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El (sin)sentido de consumir drogas por la vagina

Los expertos coinciden en que introducir cocaína por los genitales es una práctica infrecuente y anecdótica

Pablo Linde
El sospechoso de la muerte de Marta Calvo, Jorge Ignacio P. J., a su llegada al Juzgado 6 de Alzira (Valencia).
El sospechoso de la muerte de Marta Calvo, Jorge Ignacio P. J., a su llegada al Juzgado 6 de Alzira (Valencia).Kai Försterling (EFE)

Los restos de cocaína en la vagina y el ano de las supuestas víctimas de Jorge Ignacio Palma (sospechoso de la muerte de Marta Calvo) y su fallecimiento por sobredosis han levantado varios interrogantes en la investigación: ¿era una forma de matarlas? ¿De consumir esta sustancia? ¿Alguna perversión sexual?

Media docena de expertos —médicos, del ámbito de la drogodependencia y de la prostitución— coinciden en que como práctica sexual es completamente inusual y muy anecdótica. “La cocaína se utiliza frecuentemente en este contexto, pero no precisamente para la mujer, sino para el hombre, ya que potencia la erección”, explica Celia Prat, jefa de equipo de formación de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Es lo que en el mundo de la prostitución se conoce como “fiesta blanca”. En las frecuentes consultas que recibe la FAD, no le consta ningún caso que se interesase por los peligros o placeres que pudiera proporcionar introducir la droga por los genitales.

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Fernando Caudevilla, del Grupo de Intervención en Drogas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, asegura que introducir cocaína vaginalmente es “una práctica anecdótica y sin ninguna relevancia a nivel epidemiológico”, una idea que se ha “popularizado a través de películas” y que tendría más que nada un efecto “anestésico local” sobre la zona. “La gente se intoxica por vía nasal, fumada o intravenosa. O por rotura de bolas en el estómago, en el caso de las mulas [las personas que hacen contrabando con droga dentro de sus cuerpos]. ¿Es posible ponerse un enema de agua con coca? Pues sí. ¿Es frecuente o relevante? En absoluto”, reflexiona este médico.

Aunque la literatura científica muestra que la cocaína se absorbe por las mucosas vaginales, los efectos son menores que por las vías citadas por Caudevilla. Por el ano también llega al torrente sanguíneo, pero de forma “errática” según el contenido intestinal y otros factores. “Por eso los supositorios no se usan ya en medicina”, explica este médico.

“La vía vaginal, considerada una ruta potencial y accesible para la administración, local y sistémica, de fármacos y/o drogas, dispone de una tasa de absorción variable a través del epitelio vaginal en función de distintos factores: farmacocinéticos, fisiología vaginal, edad de la paciente, ciclo menstrual, características del moco”, explica un estudio publicado en 2009 en la revista oficial de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia sobre Transporte intrabdominal y endovaginal de paquetes de droga. “Como muestra de la posibilidad de intoxicación aguda mediante absorción transmucosa, la Asociación Americana de Centros de Control de Intoxicaciones registró 622 casos de intoxicación por vía vaginal durante el año 2000 (mortalidad del 0,1%)”, apunta la investigación.

No han trascendido las cantidades de droga que se detectaron en los genitales de las supuestas víctimas de Palma. Pero a tenor de la literatura científica y las opiniones de los expertos, más allá de la excentricidad, resulta un método poco efectivo, tanto para colocarse, como método de divertimento sexual o como medio para quitar la vida a alguien.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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