La “rebelión verde” decide poner fin a la campaña de sabotajes en Londres
En una semana han recaudado 230.000 euros y 30.000 firmas de apoyo
Extinction Rebellion, el grupo de activistas contra el calentamiento global que ha paralizado durante una semana varias zonas neurálgicas de Londres, ha decido poner fin este jueves a su campaña de desobediencia civil. Han convocado a voluntarios para detener una última vez el tráfico en puntos concretos de la capital británica y a participar en una ceremonia de clausura de sus acciones reivindicativas. "Ha llegado el momento de llevar la verdad a los distintos barrios de Londres, así como a las regiones y las naciones del Reino Unido, y de todo el mundo. En esta era de desinformación, el poder reside en contar la verdad", dice la organización en el comunicado a través del que ha anunciado su decisión de poner fin a las protestas.
"Sabemos que hemos provocado trastornos en vuestra vida diaria", han dicho a los londinenses, "pero no hemos hecho esto a la ligera, sino porque estamos ante una emergencia".
El grupo se ha comprometido a mantener en el tiempo un movimiento de resistencia que obligue a los políticos a abordar el problema del cambio climático, y no descarta nuevas acciones de protesta en las próximas semanas. El ministro para el Medio Ambiente, Michael Gove, se ha comprometido a mantener una reunión con los representantes de la organización. Gove fue uno de los políticos con quien se reunió a lo largo de esta semana Greta Thunberg, la joven activista sueca 16 años que ha impulsado un movimiento global de toma de conciencia ante la amenaza del calentamiento global. El pasado sábado, Thunberg despertó el entusiasmo de los manifestantes acampados en la explanada de Marble Arch, en el centro de Londres.
Numerosos políticos, científicos, académicos y personalidades del mundo de la cultura han expresado su apoyo a las acciones de protesta emprendidas por Extinction Rebellion. La organización asegura que ha recaudado en una semana cerca de 230.000 euros a base de pequeñas donaciones de los ciudadanos, así como 30.000 firmas de apoyo a su causa.
Más de 1.000 activistas han sido detenidos, y casi medio centenar de ellos han sido acusados formalmente de actos de vandalismo. Muchos de ellos se encadenaron a los árboles o bloquearon las rutas de acceso a puntos clave de la capital británica como Parliament Square, Oxford Circus o el puente de Waterloo. El alcalde laborista de la ciudad, Sadiq Khan, se solidarizó con su causa a través de un comunicado pero les pidió a la vez que cesaran sus actos de sabotaje y permitieran que la ciudad pudiera volver a la normalidad.
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