Las oposiciones a profesor incluirán pruebas de idiomas y tecnologías
Educación insiste en que habrá que graduarse en Magisterio para ser maestro Madrid proponía que fuera suficiente cualquier grado para dar clase
Al Ministerio de Educación le preocupa el nivel de formación del profesorado, en especial en la etapa de primaria. Por eso se ha propuesto endurecer las pruebas de acceso a la función pública y su intención es incluir en las oposiciones pruebas de idioma y de tecnologías. Esta y otras propuestas llegadas desde Cataluña y Madrid para prestigiar la figura del docente y atraer hacia estos estudios a los mejores abren de nuevo un debate que lleva décadas siendo la asignatura pendiente, a decir de los expertos, la formación de los maestros en España.
Esta última iniciativa del ministerio, apenas una pincelada para un asunto complejo, indica que salvo los profesores de idiomas, el resto de aspirantes a maestro y profesor deberán “realizar una prueba de idioma extranjero en la que se acredite un adecuado nivel de dominio de las destrezas orales y escritas en el idioma correspondiente”, señala el borrador del Ejecutivo, que se reunirá con los sindicatos el próximo martes. Además, deberán acreditar “una suficiente competencia digital, apropiada para la práctica docente”. El ratio de alumnos por ordenador en España mejora la media europea, pero no se les saca mucho uso en las aulas.
Carlos López Cortiñas, secretario general de FETE-UGT, considera que estas pruebas “solo lesionan a los trabajadores interinos que no tienen alguna de estas competencias”. Él, que reconoce que estas habilidades “mejoran el perfil laboral del docente”, opina que hay que “cambiar los planes deestudio de Magisterio para que los incluyan, al tiempo que se da una formación continua a los profesores en un plazo prudente”.
Nicolás Fernández, presidente del sindicato de docentes ANPE, sostiene que el porcentaje de interinos no debería de superar el 7% y en toda España se dobla con cifras que llegan al 25% en Madrid, Asturias o Murcia. "¿Y ahora, a mitad de partido, vamos a cambiarles las reglas de juego a los interinos?", se plantea Fernández. Apuesta porque estas destrezas puntúen entre los méritos, “como puntúa el doctorado” y se dé un plazo de reciclaje a los docentes. "Quizá tres años, lo que va a tardar en implantar la LOMCE”. Desea que la formación continua del profesorado no sea voluntaria sino reglada, "porque en el siglo XXI vivimos un constante cambio", pero sin perder la perspectiva de lo que es básico: "Aquí somos pendulares. Hace 30 años no se estudiaba ni gota de inglés, era francés, y ahora se pretende que todo el sistema pivote sobre esa lengua, cuando un niño tendrá que adquirir comprensión lectora, nociones de cálculo, aprender a escribir…". Recuerda, además, que muchos docentes estudian otra carrera o un máster a la vez que trabajan.
El ministerio, a diferencia de lo expresado el martes por el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, opina que es imprescindible hacer el grado de Magisterio para ejercer de maestro. González abría la mano a cualquier licenciatura y puso como ejemplo a los filólogos e historiadores como posibles aspirantes a entrar en las aulas. Le secundó su consejera de Educación, Lucía Figar, quien aseguró que el temario de las oposiciones para entrar en las aulas de primaria otorgaría a estos licenciados suficiente formación para enseñar a los niños. Algo que dudan muchos expertos, pues la carga pedagógica que tiene la carrera de maestro nada tiene que ver con cualquier licenciatura.
En ese punto se ha medido habitualmente la vocación de los docentes, otro asunto clave. Muchos profesores de secundaria son licenciados sin vocación para dar clases, simplemente llegaron como una salida a su carrera, cerradas otras puertas. Así lo han venido detectando durante años los profesores que impartían los cursos de aptitud pedagógica (CAP) a estos licenciados, obligatorios para poder entrar a las aulas. Este asunto de la formación docente, previsiblemente se abordará esta tarde en la reunión que mantendrá el ministro José Ignacio Wert con los consejeros de Educación de todas las comunidades.
“No necesitamos que a un niño de ocho años le imparta una lección magistral un catedrático, sino alguien con conocimientos de pedagogía, didáctica y psicología”, asegura López Cortiñas, quien tampoco suscribe las palabras de González y teme que la “obsesión de los resultados del informe PISA” lleve a tomar decisiones precipitadas. El concurso de ingreso en la carrera docente es para el sindicalista “fundamental”, pero no entiende por qué el ministerio ha desgajado esta parte del Estatuto Docente del resto, que aborda la promoción de los profesorado y las prejubilaciones, “dos puntos que cuestan dinero”.
La propuesta del ministerio incluye también otorgar mayor peso en la oposición a la nota del examen, en lugar de primar la experiencia docente y los méritos, una ecuación complicada que no gusta a los interinos, quienes pueden sacar ventaja a esto último, dado que la Administración ha contado con ellos durante años para atender a los niños en clase.
Madrid cambiará los requisitos para entrar a estudiar Magisterio. Se exigirá en 2015 tener un 5 en el examen de Lengua de Selectividad o un 9 sobre 14 de nota media. Todas las universidades madrileñas, menos la Complutense, han acordado realizar una prueba de acceso específica por determinar a partir de 2015. Cataluña aprobó en enero medidas similares. El curso próximo los aspirantes a maestro deberán obtener al menos un cuatro en el examen de lengua catalana y castellana en Selectividad. En 2015, incluirán también una prueba de acceso específica.
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