El observatorio astronómico de Almería se ahoga por los recortes
El director de Calar Alto ha dimitido por considerar inviable el presupuesto
El observatorio astronómico de Calar Alto, en Almería, se ahoga tras cuatro décadas de fructífero trabajo científico. Su director actual, José María Quintana, ha presentado la dimisión al no ser aceptado su presupuesto mínimo para mantenerlo en plena operación, con todos sus telescopios activos; la financiación anual aprobada por sus dos socios (el CSIC por parte española, y la Sociedad Max Planck , por parte alemana) se reduce a 1,6 millones al año, frente a los 2,2 millones presupuestados para el año pasado (3,7 millones en 2012 y algo más de cuatro en 2010); los científicos del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) han alertado acerca de la “situación crítica” del observatorio y la Sociedad Española de Astronomía (SEA) advierte que los problemas de financiación “ponen en peligro su continuidad a corto y medio plazo”.
“Con 1,6 millones al año es imposible mantener los telescopios operativos y quedan seriamente afectados precisamente los nuevos instrumentos de observación, las nuevas cámaras que se están acabando o que están en desarrollo”, explica Quintana. “Mi propuesta mínima era de 2,8 millones al año para tener una actividad equilibrada; con los 1,6 millones hay que despedir a mucha gente del observatorio, científicos y técnicos muy cualificados, y yo no estoy aquí para eso”. Quintana presentó la dimisión en cuando conoció el presupuesto aprobado y se hará efectiva a finales de este mes. “España no puede dejar de lado Calar alto, es el mejor observatorio de Europa para determinadas investigaciones de astronomía y con un equipamiento homogéneo”, añade.
La financiación tan corta, además de la reducción de plantilla, “va a suponer un serio revés para muchos proyectos de investigación en marcha (financiados con dinero público) dependientes de los telescopios de Calar Alto)”, señala la Sociedad Española de Astronomía (SEA) en un comunicado que expresa “nuestra más honda preocupación por el futuro de este importante observatorio para la astronomía española”. Y el director del IAA, José Manuel Vílchez, recalca: “Con 1,6 millones de presupuesto anual se pone en riesgo la operación eficiente del observatorio y puede tener una consecuencia nefasta para el grupo de astronomía y tecnología que tanto tiempo e inversión ha necesitado para su formación.
Cámaras para investigar el cielo
La instrumentación de los telescopios de Calar Alto es uno de los argumentos de peso que ponen sobre la mesa los astrónomos en defensa de la continuidad del observatorio de Almería, ya que están a punto de entrar en funcionamiento dos nuevos instrumentos y otros dos avanzados están en desarrollo (Carmenes y Panic), “que tendrían prácticamente que ser suspendidos si dejase de operar el observatorio”, ha advertido la Sociedad Española de Astronomía (SEA).
El personal del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) recalcaba esta semana en un comunicado que “está en peligro la rentabilidad de los más de nueve millones de euros invertidos en instrumentos de última generación”. En cuanto a la importancia del observatorio, apuntaba que su rendimiento científico “es excepcional”, con “excelentes informes de evaluación externa” y con una importante cantidad de solicitudes de observación que se evalúan “de las que se rechazan más del 50%”.
Carmenes estará en operación científica el uno de enero de 2016, explica José Manuel Vílchez, director del IAA, y “es un instrumento de primera línea óptimo para buscar exotierras (planetas extrasolares como el nuestro) alrededor de estrellas frías; y cuenta con el apoyo total tanto del Instituto Max Planck de Astronomía como de universidades alemanas, además del apoyo de los centros españoles del consorcio liderados por el IAA-CSIC”. “Tenemos que evitar que un instrumento tan importante como este pueda llegar a tener problemas porque no se apoya la operación eficiente del observatorio”, añade. Además, recalca Vílchez, “Carmenes es único para la comunidad científica española e internacional, pero aqui, además, tenemos la ventaja de que estará disponible para muchos grupos nuestros”.
