El CSIC, sin fondos para concluir una investigación contra el alzhéimer
Es necesaria una última fase para comprobar la eficacia del fármaco Un proyecto de la Obra Social La Caixa analiza los retos del envejecimiento
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) está a punto de dar un paso en la medicación contra el alzhéimer pero después de 11 años de avances hacia este fármaco, se ha quedado sin financiación. La investigadora Ana Martínez Gil, una de las responsables del proyecto, ha afirmado que la cantidad necesaria "dependerá de la empresa farmacéutica" que se encargue de acabar el proyecto, después de que Noscira (del Grupo Zeltia) entrase en fase de liquidación en diciembre de 2012. Martínez ha explicado esta situación en la presentación de un proyecto conjunto del CSIC y Obra Social La Caixa que incluye cinco investigaciones sobre el futuro del envejecimiento. Su investigación no forma parte de este proyecto.
Para poder comercializar Tideglusib, nombre acuñado al fármaco por la OMS, es necesaria una última fase de pruebas en más de 1.500 pacientes para demostrar su eficacia que duraría unos tres años. El CSIC está negociando financiación para ello. Hasta ahora, ha sido testado en unos 250 pacientes de seis países europeos enfermos moderados de alzhéimer y ha demostrado una pequeña mejora en la memoria de estos pacientes, aunque los resultados son aún demasiado modestos para poder extrapolarlos. "El alzhéimer es una de las patologías cuyo factor de riesgo es cumplir años. Es una enfermedad neurodegenerativa típica de personas mayores que crece exponencialmente con la edad y no tiene tratamiento", ha aclarado Martínez.
Belén Sopesen, directora general de Noscira, replica que la investigación pertenece solo a la empresa y que el CSIC debería comprar la patente de la molécula para acabar de desarrollar el fármaco –uno de los activos en venta durante la liquidación las empresas que puede adquirir cualquier sociedad interesada−. "Paramos la investigación porque en la fase 2 se habían obtenido resultados negativos y pasar a una tercera habría sido arriesgado", explica. La investigación empezó en 2002 en el CSIC, pero pasó a los laboratorios de Noscira unos años después, cuando la compañía se hizo con una familia de patentes de las moléculas a partir de las que se desarrolló Tidglusib.
Los retos del envejecimiento
El envejecimiento de la población supone "un éxito de nuestra sociedad y una oportunidad para plantear nuevas estrategias que contribuyan a mejorar el bienestar de las personas mayores y su participación e integración plena en la sociedad", ha expresado Josep Ollé, director del Área Social de Obra Social La Caixa. En este sentido, en palabras de Martínez, "el alzhéimer tiene un coste social y emocional altísimo, porque no solo provoca el desgaste cerebral del paciente, sino también de su familia".
Todos los proyectos tienen como objetivo mejorar el nivel de vida de las personas mayores y fomentar su participación ciudadana. El proyecto dirigido por el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan Subirats, por ejemplo, se centra en mejorar el acceso de los ancianos a las tecnologías de la información y la comunicación para que se sientan "más integrados" a la sociedad. Subirats, que ha citado a los yayoflautas, activistas jubilados simpatizantes con el 15-M que se organizan a través de las redes sociales, ha señalado la importancia de dejar de tratar a los ancianos como sujetos pasivos o "como a niños" y cederles el poder de decidir sobre cómo quieren envejecer, por ejemplo, en casos de enfermedad. "Con la crisis ya hay más reconocimiento hacia las personas mayores por su capacidad económica. Ya no les cuidan, sino que cuidan, por ejemplo a sus nietos", ha añadido.
La investigación del ámbito de la ingeniería biomédica, dirigida por Roberto Hornero, de la Universidad de Valladolid, estudia sistemas que traducen las intenciones de un usuario en comandos de control, llamados BCI (Brain Computer Interface). Sus aplicaciones van desde el entrenamiento de la atención y la memoria hasta el control de dispositivos domóticos, que permitiría encender o apagar el televisor, la calefacción o la luz mediante electrodos que captan la actividad cerebral y la transmiten a un ordenador. Este proyecto, que aún está en fase de desarrollo, tendría también aplicaciones para discapacitados y dependientes o videojuegos.
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