Todo empieza con buenos docentes
El Nobel en 1996 asegura que "la educación pública de calidad es el camino hacia un mundo mejor"
En 1901 empezaron a concederse los premios Nobel. Desde entonces se han utilizado para promover la paz mundial, destacar avances, reconocer descubrimientos y celebrar la imaginación y la creatividad en todo el mundo. Los premios Nobel rinden homenaje a individuos y grupos que han contribuido al progreso de la Humanidad.
Si examinamos las biografías de galardonados y galardonadas, descubrimos que la mayoría se vieron inspirados por un profesor o una profesora excepcional durante sus años de colegio y universidad.
Un buen profesor o profesora estimula la curiosidad y la imaginación, abriendo áreas de entendimiento profundo que trascienden lo cotidiano. La disciplina de la investigación y el trabajo intelectual proporcionan una base sólida, que mejora la vida. Sé que mis logros personales, y en cierta medida mi premio Nobel, se deben a esa educación de calidad impartida por profesores y profesoras de una escuela pública y por la Universidad estatal de Queensland, en Australia.
Como investigador, he tenido el honor de hacer que mentes jóvenes participen del placer de la ciencia. La idea de que jóvenes que han trabajado conmigo puedan hacer un descubrimiento importante es gratificante. Nadie empieza su labor con el objetivo de ganar un premio Nobel, esto puede suceder, es todo. Pero la verdadera recompensa es conseguir de alguna manera mejorar el conocimiento y la realidad humana.
Por todo ello, necesitamos que nuestros Gobiernos centren sus políticas en la fuerza y el potencial de las mentes jóvenes que nos rodean. El verdadero capital de cualquier país son sus ciudadanos y ciudadanas, especialmente su juventud.
Durante la última década, Gobiernos de todo el mundo están introduciendo recortes y disminuyendo la inversión educativa. Esto ha llevado a la escasez docente y a privar a niños y niñas de la oportunidad que se merecen. Craso error.
La respuesta para un futuro próspero y sostenible radica en una inversión mayor y más estratégica en la educación, en todos los niveles. Cada estudiante necesita que se le brinde la oportunidad de alcanzar su máximo potencial. Necesitamos docentes bien formados, escuelas con los recursos necesarios y la convicción de que la educación pública de calidad es el camino hacia un mundo mejor.
Por lo tanto, hay algo más que celebrar; algo que ganadores y ganadoras de premios Nobel tienen en común y de lo que, por desgracia, carecen muchos millones de niños y niñas en todo el mundo: la capacidad de aprender de docentes de alta calidad, disponer de los instrumentos y los recursos necesarios y contar con un entorno propicio para el aprendizaje.
En estos días celebramos la entrega de los premios Nobel. Hagámoslo apoyando y defendiendo una escuela pública de calidad para cada niño y niña.
Nada es más importante para un futuro sostenible y en paz.
Peter C. Doherty es investigador del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Universidad de Melbourne. Ganó el premio Nobel de Medicina en 1996
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