El parásito de la esquistosomiasis salta el Mediterráneo
El Centro Europeo de Control de Enfermedades estudia un brote de tres años en Córcega
De las principales enfermedades transmitidas por animales a las personas, la esquistosomiasis es la tercera en incidencia en el mundo, detrás de la malaria y la helmintiasis: 120 millones de personas en el mundo la sufren, de las que 20 millones tienen afectaciones graves, y 200.000 mueren, según la web de referencia médica Medscape. Hace tres años que el parásito que causa la enfermedad se detectó en personas que se habían bañado en el río Cavu de Córcega, y el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) investiga el brote, que ya ha afectado a 11 individuos (seis franceses y cinco alemanes).
La esquitosomiasis la causa un parásito, el Schistosoma haematobium, que pasa en forma de larva de caracoles de río a las personas. Una vez llega a su huésped, el parásito se distribuye por la sangre, pone sus huevos, y estos causan una reacción inmune que afecta a los tejidos (piel, cerebro, ganglios, músculos e incluso ojos). Puede causar problemas gastrointestinales, fallo renal, hematuria, sepsis, cáncer de vejiga, parálisis y otros síntomas de infecciones cerebrales entre otras complicaciones. Además, tiene importantes complicaciones genitourinarias, que es como se ha descubierto.
No se sabe cómo ha llegado el parásito al río corso, aunque se cree que la orina de un inmigrante o viajante que lo portaba pudo llegar al agua.
Pero dos son los aspectos de esta enfermedad que ha alarmado a las autoridades sanitarias europeas, según se ha expuesto en la III Reunión Científica de la Red de Investigación de Enfermedades Tropicales (RICET) que se está celebrando en Madrid. Una, que el brote lleva ya tres años, lo que indica que el parásito, que es propio de zonas tropicales, ha sobrevivido al frío del invierno. La otra, que el parásito encontrado es especial, un híbrido con el Schistosoma bovis, un parásito que se hospeda en las cabras y nunca había afectado a los humanos.
Los afectados han estado mal diagnosticados porque no se sospechaba que fuera esa enfermedad
Santiago Mas-Comas, uno de los expertos a los que ha consultado la Organización Mundial de la Salud sobre este asunto, no duda en atribuir la pervivencia del parásito al cambio climático. "¿Cómo si no ha podido sobrevivir a las temperaturas bajas del invierno europeo?", se pregunta. Para este experto, presidente de la Federación Mundial de Medicina Tropical, lo grave de este caso es que "haya pasado tres años desapercibido, con los pacientes mal tratados". "El peligro no es la enfermedad en sí, porque la conocemos muy bien y hay un medicamento muy eficaz. Lo grave es lo que indica", apunta. "Hay caracoles susceptibles de infectarse en Italia, España, África y Portugal, que son países que reciben mucho emigrantes africanos. Pero ahora, si sabemos lo que puede suceder, podemos estar preparados y cortar los brotes", indica.
No es el primer caso de una enfermedad tropical que se ha asentado en Europa. Grecia tiene un brote autóctono de malaria, e Italia lo sufrió de Chikungunya, por ejemplo. Portugal ha tenido dengue, y en España casos de transmisón materno-filial del Chagas.
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