“El calentamiento global profundiza las inequidades que ya existen”
Carolina Schmidt , presidenta de la COP25 y ministra de Medio Ambiente de Chile, considera a la UE un "aliado natural" de Latinoamérica contra el cambio climático
Carolina Schmidt (Santiago de Chile, 52 años) casi no saldrá de la Cumbre del Clima (COP25) en las dos semanas que dura. Porque la ministra chilena de Medio Ambiente es la presidenta de la COP25 y, por tanto, la encargada de que las negociaciones lleguen a buen puerto. Su país tuvo que renunciar a que se celebrara en Santiago por las intensas protestas sociales que vive Chile. España se ofreció a acoger en Madrid la reunión, aunque Chile mantiene la presidencia. Schmidt considera esta colaboración un ejemplo de la buena sintonía con la UE. “Para Latinoamérica, Europa es el aliado natural en la lucha contra el cambio climático”, cuenta en el despacho de la COP25 donde, tras la entrevista con EL PAÍS, recibe a su homóloga española, Teresa Ribera.
Pregunta. ¿No le frustra ver que los grandes emisores no asumen la ambición que se necesita?
Respuesta. Es muy preocupante la situación. Claramente los compromisos de los países no son suficientes para alcanzar meta de la neutralidad de carbono en 2050 que señala la ciencia como necesaria para limitar el calentamiento a 1,5 grados. Los datos son claros y por eso es tan importante que los países adquieran nuevos compromisos más ambiciosos. Y por eso es necesario cambiar el rumbo. Necesitamos ya no solo los compromisos de los Gobiernos centrales, necesitamos que la transformación sea con todos: los Gobiernos locales, las empresas y los consumidores, los ciudadanos. Es lo único que nos va a permitir acelerar la caída de las emisiones que se necesita.
P. La ciencia hace lo que se le pide, la ciudadanía se moviliza, muchas empresas se han sumando a la transición. ¿Se están quedando atrás los Gobiernos?
R. A los Gobiernos centrales les cuesta mucho más moverse. Tienen una serie de sectores a los que tienen que satisfacer. Por eso se tiene que transversalizar la acción climática. Esto no es algo que pueda quedar solo en los ministerios de Medio Ambiente. En esta COP también participan por primera vez los ministros de Finanzas, de Energía y de Ciencia.
P. El secretario general de la ONU recordó al inicio de la COP25 que la tecnología para desengancharnos de los combustibles fósiles ya existe. ¿Qué retiene la transformación entonces?
R. La tecnología hoy no solo existe, sino que a través de su masificación está disminuyendo fuertemente sus costes. Chile, por ejemplo, se había fijado el objetivo de llegar a un 20% de energía renovable en su matriz en 2025 y en el 2019 ya cumplimos esa meta. Porque la disminución de los costos ha hecho que se acelere este proceso de reconversión. Y lo podemos hacer en todos los países, pero se necesita tener una meta clara y un compromiso de querer hacerlo, que es lo que le estamos exigiendo aquí a los países.
P. Si existe la tecnología y los costes caen, ¿qué retiene la acción de los Gobiernos?
R. Estamos en un periodo de transición y los Gobiernos tienen que tener en cuenta la transición justa. Es decir, cómo transformo sectores con impacto social muy importante con la velocidad que me permita hacerme cargo de ellos. Tiene que ver con un tema económico, con tener las tecnologías que hagan el cambio económicamente viable. Pero tiene que ser también socialmente viable. Los Gobiernos tienen que hacerse cargo también de los puestos de trabajo que se pierdan. Muchos países deben hacerse cargo a la vez de los costes adicionales que supone el cambio climático que nos está azotando a todos. Por ejemplo, con el agua. Vemos lugares del mundo azotados por sequías gigantescas que alimentan las inequidades ya existentes.
