Las jóvenes ninis son más que los hombres en todos los países de la UE
Los expertos apuntan a que las cargas familiares abocan a las mujeres a realizar trabajos no remunerados
Su número ha caído conforme Europa se lamía las heridas de la crisis, pero si los jóvenes que ni estudian ni trabajan en la Unión Europea conformaran un país, todavía sería el noveno más poblado del club comunitario, justo por detrás de Holanda. Alrededor de 15 millones de ciudadanos de entre 20 y 34 años —uno de cada seis— aparecen este jueves incluidos en la categoría de los denominados ninis por la agencia estadística comunitaria, un descenso desde el 20,1% de 2013 —su pico más alto— al 16,5% de 2018. El desglose de las cifras muestra sin embargo la persistencia de una importante brecha de género. "Hay una notable diferencia entre la tasa de jóvenes mujeres y la de hombres", advierte Eurostat. Concretamente, sus datos reflejan que el 12,2% de ellos no estaba inmerso en ningún programa de formación ni tenía empleo remunerado, frente al 20,9% de ellas, casi el doble, si bien en la estadística se incluye también a las mujeres que realizan labores domésticas sin retribuir.
Al observar individualmente cada país, el panorama no cambia. En ninguno de los Veintiocho Estados miembros la tasa masculina de ninis es superior, aunque las diferencias son considerables: mientras en Suecia, Portugal o Bélgica los porcentajes están cerca de converger, en países del centro y Este de Europa como Hungría, Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria la distancia se acentúa. Especialmente chocante es el caso de República Checa, donde, según Eurostat, el porcentaje de hombres que no estudia ni trabaja es del 4,6% y el de mujeres del 25,9%.
España, que después de Grecia es el país con más paro juvenil de la UE, es el sexto miembro del club comunitario con mayor tasa total de ninis, con un 19,6%. Las consecuencias pueden ser demoledoras: según la OCDE puede conllevar menores oportunidades laborales futuras y una perspectiva de ingresos más baja. Italia encabeza la clasificación europea con un 28,9% de ninis, seguida de cerca por Grecia. En el otro extremo, Suecia, Holanda, Luxemburgo y Malta tienen la incidencia más baja. En el caso español, la diferencia entre la tasa de hombres (17,1%) y la de mujeres (22,1%) está entre las menos distantes de la UE.
Para Nacho Sequeira, director general de la Fundación Exit, dedicada a insertar a jóvenes en situación de vulnerabilidad, los jóvenes que abandonan trabajo y formación corren el riesgo de quedar apartados de los puestos más atractivos. "El mercado laboral está cambiando a un ritmo brutal. Si hace unos años te tirabas un tiempo fuera era más fácil reinsertarse. Ahora se ha polarizado. Convive gente muy formada, a la que se le abren muchas posibilidades gracias, por ejemplo, a un perfil muy tecnológico, con perfiles menos cualificados que se encuentran con muy pocas posibilidades o muy precarias, llenas de temporalidad y entradas y salidas constantes".
La explicación a la diferencia de sexos suele aludir a los problemas para compaginar la maternidad con otras actividades, pese a que países como España están a la cola en las tasas de fecundidad. "Muchas de ellas cuidan a hijos pequeños y el alto costo de las guarderías es un fuerte obstáculo para el empleo", interpretó la OCDE en su informe Panorama de la Sociedad 2016 al abordar la cuestión. Otro análisis del mismo organismo, titulado NEET Youth in the Aftermath of the Crisis: Challenges and Policies —Los jóvenes ninis después de la crisis: desafíos y políticas—, matiza que las razones no están del todo claras, pero insiste en la misma idea. "Es más habitual que las mujeres se queden en casa para realizar trabajo doméstico no remunerado. Estos patrones son más fuertes en el período posterior al nacimiento del niño, especialmente si la disponibilidad de oportunidades de trabajo a tiempo parcial y el acceso al cuidado infantil asequible es limitado", dice el texto.
El italiano Massimiliano Mascherini, investigador de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofound) y autor de varios informes sobre el fenómeno nini, comparte esa visión. "Después de tener un hijo las mujeres experimentan dificultades adicionales para volver al mercado laboral, y algunas deciden no regresar ya que no pueden pagar el costo del cuidado de los niños o simplemente no pueden compatibilizar la atención a los hijos con el trabajo", dice a este diario. Mascherini señala que uno de sus estudios determinó que el 90% de los jóvenes que no estudian ni trabajan por dedicarse al cuidado de mayores o niños son mujeres. "Esto sugiere que diseñar políticas para reintegrar a madres jóvenes en el mercado laboral sería muy útil para disminuir la proporción de ninis y cerrar la brecha de empleo entre géneros", añade.
La dominicana Mayelin Espinal, de 27 años, personifica lo que tanto la OCDE como Mascherini han puesto sobre el papel. Vive en Barcelona y lleva en España siete años. Tiene una hija de casi dos años y medio, y oficialmente es nini, pero trabaja en negro cuidando a otros niños de ocho de la mañana a seis de la tarde. Le gustaría estudiar un grado de Educación Infantil y luego psicología, pero las dificultades para compaginarlo con la maternidad han frenado sus intenciones. "Cuesta 3.000 euros que no me puedo permitir, y conciliar es muy difícil. ¿Qué tiempo le das a tus hijos? Las que somos extranjeras no podemos llamar a los abuelos", afirma. Espinal vive la paradoja de tener que contratar a veces a una canguro para que esté pendiente de su hija mientras ella se va a hacer ese mismo trabajo a otras casas. "Es muy caro, un mes pagué más de lo que gané", lamenta. Su intención es volver a estudiar "cuando la niña esté más grande". Y si se le pregunta sobre si conoce a más mujeres en su situación por tener hijos, suelta una carcajada. "La mayoría de mis amigas".
La brecha de género se reproduce en otros puntos del planeta. Un estudio de la fundación chilena Espacio Público publicado hace seis meses cifró en el 27% las mujeres jóvenes latinoamericanas que no estudian ni trabajan, frente al 14% de los hombres, y destacó que se trata de un fenómeno "altamente feminizado", sobre todo en México, El Salvador y Brasil. El informe señalaba al embarazo adolescente o el cuidado de los familiares entre los factores que dejaban a las mujeres fuera de las aulas y del mercado laboral en mayor medida que a los hombres.
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