Calar Alto (Observatorio Hispano-Alemán de Calar alto, CAHA), con cuatro telescopios (1,2 ; 2,2 y 3,5 metros y una cámara Schmidt) más una batería de cámaras y detectores en funcionamiento que se operan por control remoto, está financiado por Alemania y España al 50%, aunque la segunda aporta en especie una parte de su contribución. Ya el año pasado estalló la tormenta sobre su futuro cuando se discutió la renovación del convenio entre los dos países con un presupuesto manifiestamente a la baja por ambas partes. “El CSIC nunca ha contemplado el cierre de CAHA. Los ajustes presupuestarios vienen condicionados por MPG, que abandonará Calar Alto en 2018, según se estableció por acuerdo en 2010 entre MPG y CSIC, donde ya se estipulaba la reducción del gasto que tenía que realizarse y que ahora se lleva a cabo. El CSIC siempre ha querido salvar CAHA, pero el gastos debe ser sostenible”, ha declarado ahora a EL PAÍS una portavoz de la institución española.
“La cuestión es qué se puede hacer con cuánto dinero”, comentó entonces Hans-Walter Rix, director ejecutivo del Instituto Max Planck de Astronomía (MPIA), puntualizando que “Calar Alto es una prioridad para el MPIA, aunque no es la mayor prioridad”. Y en España no había recursos de I+D para hacerse cargo enteramente del observatorio, recuerda Quintana. Finalmente, en mayo de 2013, los dos países firmaron un acuerdo (hasta 2018) que dejaba las perspectivas maltrechas: 1,6 millones de presupuesto anual (57% menos de la cantidad con la que venía contando) y cubriendo exclusivamente las operaciones del telescopio mayor, el de 3,5 metros.
Quintana, astrónomo, profesor de investigación del CSIC ya retirado, aceptó entonces el cargo de director, tras la dimisión del anterior, advirtiendo que buscaría alternativas a esos límites, con los que no está en absoluto de acuerdo. Ahora, al concretarse aquel presupuesto que a su juicio es claramente insuficiente, ha cumplido lo dicho y se va. “Se trata de que Calar Alto sea un observatorio homogéneo con distintos telescopios de la misma familia e instrumentos intercambiables”, apunta Quintana, rechazando tajantemente que se limite la actividad científica al telescopio de 3,5 metros.
“Calar Alto está muy arriba en cuanto a resultados científicos, con un centenar de artículos en revistas internacionales de impacto al año y científicos usuarios de todo el mundo”, señala Quintana. Él contaba con poder remontar esos 1,6 millones anuales (600.000 euros España y un millón Alemania) marcados el año pasado, a unos 2,8 millones anuales, (hasta 2018), con su plan integral de viabilidad económica y científica, pero no se ha hecho realidad. El único añadido son 600.000 de remanentes que tiene y necesita el observatorio para funcionar. En 2003, pese a que el presupuesto estaba limitado a 2,2 millones, el gasto real superó los tres. “El comité de finanzas del CAHA aceptó mi propuesta, pero el comité ejecutivo, en enero, la rechazó”, explica el director dimitido.
El CSIC destaca en su Plan de Actuación 2014-2017 que “la importancia y repercusión científica y social de sus grandes instalaciones es respaldada y reconocida la UE”, incluido el CAHA. La SEA, además, recuerda que, en dicho plan se marca como objetivo “mantener la participación en los grandes experimentos e instalaciones internacionales en Física y en ciencias del espacio” y, como reto, “desarrollar instrumentos avanzada”, mientras que ahora “se está poniendo en grave peligro la continuidad del observatorio”.
Sobre el apretado presupuesto aprobado, la portavoz del CSIC explica que,“desde el principio se establecieron dos prioridades: aumentar los ingresos y reducir los gastos. Por ese motivo, se ha planteado la externalización de dos servicios: limpieza y cocina, lo que supone prescindir en un primer momento de ocho personas: tres cocineros y cinco personas del servicio de limpieza, a las que se les ha ofrecido participar en el proceso de externalización, además de una persona de administración a petición propia. Esta externalización supondrá un ahorro de 400.000 euros”, ha pormenorizado la portavoz del CSIC.
Pero el director del IAA considera que, por el presupuesto, la situación es crítica: “Ya han dimitido dos directores, ambos con propuestas presupuestarias moderadamente superiores a lo que se ha impuesto”. Para Vílchez, el problema económico de Calar Alto es, en realidad, “de muy poco dinero”, ya que, sumando este año los 600.000 euros de remanentes a los 1,6 millones aprobados, faltarían otros 600.000 para llegar a la cantidad propuesta por Quintana. ¿Y de cara a los tres años siguientes, también con 1,6 millones? “Estamos buscando nuevos socios y la verdad es que esta crisis es muy mala para la imagen de Calar Alto y esos posibles acuerdos, incluso alguno de esos posibles socios me ha preguntado si se va a cerrar”, lamenta.
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