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Colas para comprar marihuana en Canadá, primer país del G-7 en legalizar su consumo

El Gobierno de Justin Trudeau cumple su promesa electoral de autorizar el uso recreativo del cannabis e indultará a los condenados por posesión

Colas en Montreal para comprar marihuana.Vídeo: GRAHAM HUGHES (AP) / REUTERS-QUALITY
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Los primeros compradores en Canadá

Canadá es desde este miércoles el segundo país del mundo, después de Uruguay, y el primero industrializado (miembro del G-7 y también del G-20) donde es legal el consumo recreativo de marihuana. Ian Power ha sido el primer canadiense en comprar legalmente marihuana recreativa en su país. Lo ha hecho en la provincia de Terranova y Labrador; la primera en la que, por el huso horario en el que se encuentra, ha entrado en vigor la norma que lo permite desde este miércoles 17 octubre. En las calles, largas filas de clientes esperaban la apertura de las tiendas donde desde este miércoles se puede comprar legalmente la marihuana.

“Estoy encantado. Me siento tan contento que no puedo dejar de sonreír”, ha declarado Power a CBC News. Power ha recibido la hierba de manos de Bruce Linton, consejero delegado de Canopy Growth, el mayor productor autorizado por el Gobierno canadiense. “¿Cuándo fue la última vez que alguien recibió una factura al comprar marihuana?”, bromeó Linton frente a las cámaras. Además, según los ministros de seguridad pública, justicia, sanidad y seguridad fronteriza quienes hayan sido condenados por posesión simple podrán solicitar el perdón sin gastos administrativos. Y es que estas personas tienen problemas para encontrar un empleo o alquilar un apartamento porque el delito aparecía en sus antecedentes.

La transacción se ha realizado en un establecimiento de Tweed, filial de Canopy Growth, que ha comenzado a operar una cadena de tiendas en algunas provincias del país norteamericano. Otras más han optado por una red de establecimientos gubernamentales o por la venta en línea. En Montreal, según informa la agencia de noticias AFP, un joven de 33 años llamado Mathieu ha hecho cola desde las 3 de la madrugada frente al establecimiento que vende marihuana en uno de los principales bulevares de la ciudad. "Esto es histórico y quería estar aquí", cuenta el joven, que añade que fuma desde que tiene 15 años y que lo hace de camino al trabajo. Como este joven, decenas de personas han esperado desde temprano y algunos, incluso, lo han hecho en sillas plegables.

Según una encuesta realizada por la firma Abacus Data y hecha pública este lunes, el 70% de los canadienses apoya la legalización. Después de todo, el consumo de hierba en el país no es menor y desde hace décadas se da en escenarios públicos y privados. La agencia pública de encuestas de Canadá publicó un informe a principios de este año donde se indica que 4,9 millones de personas consumieron al menos 20 gramos de cannabis en 2017. Y lo hicieron por 5.600 millones de dólares canadienses (unos 3.700 millones de euros). Solo un 10% correspondió a marihuana terapéutica, legal en Canadá desde 2001.

Un hombre fuma cannabis mientras espera en la cola de una tienda de marihuana en Montreal.
Un hombre fuma cannabis mientras espera en la cola de una tienda de marihuana en Montreal.Graham Hughes (AP)

La legalización de la marihuana recreativa inaugura una industria de considerables dividendos en este país norteamericano. Según estimaciones de CIBC, uno de los mayores bancos canadienses, el mercado legal generará unos 6.500 millones en el primer año. El 75% de los impuestos irá a las provincias y el 25% restante será para Ottawa. De acuerdo con el nuevo marco legal, cada gramo vendido tendrá un gravamen de un dólar o del 10% del precio de venta. Durante los meses previos a la legalización, el precio del gramo generó un gran debate. El año pasado, el promedio nacional en el mercado negro era de 7 dólares. Esta mañana, en una tienda gubernamental también en Montreal, las variedades de base se pueden adquirir por 5,25 dólares, aunque existen otros precios de acuerdo con las distintas calidades.

