Bares, iglesias y museos sin turistas en Venecia
Las medidas de aislamiento en Italia vacían una de las ciudades más turísticas del mundo
La mítica plaza de San Marcos de Venecia, uno de los grandes puntos de peregrinación de turistas de todo el mundo, ofrecía este domingo una imagen muy extraña, casi desértica. Los pocos turistas que la transitaban tuvieron la suerte de contemplar prácticamente solos la iglesia de San Marcos. Bares, museos e iglesias de una ciudad acostumbrada a las aglomeraciones permanecían vacíos, y no había cola para subir al vaporetto, el barco que recorre los canales, normalmente atestado de visitantes. Tampoco hay cruceros a la vista. Las escenas eran consecuencia del cierre que el Gobierno italiano decretó en la madrugada del sábado para varias regiones del norte de Italia, entre ellas Véneto, donde se encuentra Venecia, para evitar la expansión del coronavirus de Wuhan. La prohibición de entrar y salir se mantendrá al menos hasta el 3 de abril. ¿Podrá Venecia sobrevivir hasta entonces sin turismo?
La región de Véneto es la más visitada de Italia. En 2019 acudieron a sus ciudades, playas y montañas 62 millones de personas. Según la nueva norma aprobada por el Ejecutivo, bares y restaurantes solo pueden abrir si garantizan una distancia de seguridad entre las personas de un metro. Discotecas, pubs y salas de juego deben permanecer clausuradas.
“Será un año durísmo para quienes trabajamos en la restauración. Abrimos ayer tras la pausa del invierno y no sabemos cómo haremos para afrontar las deudas al banco, las facturas de la luz, el agua, las mercancías, el personal...”, dice Fabio Olmo, chef de un restaurante en la costa adriática. “Estamos preocupados, muy preocupados”, añade llevándose las manos a la cabeza.
El cielo limpio permitía ayer ver las montañas Dolomitas y el día era espléndido para aprovechar el vacío casi sobrenatural de calles y plazas. Pero Vanessa Scomparin no pensaba en eso mientras echaba la llave al portón principal de su pequeño hotel de dos estrellas cerca de la estación de trenes de Santa Lucía. “No hay clientes. Recibo solo cancelaciones de reservas. Llevo noches sin dormir. No sé cómo vamos a pagar el coste de la gestión mensual, que es altísimo”, afirmaba la mujer, que añadía estar pensando seriamente en dejarlo todo y emigrar a Costa Rica.
La Asociación Plaza de San Marcos —que reúne a cafés y bares del epicentro como Gran Caffé Florian, Gran Caffé Lavena, Gran Caffé Quadri, entre otros— ofrecía ayer por la mañana un aperitivo gratis a quien comprase otro. Más tarde, la iniciativa fue suspendida. De hecho, el histórico Caffé Florian no abre sus puertas este lunes.
Los 11 museos de la Fundación de Museos Cívicos —el Palacio Ducal, el Museo Correr, el Museo del Settecento, el Museo del Vidrio y La Fenice, entre otros— anuncian el cierre hasta el 3 de abril. Los museos del norte italiano presentes en la zona roja (donde hay más contagios) se ven obligados a tomar la misma medida. Mientras, la inauguración de la Bienal de Arquitectura de Venecia, programada para el próximo 23 de mayo, ha sido aplazada para el 29 de agosto, con lo que, durará solo tres meses y no seis. La medida se toma porque a la cita acudirían instituciones de 60 países. “Las nuevas fechas de la Bienal de Arquitectura son consecuencia de las medidas de precaución en materia de viajes de muchos Gobiernos en todo el mundo”, explica la organización. La apertura de la Muestra del Cine sigue prevista para el 2 de septiembre.
En 1468 el gobierno de la Serenísima República de Venecia firmó un decreto para frenar la peste. Así nació la palabra cuarentena. De hecho, los tripulantes de las naves provenientes del Mediterráneo, así como quien entrase en contacto con ellos, permanecían 40 días en la isla de Lazzaretto Nuovo. El gobierno de la época reprimía a quien hospedase marineros procedentes de las zonas contagiadas. Tales medidas preventivas ayudaron a Venecia a esquivar otras epidemias.
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