Una agente del Seprona, juzgada por alertar de que un topo se chivaba de las operaciones a los furtivos
La Fiscalía pide hasta cuatro años de cárcel para Gloria Moreno por un delito de falsedad documental al dar parte de un subordinado suyo que presuntamente alertaba a los cazadores ilegales
El juicio contra la sargento del Seprona en Lanzarote, Gloria Moreno, quedó visto para sentencia este miércoles, un día antes de lo previsto. La Fiscalía acusa a Moreno de falsedad en documento oficial por denunciar internamente que uno de sus subordinados era un chivato que alertaba a los cazadores furtivos de pardela cenicienta en el islote de Alegranza, al norte de Lanzarote. El agente señalado como chivato, Miguel Ángel Padial, ha ejercido la acusación popular. La Fiscalía pide para Moreno hasta cuatro años de cárcel.
La sargento del Seprona se ha convertido a su pesar en un personaje muy conocido en Canarias por su lucha contra el furtivismo en las islas y por la presunta campaña de acoso que lanzaron contra ella sus superiores tras llevar a cabo una operación en la que cazó a un grupo de furtivos en el islote de Alegranza en 2015. Las prácticas de estos furtivos, que cada año fondeaban en el islote —perteneciente a un parque natural— para saquear los nidos y comerse los pollos de pardela cenicienta, una especie protegida, eran vox pópuli en Lanzarote, pero las intervenciones de la Guardia Civil no lograban sorprenderles.
Cuando un testigo relató a Moreno que había un guardia civil que alertaba a los pardeleros, esta lo puso en conocimiento de sus superiores por escrito mediante un oficio. El supuesto chivato, Miguel Ángel Padial, la denunció por falsedad y calumnias y pide para ella seis años de cárcel. En el juicio ha declarado la persona que le dio la información a Moreno, un técnico de campo del CSIC que trabaja varios meses al año en el islote deshabitado de Alegranza. "Le conté lo que sabía, que había oído que un tal Miguelito avisaba a un tal Carlitos", afirmó, según fuentes jurídicas presentes en el juicio, y añadió que en Lanzarote era vox pópuli que a los furtivos los avisaba la guardia civil.
Carlitos es, según fuentes jurídicas, Carlos González Berriel, uno de los furtivos que fue sorprendido en la operación de 2015 y que recientemente ha sido condenado junto con otras nueve personas por cazar y cocinar aves protegidas. En aquella ocasión la sargento montó la operación de tapadillo, con guardias de la patrullera marítima de Fuerteventura ajenos a su unidad, en la que sospechaba que había un topo. Moreno contó a sus superiores que el científico le había contado que González Berriel se había librado de una intervención realizada en 2013 tras el aviso de un guardia del Seprona de Lanzarote.
En el juicio ha declarado un segundo testigo, Enrique Jordán, que ratificó lo que le contó en una entrevista a un periodista canario, Sergio Calleja: que Padial era el chivato. Enrique Jordán es uno de los propietarios del islote de Alegranza. Se reunió con Calleja y le dijo, según se oye en un audio grabado por el periodista: "Yo sé que Miguel ángel Padial es un chivato mil por mil de esta historia desde que vino a Lanzarote". Jordán, que asegura ser amigo de un hermano de González Berriel, añade en la grabación que fue él quien ayudó a Moreno a planificar la operación para pillar a los pardeleros. El audio no se ha escuchado durante el juicio porque tanto Jordán como el periodista Calleja se ratificaron en su contenido ante el tribunal.
La fiscal del caso, Ramona Muñoz Casas, pide para Moreno cuatro años de cárcel por un delito de falsedad en documento oficial y subsidiariamente falsedad por imprudencia. En su escrito de acusación señaló que la sargento había enviado el oficio "a sabiendas" de que su contenido no era cierto, pero en la primera sesión del juicio planteó una calificación alternativa, la de falsedad por imprudencia, por no haber hecho comprobaciones sobre la veracidad de la información. Esta calificación lleva acarreada una pena de multa y un año de suspensión.
Moreno aseguró durante el juicio que hubiera sido un delito "no elaborar ese informe" porque habría significado "encubrir a Padial". También señaló, según recoge la agencia EFE, "la alta peligrosidad de las personas que han amenazado" a su informante. La acusada también afirmó que este caso no se relaciona solo con la caza de pardelas en Alegranza, sino con el "narcotráfico" que "una trama" desarrolla en el archipiélago Chinijo.
Por último dijo que "el perjuicio a la Guardia Civil ya está hecho" y se preguntó "quién va a tener ahora el valor de hacer cumplir el artículo 40" de la ley que regula el régimen disciplinario del cuerpo, que obliga a todo guardia que tenga conocimiento de una irregularidad cometida por un compañero del cuerpo a dar parte a sus superiores. Y recordó que, aunque quisiera, no hubiera podido investigar los hechos que relató a sus superiores porque lo impide el régimen disciplinario del cuerpo.
Padial negó haber alertado a los furtivos y aseguró que denunció a Moreno para "limpiar" su nombre. En el juicio también declaró un superior de Moreno, el capitán Germán García, que manifestó, según recoge la Agencia Efe, que la sargento incumplió una orden al redactar el oficio acusatorio contra Padial. "No hizo caso y no era la primera vez que no hacía caso".
Un juez militar de Madrid acaba de aceptar una querella que presentó la sargento del Seprona contra sus superiores que, según su relato, la acosaron a base de abrirle expedientes después de la operación de Alegranza.
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