Diversos organismos plantean que la producción legal en el primer año oscilará entre las 210 y las 300 toneladas, es decir, entre 27% y 38% del total de la demanda, calculada por el Gobierno en 773 toneladas. Habrá una parte considerable que estará aún bajo control de los grupos criminales, pero irá descendiendo por un tema de precios y de un aumento de la producción controlada.

Una vendedora de la Sociedad Estatal de Cannabis Quebequense.
Una vendedora de la Sociedad Estatal de Cannabis Quebequense.CHRISTINNE MUSCHI (REUTERS)

Actualmente existen 188 productores autorizados en Canadá (tanto de cannabis médico como recreativo). Las cuatro grandes empresas del sector son Canopy Growth, Tilray, Aurora Cannabis y Aphria. Su valor en bolsa es de 45.000 millones de dólares canadienses (unos 30.000 millones de euros). “Su crecimiento ha sido espectacular. Los inversores especulan sin rodeos sobre el potencial crecimiento de estas compañías”, declaró en ondas Gérald Fillion, analista económico de Radio-Canadá.

Estas empresas se encargan del cultivo de la hierba y de su envío a las distintas tiendas. Algunos de estos establecimientos son también de su propiedad, dependiendo de la provincia. En el caso de las ventas en línea, la entrega de la marihuana está a cargo de Canada Post, el sistema público de correos y paquetería. La tienda en Montreal, una de las 12 a cargo de la Sociedad Quebequesa del Cannabis, ofrece diversos productos empaquetados (hierba seca, cigarrillos liados, aceites, atomizadores, píldoras). Cada paquete indica la variedad, el nombre de la firma productora y el porcentaje de THC (tetrahidrocannabinol) y CBD (cannabidol), además de información sobre los riesgos de su consumo como aparece en el tabaco.

“La legalización del cannabis no significa que sea una sustancia inocua. Debemos insistir en ello. Hay varios productos legales, como el azúcar y el alcohol, que sabemos que tienen consecuencias. Ahora bien, legalizar la marihuana es una medida positiva simplemente porque la prohibición ha sido peor”, comenta Jean-Sébastien Fallu, experto en el estudio de las adicciones en la Universidad de Montreal.

Los compradores del cannabis deben probar su edad en las tiendas y en la web. El Gobierno federal dejó en 18 la edad mínima para comprar y consumir, pero autorizó que las provincias decidan. Alberta y Quebec adoptaron la medida, en el resto son 19 años. Sin embargo, se ha realizado un anuncio de importancia: François Legault, nuevo primer ministro quebequés, declaró que presentará un proyecto de ley para elevar la autorización a los 21, como recomendó la Asociación Médica Canadiense debido al impacto en el desarrollo cerebral de los jóvenes. “Es una tontería. Los estudios no son contundentes. Hay que pensar también que si subimos la edad, vamos a condenar a estos jóvenes a vivir bajo el statu quo de la prohibición. Seguirán recurriendo al mercado negro con cannabis no controlado y expuestos a entrar en contacto con otras sustancias”, opina Fallu.

Otro aspecto que ha provocado debate, a raíz de la marihuana insertada en el mercado legal, es qué ocurrirá con los individuos que tuvieron un expediente criminal por posesión antes de la legalización. Unas 500.000 personas han vivido esta situación. El primer ministro Justin Trudeau había recibido diversas peticiones para declarar una amnistía general. La legalización de la marihuana se ha convertido en una realidad en suelo canadiense. Trudeau ha recordado en Twitter que la ha legalizado para que los “beneficios estén fuera del alcance de los delincuentes y haya más protección para los niños”.

La legalización del uso lúdico del cannabis fue una promesa electoral del actual primer ministro, Justin Trudeau, y aprobada por el parlamento canadiense el pasado 20 de junio. El mandatario tuiteó hoy: "Fuera los beneficios de las manos de los criminales. Protección para nuestros chavales. Hoy el cannabis se legaliza y regula en Canadá". La hierba será producida por compañías privadas bajo licencia gubernamental, la posesión no deberá exceder los 30 gramos y el 75% del dinero recabado en impuestos será para las provincias; el 25% restante irá a las arcas del gobierno canadiense.

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