El ‘virus EVA’, una amenaza para las mujeres por el hecho de serlo
Médicos del Mundo pide a la OMS que valore la amenaza a 3.700 millones de féminas en el mundo por problemas como las complicaciones en el parto o la violencia sexual
Médicos del Mundo ha lanzado este martes una campaña para pedir a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que valore "adecuadamente" el virus Eva, el nombre con el que designa a la amenaza sanitaria que sufren 3.700 millones de mujeres en el mundo por el hecho de serlo: agresiones sexuales, complicaciones en el parto, mutilación genital...
"La OMS y los gobiernos tienen que tomar medidas ya, porque son muchas vidas las que están en juego, como constatamos cada día en nuestro trabajo", ha explicado la vicepresidenta de Médicos del Mundo, Celsa Andrés.
Una de cada tres mujeres ha sufrido o puede sufrir agresiones físicas o sexuales en algún momento de sus vidas, según las estadísticas oficiales que cita Médicos del Mundo. Cada día, más de 800 fallecen en el mundo por causas prevenibles relacionadas con el embarazo o parto, unas 300.000 al año. Más del 60% de los adultos infectados por VIH en África subsahariana son mujeres. La mutilación genital pone en riesgo la salud de miles de ellas en 30 países.
Por otra parte, el 70% del personal sociosanitario mundial es femenino. En el ámbito privado, los cuidados recaen sistemáticamente en ellas. Así que las mujeres cuidan más, pero reciben menos cuidados y toman menos decisiones sobre la sanidad.
La campaña de Médicos del Mundo muestra casos que ejemplifican cómo las dificultades sociales adicionales que enfrentan las mujeres perjudican su salud: salarios y pensiones más bajas que les impiden alimentarse correctamente o tomar los medicamentos que necesitan; violencias que dejan secuelas físicas y mentales; prácticas culturales dañinas, como los matrimonios forzados; falta de investigación y mala identificación de los síntomas de las enfermedades que afectan especialmente a las mujeres.
"Mi salud me ha impedido encontrar trabajo", dice María en la campaña. Tiene 53 años y vive en la calle desde hace tres. No tiene trabajo, ni ayudas sociales, ni apoyo familiar. Padece artrosis, lo que le impide trabajar y es superviviente de la violencia a la que la sometía su pareja. "A un hombre en la calle lo respetan más, no es el mismo trato. Nosotras sufrimos más. Tenemos dificultades añadidas", añade.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.