Las víctimas de hace 1.500 años ayudan a esclarecer la evolución de la peste
Un equipo de científicos secuencia el ADN de la bacteria que causó la pandemia en época del emperador Justiniano
Gracias a los dientes de dos víctimas de la peste bubónica de hace 1.500 años, un equipo internacional de investigadores ha secuenciado el genoma completo de la bacteria que se extendió por Europa desde Egipto durante el reinado del emperador bizantino Justiniano, en el año 541 D.C. El estudio fue publicado el pasado lunes en la revista The Lancet.
Los investigadores concluyen en el estudio que esta cepa de la bacteria Yersinia pestis no fue una antecesora directa de otras cepas de siglos posteriores. Fueron "apariciones independientes" transmitidas de roedores a humanos, explican los científicos en su informe.
La peste bubónica ha protagonizado tres grandes pandemias en la historia moderna: la de Justiniano en el siglo VI, la conocida como Peste Negra que sacudió Europa en la Edad Media, y la de finales del siglo XIX, que se extendió desde China hacia Europa. El genoma de estas dos últimas cepas históricas de peste ya estaba secuenciado, explica Jordi Barbé, catedrático de Microbiología de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Los científicos extrajeron ADN de los dientes pertenecientes a dos cadáveres del siglo VI y enterrados en un cementerio de Baviera (Alemania). La epidemia llegó a esta zona entre los años 541 y 543, según la agencia de noticias científicas Sinc. En los dientes había material humano y bacteriano. Utilizando las secuencias de las otras cepas, los científicos basados en la universidad MacMaster (Canadá) reconstruyeron el ADN de esta estirpe específica de la bacteria Yersinia pestis, tras aislar pequeños fragmentos.
La bacteria evolucionó –es decir, mutó o captó material genético de otras especies– mientras residía en las ratas, que son el vehículo (o reservorio, en lenguaje técnico) de la enfermedad y no se ven afectadas, y posteriormente pasó a los humanos a través de las pulgas, explica Barbé. Eso quiere decir que la epidemia de la Edad Media, ocurrida 800 años después y responsable de la muerte del 60% de la población europea, no evolucionó directamente de la cepa bizantina. Lo que no se explica es por qué esta cepa, tan adaptada a sus huéspedes humanos, desapareció, porque las de los siguientes brotes no derivan de ella.
"Es difícil establecer cuándo apareció la bacteria", cuenta Barbé. No existen registros arqueológicos anteriores a los de la pandemia bizantina, por lo que los científicos carecen de pistas para buscar cementerios de determinadas épocas para hallar los restos de personas infectadas. Además, "por genealogía", es difícil determinar en qué momento la bacteria adoptó toda la información genética necesaria para producir la patología conocida. El trabajo de los científicos de MacMaster ha secuenciado la versión más antigua conocida de Yersinia pestis.
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