Los niños reconquistan la Barcelona turística
La reapropiación de los barrios céntricos por los vecinos se ve oscurecida por la crisis que provoca la falta de visitantes
La crisis del coronavirus ha provocado escenas insólitas en 20 años en los barrios de Barcelona más presionados por el turismo: niños montando bicis y patinetes ante la catedral, en el Barrio Gótico; jugando al fútbol en el parque Güell, o pasando la tarde ante de la Sagrada Familia. En una ciudad de 1,6 millones de habitantes que recibe cada año a 30 millones de visitantes, su súbita desaparición de los lugares más visitados ha llevado a los vecinos a reconquistar el espacio público, pero tiene una cara b: la crisis socioeconómica.
Los expertos que apuestan por el decrecimiento turístico convienen que la situación actual no es el escenario que defienden, y que consiste, dicen, en poner límites a la industria. Con el 15% del PIB de la ciudad vinculado al turismo, lo de ahora, reconocen, es una catástrofe que muestra descarnadamente la dependencia del sector de algunas zonas, dicen. Sus propuestas para intentar mantener esta reconquista ciudadana pasan por normativas más restrictivas a los negocios turísticos o gestión de la movilidad.
Agustín Cocola, investigador en turismo y ciudades de la Universidad de Lisboa, firmó en 2016 un estudio que indicaba que las camas turísticas en el Barrio Gótico son casi tantas como vecinos. Cocola recuerda cómo al entrevistarles, los vecinos “lamentaban pasar desapercibidos, como si la vida residencial se hubiera esfumado”. Los más afectados por la pérdida de espacio público eran los niños y los mayores. “La pandemia ha sacado a la luz esta realidad, que la gente necesita espacio para la vida cotidiana”.
“La gente necesita espacio para la vida cotidiana”, defiende un experto
El investigador piensa que “cuando se encuentre la vacuna todo volverá a la normalidad”. “El verano de 2021 no será muy distinto del 2019”, augura y cree que “la única solución” para que los vecinos recuperen la ciudad “sería el decrecimiento, porque es un tema de sobrecarga y hay que decrecer en número de personas y de actividades económicas destinadas al turismo”. Admite que “es utópico porque implicaría una restructuración de la economía de la ciudad que llevaría muchos años” y tampoco cree que se puedan regular o limitar los accesos en estos puntos. En Venecia, recuerda, se intentó poner torniquetes y fracasó.
Martí Cusó y Jordi Magrinyà son vecinos y activistas del barrio. De niños disfrutaron de la Ciutat Vella sin turistas, jugaban a fútbol e iban solos. “Esto es bonito, pero también ha visibilizado las consecuencias nefastas de depender de un monocultivo turístico: precariedad laboral, economía sumergida, pérdida de comercio y expulsión de vecinos. La receta no es volver a lo mismo”, dice Cusó, que señala cómo las redes vecinales están ayudando a quienes se han quedado sin ingresos. Magrinyà celebra disfrutar ahora de la “vida de pueblo”: “Los vecinos debatimos cómo conseguir seguir en la calle cuando vuelva el turismo, preservarlo, con horarios, por ejemplo”. La escuela Sant Felip Neri está en una plaza que se cierra a la hora del recreo, porque la invadían turistas.
En la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible de Barcelona llevan años defendiendo el decrecimiento. “Pero no era esto, porque detrás hay una crisis social brutal”, admite Dani Pardo. “El problema del turismo es el monocultivo, no la actividad. Cuando hablamos de decrecimiento planteamos un cambio de modelo económico, que necesita una transición, consensos y alternativas”, aclara. Pardo lamenta que “se pierde una ocasión de ponerlo sobre la mesa” y que “los esfuerzos de los poderes públicos y económicos se están destinando a volver donde estábamos, con las mismas lógicas”. Ante el reencuentro con calles y plazas también es partidario de “plantar batalla, no permitir que nos vuelvan a expulsar”.
Los residentes debaten cómo preservar el turismo fijando horarios
“El coronavirus ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de los territorios muy dependientes del turismo. Habría que pensar cómo transitar hacia un modelo en el que el sector tenga un papel”, pero no el actual, conviene Ernest Cañada, coordinador de Alba Sud, un centro de investigación en turismo responsable. Cañada es crítico con los grandes operadores y el empleo que generan. “Es un sector muy demandante, viven del entorno de sus negocios y presionan para que se gestione y se mejore como les conviene”, dice. Y por otra parte subraya cómo “el efecto de esta crisis ha sido la pérdida de empleos que se revelan desechables, el grueso de los operadores se han desprendido de sus trabajadores”. “El empleo tan vulnerable que ha construido el turismo pone en cuestión la legitimidad del sector”, opina. Cree que más allá de la protección a los trabajadores “las ayudas públicas para los operadores deberían condicionarse a garantías de calidad del empleo”. El experto se muestra partidario de “introducir políticas de condicionalidad, de contrapeso a las empresas”.
Mercado inclemente
Desde Baleares, el profesor de Geografía y experto en turismo Macià Blázquez alerta de que “la situación de ahora es muy peligrosa, demuestra que el mercado es inclemente y estamos en manos de unos pocos que tienen hipermovilidad, la crisis social será desastrosa en lugares con tanta especialización turística, somos un país de hoteles, playas y terrazas”. Cree que las imágenes de esta semana “son anecdóticas, Europa es un destino seguro, Barcelona seguirá teniendo atractivo”. Su propuesta para intentar que los vecinos mantengan su presencia en los barrios pasa por “normativas más restrictivas para los negocios vinculados al turismo, como tiendas o terrazas, y replicar experiencias de éxito en la gestión de la movilidad, como las calles de sentido único”.
Una web para garantizar la seguridad
El Ayuntamiento de Barcelona creará la web Safe City para explicar a los posibles visitantes que la ciudad cumple todos los protocolos sanitarios y de higiene, además de informar qué actores del sector (hoteles, restaurantes, oferta cultural, negocios o comercio) cuentan con certificaciones de calidad de sus respectivos gremios. “La capacidad de contar que somos una ciudad que cumple protocolos contra la pandemia es esencial para asegurar la imagen reputacional en el proceso de recuperación turística que iniciaremos pronto”, defendió la semana pasada el concejal de Turismo, Xavier Marcé. La web estará operativa el próximo día 28. El edil explicó que Barcelona comenzará campañas de promoción, primero para público de proximidad, luego doméstico, y más adelante internacional.
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