P. Como la zona central de Chile, que vive una extrema sequía.
R. La sequía se prolonga ya por diez años y este año es el más seco en la historia de nuestro país. Eso tiene implicaciones sociales y ambientales fortísimas. Dentro de las comunidades, los vecinos están entrando en conflictos muy fuertes. En Latinoamérica estamos viendo cómo se están dando migraciones por el agua y sabemos que con el calentamiento no solo las sequías van a incrementarse con fuerza sino también las inundaciones. Se necesita una transformación urgente del uso del agua.
P. ¿El modelo gestión del agua tan privatizado de Chile ha agravado la crisis hídrica?
R. El recurso natural más valioso que tiene Chile es el agua y lo sentíamos como un bien infinito. No había escasez. Claramente la situación hoy cambió fruto del calentamiento global y tenemos que replantearnos nuestro sistema de gestión. Eso es una urgencia para Chile, le diré que la más importante hoy. Por eso tanto la ley marco de cambio climático como la transformación del Código de Aguas como la nueva Constitución que estamos discutiendo deben permitir que tengamos un sistema de gestión que nos permita garantizar el consumo humano como prioritario.
P. ¿Se plantean que el poder público recupere el control de la gestión del agua?
R. Creo que en lo que hay un consenso total es que se debe garantizar el consumo humano. Para eso tenemos que gestionar de manera distinta el agua. Hoy existe la tecnología que nos permite tener una gran gestión del agua. Chile es un país largo y angosto que tiene acceso al océano de norte a sur y acceso a la cordillera de los Andes. Antes teníamos un gran abastecimiento del agua porque las lluvias quedaban retenidas en la nieve de la cordillera y había suficiente para todo el mundo. Hoy esa situación cambió y ya no tenemos la acumulación en las cordilleras por la disminución de las lluvias. Pero seguimos teniendo los océanos y la tecnología.
P. ¿Cómo ve desde Madrid las protestas en Chile que no cesan?
R. En Chile se ha producido un cambio. Al igual que muchos países de América Latina está enfrentando crisis sociales importantes. La crisis social y la ambiental son dos caras de la misma moneda y no podemos enfrentar una sin hacernos cargo de la otra. Nosotros al asumir esta COP en nombre de América Latina y el Caribe queremos traer esta realidad a las discusiones por la acción climática. Son nuestros países los más vulnerables al cambio climático y el calentamiento global profundiza las inequidades existentes. Creemos que trabajando juntos, reconociendo el problema y poniéndonos una meta clara podemos construir juntos una salida para tener los cambios que Chile necesita.
P. Varios organismos internacionales alertan de las malas actuaciones de las fuerzas de seguridad en las manifestaciones. ¿Su Gobierno está siendo suficientemente contundente contra estas prácticas?
R. En Chile hemos tenido situaciones muy dolorosas, que lamentamos. Pero, como ha señalado el presidente, se van a tomar todas las medidas para investigar y para sancionar cualquier mala actuación. Vamos a garantizar los derechos de todas las personas.
“Estamos todavía en una ruta ascendente de las emisiones”
“Esta transición tiene una meta clara: limitar el aumento de la temperatura a un máximo de 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales. Y eso implica alcanzar la neutralidad de carbono en 2050”, recuerda Carolina Schmidt. Para llegar a ese objetivo, el mundo debe “alcanzar un techo de emisiones y a partir de ese momento empezar a reducirlas”. Las proyecciones de los planes de recorte de los países, sin embargo, apuntan a que seguirán creciendo hasta 2030. “Estamos todavía en una ruta ascendente de las emisiones y no hemos alcanzado el techo que establecía el Acuerdo de París”.
Schmidt, sin embargo, es optimista sobre la posibilidad de cumplir con el pacto climático: “Cuando se transforme el sistema energético las emisiones caerán de manera mucho más abrupta y con más aceleración. El cambio se empezará a producir cuando cierren las centrales de carbón y se sustituyan por energías renovables y no convencionales limpias. Una vez que estén en el sistema caerán las emisiones con una pendiente más acelerada”.
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