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Las autonomías refuerzan el uso de la mascarilla por temor a los brotes

Baleares se suma a Cataluña en obligar a utilizarla en público aunque haya distancia social y otras seis comunidades lo estudian. Los expertos dudan de la eficacia de la medida

En foto, una pareja camina sin camisetas y con mascarillas por el paseo marítimo de Barcelona. En vídeo, cada vez más Comunidades Autónomas se plantean imponer el uso obligatorio de mascarillas. Vídeo: ALBERT GARCÍA (EL PAÍS) / ATLAS
Jessica Mouzo

El goteo de rebrotes de covid-19 en España —73 activos este jueves— y el temor a que el virus se descontrole otra vez ha llevado a las autonomías a tomar medidas de protección más restrictivas. A las directrices puntuales en focos activos —como el cierre perimetral de la comarca leridana del Segrià o las limitaciones de ocio en el municipio vasco de Ordizia—, se suma ahora una medida adicional para evitar futuros contagios: la mascarilla obligatoria en todos los espacios públicos, aunque se cumpla la distancia de seguridad entre personas. Cataluña y Baleares ya lo han implantado y otras seis comunidades lo están estudiando. Los expertos, sin embargo, cuestionan la eficacia de la nueva medida y apuntan a reforzar mejor la vigilancia epidemiológica para contener los brotes.

“A mí todo lo que sea sobreactuar para reducir no me preocupa. Lo que me preocuparía sería no actuar el mínimo necesario”, ha valorado Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, a propósito del gesto de las comunidades con la obligatoriedad de la mascarilla en todos los lugares públicos. El decreto de la nueva normalidad del Gobierno limita la obligatoriedad de la mascarilla a los mayores de seis años en el transporte público y en lugares públicos —al aire libre o cerrados— donde no se pudiese garantizar la distancia de 1,5 metros. Pero Cataluña, que está inmersa en la contención de un importante foco en Lleida, abrió el miércoles la veda al extender ese imperativo y desligarlo de la distancia de seguridad. “La norma general es que todo el mundo salga de casa con la mascarilla, se vaya a la playa o trabajar”, dijo el miércoles la consejera de Salud, Alba Vergés. El Govern multará con 100 euros a quien no la lleve, pero habrá excepciones, como en la playa.

Apenas 24 horas después de la decisión de Cataluña, Baleares se sumó a la propuesta y este jueves por la tarde ya eran seis las comunidades que también se lo planteaban.

En Baleares, la medida —mascarilla en espacios públicos aunque haya distancia social, incluido el coche si no son convivientes— entra en vigor el lunes. Las excepciones serán las playas, las piscinas, cuando se consuman alimentos y bebidas, haciendo deporte y mientras se tocan instrumentos de viento. La consejera de Salud, Patricia Gómez, ha admitido que la realidad epidemiológica de las islas, con casos leves o asintomáticos, ha llevado al Gobierno regional a tomar esta medida. En declaraciones a la cadena SER ha justificado que las islas son un territorio “muy frágil” y el número de visitantes está aumentando de manera exponencial.

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Más quirúrgica ha sido la orden de Euskadi, que ciñe el refuerzo de la obligatoriedad al municipio de Ordizia, donde hay un brote activo con 58 casos. El Gobierno vasco se planteará extender esta medida a los municipios del entorno “según la evolución epidemiológica”.

Asturias, Murcia, Cantabria, Castilla y León, Navarra y Extremadura son las que lo están estudiando. “Se está planteando desde el Gobierno. Pero sin ir al tema regulatorio, mascarilla sí o sí, también en espacios exteriores. Donde hay interacción humana, hay que usar mascarilla”, ha dicho Carlos Artundo, director general de Salud de Navarra. Coincide Pablo Zuloaga, vicepresidente de Cantabria: “La responsabilidad individual es la única garantía para mantener a raya la covid-19”. El consejero de Sanidad extremeño, José María Vergeles, ha propuesto este jueves en el Consejo Interterritorial de Salud que la Comisión Nacional de Salud Pública estudie extender la obligatoriedad de la mascarilla en toda España.

Aragón, que mantiene activo un importante foco de covid-19 en Huesca, y Andalucía, con varios brotes abiertos, tampoco descartan aplicar esta medida. “Si la evolución epidémica lo aconsejara”, ha dicho el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, aunque no lo ven como una medida inminente.

Madrid tampoco rechaza la mascarilla obligatoria en todas partes “si aumentan los rebrotes” (solo tiene un foco declarado). Precisamente, cuando estaba activo el estado de alarma y no tenía competencias para hacerlo, la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz-Ayuso, planteó hacerlas obligatorias en todo lugar público. Ahora que tiene el mando de la gestión de la crisis, sin embargo, aún no lo ha hecho. Quienes no contemplan, por ahora, la media adicional son la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha. Galicia y La Rioja no se han pronunciado.

Los expertos consultados tampoco tienen tan claro que la obligatoriedad de la mascarilla en todas partes ayude a reforzar la contención del virus. De hecho, admiten cierta controversia científica en este punto. “La distancia física es muy buena medida y, si no se puede mantener, la mascarilla es efectiva. Pero al aire libre y con distancia prudencial, no hay estudios ni evidencia científica clara a favor de las mascarillas”, apunta Toni Trilla, jefe de Medicina Preventiva del Clínic de Barcelona. Coincide Magda Campins, jefa de Medicina Preventiva del Vall d’Hebron, sobre la falta de evidencia científica, pero asume la medida para combatir la relajación de la población. “No me gusta la obligatoriedad, pero viendo que la situación epidemiológica se complica y el comportamiento de los ciudadanos se relaja, es adecuado”, apunta.

Las dudas científicas son las que arguye Canarias para descartar la medida: “Estamos esperando a que haya un consenso científico antes de cambiar las recomendaciones a la población. No es algo que tengamos sobre la mesa actualmente”, han dicho este jueves fuentes del Gobierno canario.

Los epidemiólogos aseguran que este gesto de las comunidades responde a su “temor” a los rebrotes. “Se ven desbordados y tienen miedo. Pero más que la obligatoriedad, es importante reforzar la educación y la información a la población de cómo usar bien la mascarilla”, dice Jesús Molina Cabrillana, de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.

Tampoco es fácil controlar que se cumpla la norma. Por las excepciones que hay (la playa, hacer deporte) y el abanico de casuísticas, como fumar un cigarro en la calle. “No creo que sea oportuno. Con la imposición no se consigue nada más que el rechazo”, agrega Cabrillana.

En lo que sí coinciden los expertos es en que urge reforzar otras estructuras antes que la obligatoriedad de la mascarilla. “Esta medida es un toque de atención a que la transmisión sigue existiendo, pero además de la responsabilidad individual, hay que apelar a la responsabilidad de los gobiernos y que tienen que hacer cosas para estar en situación de menos riesgo, como reforzar el sistema de vigilancia epidemiológica y los sistemas de información de datos”, advierte Trilla. Campins añade: “Donde no hay todos los recursos es en la detección de contactos. No hay capacidad desde salud pública para hacer el rastreo y se están escapando contactos. Hay que reforzar esto”.

Con información de L. Bohórquez, J. Navarro, E. Sáiz, C. Vázquez, V. Vadillo y M. Ormazabal.

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Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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