Qué escenario prevén de aquí a las fiestas?

R. Compartimos con las comunidades el mismo sentimiento: una relativa satisfacción, porque ha habido medidas muy duras que requieren un sacrificio grande de la población, para determinados sectores, y siempre es una satisfacción relativa conocer que ese sacrificio nos ha permitido entre todos volver a bajar la incidencia. Pero el análisis se hace con extrema prudencia. Todos tenemos claro que el relajamiento de determinadas medidas puede conllevar la pérdida de control. Por eso hay una preocupación compartida para mejorar nuestra capacidad de comunicación a la población.

La secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Cazón, el jueves en la sede del ministerio.
La secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Cazón, el jueves en la sede del ministerio.© Luis Sevillano/El Pais

P. ¿Llegarán a un consenso con las comunidades para establecer medidas comunes en las fiestas?

R. El grupo de trabajo está constituido por técnicos que aporta cada comunidad y que tienen un debate para ver qué tipo de medidas pueden ser más eficaces de cara a posibles incrementos de la movilidad, del contacto social. Es una encomienda difícil: unas recomendaciones que ayuden a la población a entender un mensaje único y algo tan difícil como que estas fechas sean tan entrañables como otros años, pero con un mensaje de que tienen que ser distintas. Tenemos que centrarnos en cuidar bien y proteger mucho a los que más queremos. Tendremos que compartir menos con un número elevado de personas y centrarnos en un número de contactos más seleccionado. Este grupo está trabajando. Hasta que no acabe su trabajo de nuestra parte no saldrá concreción de ninguna medida.

P. ¿Es posible que veamos una flexibilización en el borrador inicial?

R. Hay múltiples borradores. El trabajo en ciencia se basa mucho en compartir y analizar la evidencia. Difícilmente un primer borrador se corresponde con el final.

P. ¿Descartan establecer pruebas diagnósticas para quienes vuelvan a casa?

R. Son los técnicos los que debaten la idoneidad de cada medida.

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P. ¿Pero cree que podría ayudar hacer pruebas de algún tipo a la población?

R. Todas las pruebas aportan siempre que seamos conscientes de qué nos dice ese resultado. En algunos momentos se ha confundido a la población porque no se ha explicado exactamente qué quieren decir. Tenemos que intentar evitar que en el imaginario colectivo se plantee que la prueba es un tratamiento.

P. ¿Van a permitir hacerlas a las farmacias?

R. El ministerio invitó a las comunidades que quisieran hacer un plan a que los presentaran y lo explicaran; de momento no se ha recibido ninguno [la Comunidad de Madrid anunció el viernes, al día siguiente de la entrevista, que lo haría].

La estrategia de vacunación

P. ¿Por qué solo sabemos el orden de vacunación del 5% de la población?

R. Se comunican los primeros porque tenemos que estar preparados ante una más o menos inminente puesta en marcha de la campaña de vacunación. En todo momento ha prevalecido conocer quiénes son los más débiles y proteger a las personas más expuestas y que por su trabajo más pueden contribuir en la cadena de transmisión. Tenemos que empezar protegiendo a los que peor lo pueden pasar y más probabilidades de morir tienen y seguir en esa línea. Pacientes vulnerables tendrán que vacunarse antes que una persona de la misma edad que esté sana. La campaña de la vacunación va a ser el mayor reto en cuanto a vacunación al que nos hemos enfrentado en la historia de la humanidad. Nos debe preocupar a todos y debe ser un ejercicio de solidaridad que se tiene que plantear dando protección primero a los que peor lo pueden pasar.

P. ¿En un escenario realista podríamos estar hablando de que la población más crítica (mayores de 64, enfermos y sanitarios) podría estar vacunada antes del verano?

R. Aspiramos a que un porcentaje muy importante de la población y de estos grupos vulnerables estén vacunados en torno a los meses de abril y mayo. El esfuerzo ahora es la puesta a punto de todo el sistema para que no falle nada y las vacunas lleguen a todos.

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P. ¿En qué consiste este esfuerzo?

R. Este tema lleva en la agenda del ministerio y las comunidades mucho tiempo. Le puedo decir que desde detalles como la compra de jeringas, que puede ser algo muy básico, se viene trabajando desde hace meses. Y cada detalle se irá concretando en función de las características de cada vacuna.

P. Si los más vulnerables están protegidos en primavera, el panorama será muy distinto. ¿Tendremos un verano con cierta normalidad?

R. Dependerá de la evaluación de la pandemia. Ojo, porque el objetivo no es proteger solo a los que tienen riesgo elevadísimo, sino protegernos todos. Tenemos fallecidos de todas las edades. Ha habido gente joven en las UCI de los hospitales. Que sea menos frecuente no quiere decir que no sea trágico. Es verdad que lo haremos con un horizonte más de esperanza, pero tenemos que actuar con cautela.

La gestión en Madrid

P. Llama mucho la atención la gestión de Madrid. ¿Qué ha hecho para ser la comunidad con menos incidencia de la Península sin medidas tan drásticas como otras?

R. Son desarrollos de la curva diferentes en momentos distintos. Madrid tuvo un pico de hospitalización al final de septiembre, en UCI en los primeros días de octubre y empieza un camino de bajada lenta en la que sigue. Son magníficos resultados. Y hay otras comunidades que se han enfrentado a picos y experimentan bajadas tan asombrosas como la que ha podido experimentar Navarra en noviembre. Me gustaría poner en valor que cada comunidad adapta las medidas a su realidad, teniendo en cuenta muchísimos factores, incluso los barrios y las características de estos barrios. Hay comunidades con población más envejecida y tienen la responsabilidad de ser extremadamente prudentes para poner medidas duras y rápidas porque saben que su población es vulnerable al virus. Dentro de su territorio las comunidades modulan medidas diferentes en sus municipios para conseguir revertir las tendencias.

P. ¿Entonces han funcionado bien los distritos sanitarios, los test de antígenos?

R. Madrid implementó una batería de medidas casi idénticas a las puestas en marcha en otras comunidades. Hay algunas que han tenido que dar una vuelta de tuerca más para detener el incremento de la transmisión y cada una ha contado con el respaldo total y absoluto de estas medidas. También Madrid. Es probablemente con la que hemos tenido un contacto más permanente y continuo en esta segunda etapa de la pandemia. Es algo conocido que seguimos manteniendo un clima de colaboración.

P. El ministro no va a ir a la inauguración del hospital de pandemias. ¿Cómo valora el ministerio su puesta en marcha?

R. Todo lo que sea invertir en sanidad no podemos más que valorarlo positivamente, pero no solo la puesta en marcha de grandes hospitales. Cualquier pequeña inversión en otros niveles, como centros de salud, que son una pieza clave en todo el Sistema Nacional de Salud es igualmente celebrada, de la misma manera que es celebrado cuando una comunidad incrementa sus recursos humanos, en el ámbito asistencial o de salud pública. El presupuesto del año que viene será un apoyo y un impulso a las comunidades en este sentido.

P. ¿Cree que era necesario el hospital?

R. Entiendo que la Comunidad de Madrid es la que debe señalar cuáles son sus necesidades. Entra dentro de sus competencias.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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