“Cuando viajamos, somos mejores personas”
Rifai acaba de ser reelegido secretario de la Organización Mundial del Turismo
Este encuentro se realizó no con una cita, sino con dos; en África y en Europa. Se planeó con una merienda y un desayuno, que no existieron: acabó siendo un café y un té solo. Todo por el frenético ritmo de vida del entrevistado, quien no para quieto. Un ejemplo: entre uno y otro, en el plazo de tres semanas, se trasladó por varios destinos en España, Japón, Maldivas, Ucrania, Italia, EE UU... “Pero mis viajes no son tal, no son divertidos, voy de aeropuerto en aeropuerto...”, se duele Taleb Rifai (Jordania, 1949), un hombre menudo, acogedor, de voz suave, descendiente del primer embajador jordano en España, arquitecto de formación y con manía por ordenarlo todo. Acaba de ser reelegido secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT o UNWTO, en sus siglas en inglés), perteneciente a Naciones Unidas.
Nuestro primer encuentro fue en el Hotel Royal Livingstone, en Zambia, lugar de categoría “paradisiaco”, situado junto a las cataratas Victoria, donde se celebró en agosto la vigésima Asamblea de la UNWTO. El programa allí era prieto y los delegados y periodistas asistentes superaban el millar, así que cualquier propósito de charla se esfumaba de inmediato ante ministros universales en acoso y derribo.
Sede de la OMT. Madrid
- Un café.
- Dos tés.
- Agua mineral.
Cortesía de la OMT
En el café común confesó estar muy satisfecho: “Es enorme el protagonismo que está adquiriendo el turismo. Mi objetivo es facilitarlo, ponerlo en primera línea de la agenda política, que no sea considerado solo un tema de ocio sino que sea visto como lo que es: economía, trabajo, desarrollo sostenible”. Mucho diálogo, mucha reunión, mucho encaje de bolillos tiene en su agenda: “Ese es el desafío siempre de Naciones Unidas: es una organización que existe por deseo de sus miembros y a estos les decimos lo que hacer o no; hay que buscar consensos y mantenerlos dentro y juntos”. Diplomacia. Un reto a considerar hoy que se celebra el Día Mundial de la ONU.
La asamblea de la OMT en sí fue una apuesta no sin riesgos, pues se celebraba por vez primera en el África austral organizada por dos países al unísono, uno de ellos, Zimbabue (con Mugabe y su parafernalia). ¿Qué tiene él de especial para atraer tanta simpatía y haber sido reelegido? Se ríe (“Que respondan otros”), mientras sirve el té en su despacho. Este, con mucho souvenir internacional, sillones de piel y ventanales sobre la calle Capitán Haya (Madrid), se encuentra en el edificio de la OMT, única agencia de Naciones Unidas con sede en España.
Y no extraña la alegría de Rifai: ¡1.000 millones de personas se movieron por el mundo en 2012! Un récord. Y grandes perspectivas dibujadas en palabras plenas de significado: visas, conectividad, tasas, nuevos destinos... ¿Pero no pretenderá tener a los 7.000 millones de habitantes del planeta convertidos en turistas sin parar por el mundo? Sería insostenible, le decimos. “Hay malos y buenos ejemplos de desarrollo turístico. Estos últimos crecen más. El límite debe estar en la práctica, no en la actividad en sí”. Y recalca aquello no tan obvio: “Viajar permite el conocimiento y el contacto con otros, facilita la paz. Cuando viajamos somos mejores personas”. Siendo, como es, viajero global, teniendo como tiene a sus cinco hijos repartidos por el mundo, ¿qué hará cuando se retire? Su mejor destino es su casa, dice. “Estaré encantado de sentarme allí entre mis recuerdos”. ¿Dónde exactamente? No lo piensa un segundo: “En mi tierra, Jordania”.
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