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La Eurocámara aumenta a 3.500 millones el fondo contra la pobreza

Se trata de una herramienta bastante modesta para asistir a los 40 millones de europeos que se estima sufren necesidades básicas

Lucía Abellán

El Parlamento Europeo ha alzado la voz por los más necesitados de Europa. La Eurocámara ha aprobado hoy aumentar hasta 3.500 millones la dotación del nuevo fondo de ayuda a la pobreza, que proveerá alimentos y bienes básicos en el periodo 2014-2020. Se trata de una herramienta bastante modesta para asistir a los 40 millones de europeos que se estima sufren necesidades básicas. Los eurodiputados han validado también que esa cantidad, incrementada respecto a los 2.500 millones que proponía la Comisión Europea, solo pueda destinarse a ayudar a los más pobres, una cuestión en la que los representantes del norte y del sur de Europa se han mostrado divididos.

Entre todos los debates parlamentarios sobre estabilidad financiera, protección de datos y acuerdos comerciales, los diputados han sacado adelante este proyecto, por 513 votos a favor, frente a 149 en contra y 27 abstenciones. Este fondo sustituirá al que desde 1987 se nutría principalmente de excedentes agrícolas de la UE y que operaba principalmente con bancos de alimentos y otras organizaciones sociales. La reducción de esos excedentes en los últimos años –principalmente por las reformas de las políticas agrarias y el retroceso económico- hacía necesaria una alternativa para seguir atendiendo a partir de 2014 a las personas desfavorecidas.

La votación de este fondo revela las diferencias entre el norte y el sur de Europa

Pese a todo, la aprobación de este fondo ha dejado clara una vez más la creciente polarización entre la Europa del norte y la del sur. Los diputados han aprobado, con un buen número de votos en contra, asignar a ese dinero un fin exclusivo: el programa de necesidades básicas. Los europarlamentarios de algunos países del norte, como Alemania y Holanda, pretendían dejar el uso en manos de los Estados argumentando que sus países ya tienen en marcha programas nacionales contra la pobreza y que, por tanto, podían preferir asignar esas partidas –en realidad, una parte de los fondos estructurales que reciben todos los países- a otras necesidades del país.

“Se está produciendo una quiebra entre el norte y el sur de Europa. Este fondo es muy simbólico; se trata de ver si Europa es una comunidad de valores o solo de defensa del derecho bancario, de la libre competencia…”, expone Alejandro Cercas, diputado socialista en la Eurocámara. En general, los socialistas y la izquierda minoritaria han votado a favor del uso finalista de ese fondo, pero también algunos diputados del Partido Popular Europeo, como los españoles.

El comisario de Asuntos Sociales, László Andor, celebra que los eurodiputados hayan elevado la cuantía del fondo y los insta a iniciar cuanto antes la discusión en con el Consejo Europeo para que el fondo pueda ponerse en marcha en enero de 2014. En el debate que celebró la Eurocámara el martes sobre este asunto, Andor añadió que, pese a la importancia del fondo, “la comida no es la única forma de proteger a los más desfavorecidos. Lo más importante es asegurar que hay políticas económicas que restauren el crecimiento”.

“Lo más importante es asegurar que hay políticas económicas de crecimiento” László Andor, comisario de Asuntos Sociales

La negociación con los Estados no se avecina fácil. Aunque oficialmente aún no ha empezado, sí que ha habido contactos preliminares que sugieren una minoría de bloqueo formada por Alemania, Holanda, Reino Unido y Suecia, contraria a aplicar el fondo tal como ha salido del Parlamento. No obstante, lo más probable es que intenten llegar a alguna solución, pues lo contrario sería exponerse a quedar retratados como los países que se opusieron a la creación de un fondo para los más desfavorecidos en tiempos de recesión económica.

Pese a todo, este instrumento supone una ayuda muy limitada para paliar el hambre. Se estima que puede atender directamente a dos millones de personas, aunque también funciona como palanca para atraer otras donaciones. En la propuesta de la Comisión, el fondo aportaría el 85% del capital y el 15% restante tendría que ser abonado por los Estados.

Pese a todo, este instrumento supone una ayuda muy limitada para paliar el hambre

De los 116 millones de personas que están en riesgo de pobreza o exclusión social en la Unión Europea, alrededor de 40 millones sufren ya algún tipo de privación. De entre ellos, los más desfavorecidos son los sin techo, más de cuatro millones en los países comunitarios, según datos de la Comisión Europea referidos a 2010. Los niños padecen especialmente esta situación, con 25,4 millones en riesgo de pobreza.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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