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“Es vital que Europa resista ahora en la lucha contra el cambio climático”

Laurence Tubiana, una de las arquitectas del Acuerdo de París, cree que 2040 es demasiado tarde para vetar las ventas de coches de combustión

Manuel Planelles
Laurence Tubiana este viernes en Madrid.
Laurence Tubiana este viernes en Madrid. DAVID FOLGUEIRAS

Laurence Tubiana (Oran, Argelia, 1951) asistió a Lionel Jospin en la gestación del Protocolo de Kioto de 1997. Y en 2015 fue una de las arquitectas del Acuerdo de París. Esta economista era la embajadora especial de Francia para el cambio climático en aquella cumbre de París. Ahora, acude a la cumbre que desde este domingo la ONU celebra en Katowice (Polonia), la llamada COP24, como directora de la Fundación Europea para el Clima. Tres años después de cerrarse el Acuerdo de París, Tubiana admite que le cuesta ser "optimista". 

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Pregunta. España busca el fin de las ventas de coches de gasolina y diésel en 2040. ¿Es acertado?

Respuesta. Me parece tarde. En Francia y Reino Unido es igual. India ha dicho que 2030, aunque no sé si lo van a poder hacer. 2040 es un plazo demasiado largo porque un coche tiene 15 años de vida. Pero, por ejemplo en Francia, la teoría es: si decimos que en 2040, en realidad la transformación se producirá antes. Está bien poner las fechas, pero hay que explicar cómo se va a llegar, porque si no la gente esperará hasta el último momento. Ahora se debe mirar a China, que va a una velocidad increíble.

P. ¿Corre Europa el riesgo de quedarse atrás?

R. Sí. Si no nos preparamos de manera muy activa perderemos la oportunidad. China se prepara para que en 2022 o 2023 los coches eléctricos sean tan baratos como los de combustión. ¿En Europa vamos a esperar hasta 2040? Así perdemos la batalla.

P. ¿Y por qué la industria del automóvil europea se resiste?

R. Es muy raro, porque todas las empresas automovilísticas europeas están invirtiendo en China, todas. Y están viendo la velocidad a la que va todo allí. Seguramente, quieren detener el movimiento en Europa para ganar tiempo y eso no es justo para los trabajadores y no está bien para la economía europea. Quizás para ellas, como compañías, sí, porque usarán los dos mercados, pero para el sector industrial europeo es una locura. Por eso los Gobiernos deben empujar más y hablar con las compañías. Si no, importaremos los coches de China y ¿dónde estará el empleo?

P. ¿Qué le parece la estrategia de la Comisión Europea que pretende acabar con los gases de efecto invernadero en 2050?

R. Muy bien. Yo estoy obsesionada con las estrategias a 2050, a largo plazo, porque es la única forma de señalar el tipo de transformación que se debe hacer y preparar a la gente. El plan de la Comisión es posible que sea un shock para algunos países... Pero ahora cada miembro de la UE tendrá que hacer sus estrategias a 2050 y todas deben ser consistentes con el Acuerdo de París. Debemos ir a una mayor implantación de renovables, al transporte limpio y a un mayor esfuerzo en eficiencia.

P. En el resto del mundo los gases de efecto invernadero crecen y EE UU se ha ausentado de la lucha contra el calentamiento. ¿Es difícil ser optimista?

R. Es difícil, pero no hay elección. En esta batalla siempre ha habido altos y bajos y ahora es un momento muy difícil. EE UU está a la contra, ahora hay que ver qué hacen los brasileños, los mexicanos no está claro… El conjunto no es positivo. Y China dice siempre que se mantiene en el Acuerdo de París pero sus emisiones siguen creciendo. Estamos en un momento muy adverso y por eso Europa es superimportante, por su mercado. Si la UE es muy seria en temas de políticas climáticas va a orientar al resto de mercados. Todavía somos el mercado más importante del mundo. Bolsonaro [Jair, presidente electo de Brasil] dijo que se iba del Acuerdo de París, pero luego rectificó por el miedo a las consecuencias comerciales. Todo el mundo vigila qué hace Europa y es vital que resista. Ahora la importancia política de Europa es mayor incluso que cuando se firmó el Acuerdo de París, cuando había un equilibrio porque también estaba en la lucha EE UU.

P. ¿Qué se puede esperar de la cumbre de Katowice?

R. Es importante políticamente. Técnicamente, creo que no es complicada. Se pueden resolver los problemas, no hay tantas diferencias entre lo que defienden unos y otros. En realidad, el Acuerdo de París te da el marco general y lo que hay que hacer ahora es desarrollarlo e interpretar algunos elementos. ¿Qué se busca? Transparencia para estar seguros de que los países van en serio y hacen las cosas. Esos aspectos técnicos se pueden resolver. Pero políticamente es importante porque hay que terminar el trabajo de desarrollo del Acuerdo de París y porque para 2020 debería haber contribuciones nacionales [planes de recortes de emisiones de cada país] revisados al alza. Y eso es, por el momento, muy difícil. Pero se puede dar una señal positiva en Katowice de presión para los próximos dos años.

P. ¿Le preocupa que la presidencia de la cumbre esté en manos de Polonia?

R. Claro, es un país que tiene muchos problemas de transición por su dependencia del carbón. Pero creo que el Gobierno polaco actual utiliza la cumbre para decirle su población que la transición es positiva y está avanzado. Insisten mucho en la electrificación del transporte, en transición justa y en las renovables. Katowice está en Silesia, una región minera y de térmicas, y esa región quiere escapar de eso. No soy pesimista con esto.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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