Un crucero por el Nilo que acaba en supercontagio
Más de la mitad de los 81 casos en África, entre ellos un turista alemán fallecido, se concentran en un solo evento en Egipto
Lo que iba a ser un apacible crucero por el río Nilo ha acabado convirtiéndose en el evento con más contagios de coronavirus en África y en la causa de la primera muerte por el virus en el continente tras el fallecimiento, este domingo, de un turista alemán de 60 años. Las autoridades egipcias han informado de que en un solo barco de recreo, llamado A-Sara, se infectaron la semana pasada 45 personas, 33 pasajeros y 12 tripulantes, que se encuentran en aislamiento. Miles de turistas que están en Luxor de vacaciones, entre ellos cientos de españoles según fuentes de la Embajada, se han encontrado este lunes con controles sanitarios y excursiones suspendidas, en un duro golpe al turismo que supone el 10% del PIB de este país africano.
El pasado viernes, 12 miembros de la tripulación del barco de recreo A-Sara, que hace el trayecto entre la presa de Asuán y Luxor por el Nilo, fueron puestos en aislamiento tras dar positivo por el coronavirus que causa la Covid-19, según informó el Ministerio egipcio de Sanidad. Al día siguiente, la ministra Hala Zayed confirmó que 33 del centenar de turistas que iban en el barco también se habían contagiado, lo que eleva la cifra de enfermos del crucero a 45 y el total de contagiados en Egipto a 49.
Además, en los últimos siete días al menos 26 turistas que habían pasado sus vacaciones en Egipto, 11 griegos, siete estadounidenses y seis franceses, dieron positivo por esta enfermedad a su regreso a sus países. Al menos tres de ellos viajaron en el A-Sara. Fuentes del Ministerio de Sanidad aseguran que todo empezó con una ciudadana con la doble nacionalidad estadounidense y taiwanesa que embarcó en el citado crucero a finales del mes de enero. Dos semanas más tarde, un matrimonio californiano enfermó tras montar en el mismo barco, lo que indica una circulación oculta del virus durante prácticamente un mes.
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El 14 de febrero el continente africano declaró su primer caso, un ciudadano chino que había viajado a Egipto, lo que convertía a África en el último continente al que llegó el coronavirus. Por ahora es también el menos afectado, con 81 contagios, el 75% de ellos en dos eventos, el crucero del Nilo y una fiesta familiar en Argelia en la que se contagiaron 16 miembros de una misma familia. “Anticipamos que esto iba a pasar y nos hemos preparado para la respuesta”, asegura John Nkengasong, director de los Centros para el Control y Previsión de Enfermedades (CDC) en África.
¿Significa esto que no hay cadenas de transmisión oculta y se puede bajar la guardia? No. Todas las alertas están encendidas y desde el pasado mes de enero miles de expertos han sido formados en el manejo del virus. Un ejemplo: hace dos meses solo Senegal y Sudáfrica podían hacer los tests de detección del coronavirus de la Covid-19 en África subsahariana. “A día de hoy, 43 laboratorios de 43 países africanos están capacitados para aislar y transportar el virus y hacer las pruebas”, asegura el doctor Nkengasong.
Tras Egipto, el segundo país africano más afectado hasta ahora es Argelia, que ha declarado 20 casos, 16 de ellos de una misma familia. Todas las miradas están puestas en una fiesta celebrada en Beni Mered, una pequeña localidad cerca de Blida, a unos 50 kilómetros al sur de Argel. Según el director general de Prevención y Lucha contra las Enfermedades Infecciosas del país magrebí, Djamel Fourar, un ciudadano argelino de 83 años y su hija, residentes en Francia, estuvieron en Blida para visitar a su familia entre el 14 y el 21 de febrero y asistieron a la citada fiesta junto a sus parientes. Ambos dieron positivo a su regreso a Francia. El 1 de marzo, el virus se detectó en otros dos miembros de la familia y en los siguientes días la cifra de contagiados por transmisión local se elevó a 16.
En el hospital de Fann, en pleno centro de Dakar, hay una extraña agitación estos días. Decenas de personas entran y salen de las instalaciones con mascarillas, que se suman a las usadas en los últimos días por el temporal de arena del desierto que invadió la capital senegalesa. “Vamos a morir como pescados”, asegura presa del pánico el joven Komila Diatta, que trabaja en un restaurante chino. Sin embargo, el personal médico parece tranquilo. “De momento no hay motivos para la preocupación”, asegura Babacar Diop, enfermero.
En el interior del hospital, tres de los cuatro pacientes detectados en este país africano continúan en aislamiento. El primer caso anunciado en Senegal el pasado 2 de marzo, un francés de 33 años que lleva dos años viviendo en Dakar, acaba de ser dado de alta. Los otros tres, un matrimonio francés formado por dos personas mayores, así como una británica de 33 años trabajadora de Naciones Unidas, siguen en las habitaciones especiales de aislamiento que fueron habilitadas en 2014 durante la epidemia de ébola que sacudió a África occidental.
Los otros países africanos que han declarado casos son Marruecos (2), Sudáfrica (2), Camerún (2), Nigeria (1), Túnez (1) y Togo (1), tratándose de personas que habían viajado desde otros países, sobre todo Italia y Francia. Al igual que en el resto del mundo, los Gobiernos comienzan a adoptar medidas drásticas. El Parlamento nigeriano se ha tomado dos semanas de vacaciones, el presidente senegalés ha ordenado quedarse en casa a dos de sus ministros que estuvieron recientemente en Francia y Marruecos ha ordenado que todos los eventos deportivos se celebren a puerta cerrada. Las restricciones o prohibiciones de vuelos también comienzan a aparecer y no solo en China. La Royal Air Maroc ha suspendido este domingo todos sus vuelos a Venecia y Milán.
Salvo notables excepciones, África tiene los sistemas públicos sanitarios más frágiles del mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 41 países del continente lidian en la actualidad con diversas epidemias, entre las que destacan el cólera, el sarampión, diversas fiebres hemorrágicas como el Lassa o el ébola, la malaria o la meningitis, lo que aumenta la presión y la carga de trabajo. Pese a ello, 31 investigadores liderados por el doctor zambiano Nathan Kapata publicaron un informe el pasado 28 de febrero en la revista International Journal of Infectious Diseases sobre el desafío que suponía la el Covid-19 para este continente y concluían que “África está mejor preparada que nunca”.
A su juicio, “desde el brote de ébola de 2014-2016, que demostró las debilidades de los países afectados, se han realizado sustanciales progresos gracias a las lecciones aprendidas y a importantes inversiones en vigilancia y preparación”. El pasado 22 de febrero, antes de que se declarara el primer caso en África subsahariana, la OMS ya había elaborado un plan de respuesta para apoyar a los países africanos más vulnerables que incluyó la distribución de 30.000 equipos de protección y otros 60.000 en las semanas siguientes, así como la formación a 11.000 sanitarios del continente.
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